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La financiación de familias y empresas sale del letargo con parsimonia
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ESPAÑA, A LA ZAGA DE EUROPA

La financiación de familias y empresas sale del letargo con parsimonia

La financiación nueva de familias y empresas vuelve a crecer. Pero el proceso de desendeudamiento es tan elevado que el volumen total de crédito continúa en tasas negativas en términos reales.

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El proceso de desapalancamiento de las familias y las empresas (el sector público continúa endeudándose) continúa. Un dato lo certifica. La financiación al sector privado cae todavía -datos de febrero- a un ritmo anual del 4,9% en términos reales, es decir una vez eliminado el efecto de la inflación. Lejos, en todo caso, del -9,2% que se llegó a registrar en 2013, pero todavía en niveles del cuarto trimestre del año pasado, lo que significa que la expansión monetaria lanzada por el BCE aún no ha tenido efectos significativos sobre el volumen de crédito concedido (otra cosa es sobre los tipos de interés).

De acuerdo con las estimaciones del servicio de estudios del BBVA, las nuevas operaciones podrían superar a las amortizaciones a partir de finales de 2015, lo que se traduciría en un aumento del saldo vivo de crédito. Es decir, que a partir de ese momento se frenaría el proceso de desapalancamiento de familias y hogares.

Losdatos más recientes van en esa dirección. La Encuesta de Préstamos Bancarios –que elabora el BCE con la información que suministran diez entidades financieras españolas- muestra que entre enero y marzo de 2015 los criterios de aprobación de préstamos “permanecieron sin cambios en España en todas las modalidades”. Por el contrario, “se relajaron ligeramente” en la eurozona en los créditos a empresas y a hogares para consumo y otros fines, mientras que “se endurecieron un poco” en los destinados a adquisición de vivienda.

El escaso avance del crédito-sobre todo teniendo en cuenta que se parte de niveles muy bajos-es lo que explica que el desendeudamiento de los hogares y empresas continúe, lo cual influye de forma adversa en su capacidad de inversión, tanto en bienes de consumo como en inmobiliario. Como sostiene el BBVA, el total de nuevas operaciones de crédito mostró un crecimiento positivo en el primer trimestre del año (+6,2% anual),“en gran parte gracias al fuerte impulso de las grandes corporaciones”.

Mientras que las deudas de las familias representaban un 81,9%del PIB en 2008, al comienzo de la crisis, el año 2014 ha bajado hasta el 71,3%. En paralelo, el endeudamiento de las empresas ha pasado del 128,3% del PIB al 111.3%. En ambos casos, y pese al ajuste, la deuda se sitúa todavía claramente por encima de la media de la eurozona.

Ahora bien, la encuesta refleja que si se comparan los actuales criterios de aprobación de créditos respecto a periodos recientes, según el Banco de España, se desprende que durante los últimos doce meses se ha producido una “clara relajación” en todas las modalidades, si bien desde una perspectiva histórica continuarían siendo “relativamente estrictos”. Por lo tanto, la aversión al riesgo -que de ser casi nula en el periodo de expansión pasó a ser determinante en los años de la recesión- continúa.

El relajamiento de los criterios, aunque escaso, se debe a dos factores. Por un lado, el incremento de las presiones competitivas entre entidades financieras debido al estrechamiento de los márgenes (por la caída de los tipos de interés), y, por otro, por el descenso de los costes de financiación de las entidades; además de por una menor percepción del riesgo debido a la mejora de la coyuntura.

Pymes y tipos de interés

Los últimos datos del Banco de España indican que en febrero descendieron de modo generalizado los costes de financiación de las sociedades no financieras, con una caída en los tipos de interés de los créditos nuevos de 32 puntos básicos (en las operaciones de importe inferior a un millón de euros (hasta el 4,2 %), y de 17 puntos (hasta el 2,2%) en las de mayor cuantía.

¿Hacia dónde van los nuevos créditos? La Encuesta de Préstamos Bancarios muestra que el crecimiento de las peticiones de crédito por parte de las pequeñas y medianas empresas fue mayor que el de las grandes empresas en España, mientras que en la zona del euro fue similar. Esto se debe a que también las restricciones crediticias durante los años de la recesión fueron mayores, y, por lo tanto, ahora las pymes salen con más fuerza cuando se ha abierto algo la mano del crédito.

A destacar, igualmente, el hecho de que en el segmento de préstamos a hogares para adquisición de vivienda los criterios de aprobación se mantuvieron “sin cambios en España” entre enero y marzo de 2015. Es decir, que pese a la recuperación incipiente de los precios de la vivienda en algunos segmentos, las entidades siguen siendo muy cautelosas a la hora de conceder nuevos préstamos. Una realidad que choca con lo manifestado hace unos días por el presidente del BBVA, Francisco González, quien señaló que ya se “están viendo los comienzos de una expansión del crédito indebida”. Los datos no dicen precisamente, eso.

Hay que tener en cuenta que un reciente documento presentado por el director del servicio de estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, indicaba que el precio de la vivienda ha caído en nada menos que un 45% desde máximos, lo que da idea de que, a pesar de que los precios son más atractivos, el inmobiliario no acaba de arrancar con fuerza. La conclusión que sacaba el alto cargo del banco central era que el proceso de absorción del stock estaba siendo “lento”. Factores como los altos niveles de desempleo o la devaluación salarial también influyen en el estancamiento del crédito hipotecario.

Algunos informes han puesto de manifiesto que el escaso avance del crédito -pese a la agresiva política monetaria del BCE comprando deuda y manteniendo en cero los tipos de interés- tiene que ver con el proceso de muy baja inflación que vive Europa. Como sucedió en Japón durante los años 90, la escasa rentabilidad de las inversiones desincentiva la petición de nuevos créditos pese a la expansión de la oferta monetaria.

El proceso de desapalancamiento de las familias y las empresas (el sector público continúa endeudándose) continúa. Un dato lo certifica. La financiación al sector privado cae todavía -datos de febrero- a un ritmo anual del 4,9% en términos reales, es decir una vez eliminado el efecto de la inflación. Lejos, en todo caso, del -9,2% que se llegó a registrar en 2013, pero todavía en niveles del cuarto trimestre del año pasado, lo que significa que la expansión monetaria lanzada por el BCE aún no ha tenido efectos significativos sobre el volumen de crédito concedido (otra cosa es sobre los tipos de interés).

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