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Merkel busca el "sí" del Bundestag para un tercer rescate griego pese al fuego amigo
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prometió que no habría más ayudas

Merkel busca el "sí" del Bundestag para un tercer rescate griego pese al fuego amigo

La canciller defiende un tercer rescate para Grecia. Logrará el respaldo del legislativo sin grandes contratiempos, pero tendrá que soportar que sus detractores despunten de entre su propia bancada

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel (dcha), y su ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. (EFE)
La canciller alemana, Angela Merkel (dcha), y su ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. (EFE)

Dos líderes y un destino. La canciller alemana, Angela Merkel, va a enfrentarse hoy mismo a una tesitura similar a la que le tocó lidiar este miércoles al primer ministro griego, Alexis Tsipras. Tiene que pedirle al pleno del Bundestag permiso para abrir negociaciones con Atenas con el objetivo de llegar a un nuevo acuerdo para un tercer rescate del país heleno. Y la papeleta no es fácil. El respaldo mayoritario es seguro, pero la canciller tendrá que soportar que la oposición más amarga a sus tesis provenga de su propia bancada.

Parte del grupo parlamentario conservador en Alemania está en armas. Tras años de promesas por parte del Ejecutivo de Merkel de que no habría un tercer rescate para Grecia, el paquete de ayudas está ya sobre la mesa. Listo para el debate. Varios diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y de su hermana bávara, la Unión Socialcristiana (CSU), han demostrado abiertamente su contrariedad y anunciado su intención de votar "no" a más ayudas a Atenas. Algunas estimaciones hablan de hasta un centenar de parlamentarios rebeldes en las filas de Merkel, cuyo grupo en el Bundestag tiene 311 diputados.

Claro reflejo de esta tensa situación dentro del grupo parlamentario conservador fue la reunión que celebró ayer por la tarde a puerta cerrada la canciller con los diputados de sus filas. Si estos encuentros suelen ser breves y poco controvertidos, apenas para perfilar líneas generales en los debates parlamentarios, este, en la víspera de la votación sobre Grecia, se prolongó durante varias horas. Según varias personas presentes en la sesión, Merkel se esforzó por convencer al máximo número de diputados y de calmar a los más exaltados.Estoy convencida, les dijo a los presentes, de que este es el camino correcto para rescatar a Atenas de la quiebra. Nunca antes Grecia ha aceptado un programa de recortes y reformas tan duro como el actual, añadió.

El ala más conservadora y ortodoxa de la CDU lleva años aplaudiendo al Ejecutivo de Merkel cuando predica austeridad y respeto a las normas

El ala más conservadora y ortodoxa de la CDU lleva años aplaudiendo al Ejecutivo de Merkel cuando predica austeridad, reformas estructurales y respeto a las normas. Y criticando sin descanso todo movimiento de la canciller que han considerado una cesión.Son los mismos que dudaron ya del segundo rescate y que cargaron contra la quita de los bonos soberanos helenos en manos del sector privado. Los mismos que llevaron ante el Tribunal Constitucional el fondo de rescate y el programa de compra de deuda pública lanzado por el Banco Central Europeo (BCE).Su máximo temor es que la Unión Europea degenere en lo que ellos denominan una "Transferunion", una comunidad en la que de manera crónica los países del sur dependan financieramente de las economías del norte.

"El acuerdo eleva aún más el riesgo por garantías de los contribuyentes europeos. Es un nuevo hito en el camino hacia la unión de garantías y de transferencias", aseguró el diputado de la CDU Wolfgang Bosbach, un veterano referente en las filas conservadoras, que aseguró que votará en contra. "Espero que encima no nos digan que sólo son créditos que Grecia va a devolver", agregó.

Schäuble y la exasperación conservadora

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, es el rostro más visible de esta exasperación de los conservadores alemanes con Grecia. Fiel aliado de Merkel durante años y mano derecha de la canciller en la promoción en Europa de la austeridad, los últimos meses de negociaciones con el gobierno de Tsipras –y en especial con el polémico exministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis– le han llevado a romper la baraja.

En los últimos días su hartazgo le ha situado en el ojo del huracán. Su propuesta para sacar temporalmente a Atenas de la Eurozona convulsionó la negociación del pasado fin de semana, marcó un hito frente a la teoría de la integración creciente y abrió una herida de difícil cura tanto en Europa como en el Ejecutivo alemán, alentando a los más escépticos con el acuerdo en Berlín.

Ayer mismo, lejos de retractarse o callarse, volvía a la carga. Sin afirmar explícitamente que no apoya un tercer rescate, el titular de Finanzas alemán aseguró que muchos economistas no creen que Grecia pueda estabilizar su situación financiera sin una sonora quita y que, como esto es "incompatible con la pertenencia a la unión monetaria", "tal vez el mejor camino" para Grecia sea abandonar el euro. Sus argumentos, fundados pero meramente económicos, topan con el enfoque más político adoptado por Merkel y suponen un desafío sin precedentes.

Su posición, de enfrentamiento abierto, ha abierto varios interrogantes. El primero, la dirección de su voto hoy. Sería la primera vez que un ministro se posiciona en contra de su canciller en una cuestión capital. Una cuestión cualitativa, no cuantitativa, de consecuencias inasibles en este momento. "Espero que todos los miembros del gobierno apoyen la propuesta. No puede haber excepciones", afirmó hoy el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Thomas Oppermann. La segunda duda, menos fundada, es la posibilidad de que Schäuble, de 72 años, opte por dimitir.

Apoyo mayoritario

Merkel, sin embargo, va a obtener un rotundo respaldo en el Bundestag. Al "sí" de más de 200 parlamentarios conservadores se va a sumar la inmensa mayoría de los 193 diputados del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), el socio minoritario de gobierno de la actual gran coalición.Oppermann aseguró en este sentido que "en lo esencial" los socialdemócratas están "absolutamente de acuerdo".Además, se espera que los 63 miembros de Los Verdes en el parlamento alemán den luz verde también al inicio de las negociaciones.

Paradójicamente, La Izquierda, partido hermano de Syriza, la alianza que lidera Tsipras, votará mayoritariamente en contra de un tercer rescate (aunque algunos de sus diputados han avanzado que se abstendrán). "El nuevo paquete de ayuda sólo sirve para pagar viejas deudas con nuevas deudas y para apoyar a los bancos griegos. El hundimiento económico y la miseria social de Grecia se agudizarán bajo este programa de recortes", aseguró Sahra Wagenknecht, jefa del grupo izquierdista en el Bundestag.

Las sensibilidades en torno a esta cuestión variaban dependiendo de la filiación política de los encuestados

El posicionamiento de los distintos partidos refleja de forma precisa las reacciones que se han vivido en la calle al acuerdo alcanzado el lunes por la mañana en torno a Grecia. Según una encuesta del instituto demoscópico Forsa, un 55% de los alemanes respalda el acuerdo alcanzado por Merkel, frente al 31% que aboga por un Grexit. No obstante, de forma muy significativa, el 81% desconfía de Atenas y duda de que el Ejecutivo de Tsipras implemente lo acordado.

Las sensibilidades en torno a esta cuestión variaban dependiendo de la filiación política de los encuestados. Curiosamente, los simpatizantes de Los Verdes eran los que respaldaban de manera más mayoritaria a la canciller, en un 75%. Los votantes de la CDU la apoyaban en un 66% de los casos, los del SPD en un 62% y los de La Izquierda, en un 53%. Los más escépticos con los helenos eran los conservadores, ya que sólo un 7% dijo confiar en ellos, y los socialdemócratas (8%). Los simpatizantes de La Izquierda elevaban su confianza en Tsipras hasta el 37 %.

Dos líderes y un destino. La canciller alemana, Angela Merkel, va a enfrentarse hoy mismo a una tesitura similar a la que le tocó lidiar este miércoles al primer ministro griego, Alexis Tsipras. Tiene que pedirle al pleno del Bundestag permiso para abrir negociaciones con Atenas con el objetivo de llegar a un nuevo acuerdo para un tercer rescate del país heleno. Y la papeleta no es fácil. El respaldo mayoritario es seguro, pero la canciller tendrá que soportar que la oposición más amarga a sus tesis provenga de su propia bancada.

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