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El Gobierno prevé que la economía se instale en un círculo virtuoso hasta 2018
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promete dos millones de empleos

El Gobierno prevé que la economía se instale en un círculo virtuoso hasta 2018

Es la primera vez en nuestra reciente historia económica que España acumulará cinco años consecutivos con superávit de su balanza de pagos por cuenta corriente

Foto: Rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. (EFE)
Rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. (EFE)

Panorama despejado. Eso, al menos, es lo que prevé el Plan de Estabilidad enviado por el Gobierno a Bruselas. La economía crecerá con fuerza este año y el próximo (un 2,9%); el desempleo bajará hasta el 15,6% de la población activa, y, lo que no es menos significativo, sin grandes desequilibrios macroeconómicos. En particular en el sector exterior, que ha sido históricamente el cuello de botella de la economía española.

El escenario es tan halagüeño que el Ejecutivo no encuentra ninguna sombra en el escenario internacional: El Euribor –principal referencia hipotecaria para millones de familias– se mantendrá en el entorno del 0%; la rentabilidad del bono a diez años (esencial para bajar el pago del servicio de la deuda) se moverá alrededor del 1,1% hasta 2018; el PIB mundial avanzará un 4% y el petróleo se anclará en los 68 dólares. Por lo tanto, muy cerca de los niveles actuales.

Estos supuestos son los que explican el optimismo del Gobierno, que, incluso, observa un superávit exterior pese a que tradicionalmente el crecimiento del consumo privado (entre un 2,5% y un 3% hasta 2018) ha desembocado en fuertes desequilibrios por el alza de las importaciones. Ahora el Ejecutivo considera que es posible que tanto las exportaciones como las importaciones crezcan cada año en el entorno del 6%, lo que permitirá aumentos del PIB sin desequilibrios macroeconómicos.

Como señaló ayer el ministro De Guindos, es la primera vez en la reciente historia económica del país que España acumulará cinco años consecutivos con superávit de su balanza de pagos por cuenta corriente. No se producirá, por lo tanto, el estrangulamiento financiero tan habitual en la economía nacional.

El principal desequilibrio seguirá viniendo del desempleo, que aunque bajará con fuerza (el 15,6% de la población activa dentro de tres años) continuará siendo muy elevado. Sin duda, por el intenso ajuste que se ha producido en los últimos años. Hasta el punto de que, si se cumplen las previsiones, y pese al fuerte ritmo de creación de empleo este año y el pasado, en 2015, al finalizar la legislatura de Rajoy, el nivel de ocupación será casi idéntico (18,17 millones frente a 18,15 millones) que el que había en 2011. La tasa de paro, sin embargo, será algo inferior (21,1% frente al 22,6%) debido a la reducción de la población activa.

El cuadro macroeconómico enviado a Bruselas incorpora otra novedad importante. El Gobierno da por liquidado el fenómeno de la baja inflación, o de deflación, como se prefiera, Y en concreto, estima que el deflactor del consumo privado (la inflación total de la economía y no sólo el IPC) avanzará entre un 0,9% y un 1,4% hasta 2018. Este año, sin embargo, el deflactor seguirá siendo negativo (-0,4%). Como consecuencia de ello, y de que el PIB real crecerá con fuerza, el producto interior bruto en términos nominales (con inflación) crecerá por encima del 4%.

Equilibrio presupuestario

Esto es importante no sólo porque aleja el fantasma de la deflación, sino porque los ingresos públicos son muy dependientes del PIB nominal (subida en frío de los impuestos al no actualizarse las bases imponibles para adecuarlas a la evolución de los precios).

La evolución de las cuentas públicas, de hecho, forma parte del optimismo del cuadro macro del Gobierno. El Ejecutivo estima que el déficit público bajará hasta situarse en el 0,2% del PIB en 2018, es decir, ya muy cerca del superávit. Esta evolución, según Montoro, tendrá más que ver con una reducción de los gastos que de los ingresos. En concreto, el gasto público bajará hasta el 38,4%, cinco puntos menos que el año pasado. Por el contrario, la recaudación (presión fiscal) debería quedar, si se cumplen las previsiones, en el entorno del 38%.

El ajuste del gasto no vendrá de la reducción del consumo público, que continuará creciendo muy ligeramente en los próximos años, sino del ahorro en partidas como los intereses de la deuda debido a la caída de los tipos de interés. Si en 2014 la factura de la deuda fue equivalente al 3,3% del PIB, ahora se estima que en 2018 bajará al 2,5%. El aumento del PIB nominal hará el resto, ya que la inflación se comerá parte del endeudamiento.

Como consecuencia de ello, España no alcanzará la cifra ‘mágica’ de llegar a un endeudamiento equivalente al 100% del PIB. Tocará techo este año en el 98,9% del producto interior bruto, e irá descendiendo hasta el 93,2% dentro de tres años. Pero lo que es más importante, con una tendencia claramente descendente debido a la paulatina desaparición de los déficits presupuestarios.

Panorama despejado. Eso, al menos, es lo que prevé el Plan de Estabilidad enviado por el Gobierno a Bruselas. La economía crecerá con fuerza este año y el próximo (un 2,9%); el desempleo bajará hasta el 15,6% de la población activa, y, lo que no es menos significativo, sin grandes desequilibrios macroeconómicos. En particular en el sector exterior, que ha sido históricamente el cuello de botella de la economía española.

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