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El envejecimiento de la población condenará a la economía mundial a crecer menos
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El envejecimiento de la población condenará a la economía mundial a crecer menos

Ocurrirá en los países desarrollados. Pero también en los emergentes. Según el FMI, nadie se libra de crecer menos que en el pasado. Es la huella de la crisis, sí, pero también de otros fenómenos

Foto: La directora gerente del FMI, Christine Lagarde
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde

Unos hablan de Nueva Normalidad. Otros, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), de Nueva Realidad. Pero, en el fondo, ambas perspectivas comparten una sensación: evitar que el mundo caiga en la nostalgia. Porque se apoyan en la certeza de que las comparaciones son odiosas y cualquier referencia que el mundo actual haga al pasado solo le conducirá a la nostalgia de saber que hay cosas que no volverán. Como, por ejemplo, las tasas de crecimiento previas a la crisis.

Según ha publicado este martes el FMI, el mundo está condenado a crecer menos que en el pasado. Tanto el desarrollado como el emergente, porque ningún bloque se libra. "El crecimiento potencial de las economías desarrolladas y emergentes ha descendido en los últimos años", avisa el organismo. Eso sí, establece un matiz: mientras que en los desarrollados ese declive comenzó "a comienzos de los años 2000 y empeoró con la crisis financiera global", en los emergentes "solo empezó después de la crisis".

Los países desarrollados crecerán un 1,6% entre 2015 y 2020; los emergentes sosegarán sus ritmos para situarlos en el 5,2% en el mismo periodo

Para sustanciar estas observaciones, la entidad dirigida por Christine Lagarde las concreta en cifras. En particular, pronostica que los países desarrollados registrarán un crecimiento del 1,6% entre 2015 y 2020, ligeramente por encima del 1,3% visto entre 2008 y 2014 y muy por debajo del 2,25% del periodo 2001-2007. En el caso de los países emergentes, su crecimiento menguará del 6,5% registrado entre 2008 y 2014 al 5,2% que pronostica para 2015-2020.

Entre los motivos por los que el FMI prevé un menor crecimiento potencial hay uno que sobresale porque trasciende las huellas de la crisis y representa una tendencia que ha venido para quedarse. Se trata del envejecimiento de la población. A su juicio, restará capacidad productiva tanto en los países desarrollados como en los emergentes, que también están expuestos a este fenómeno. Y se traducirá en dos consecuencias fundamentales: la reducción de la población en edad de trabajar y el descenso de las tasas de participación laboral.

Junto al envejecimiento de la población, el FMI también menciona otras causas. En los mercados desarrollados cita que las ganancias de productividad no pasarán de ser "graduales", algo que se refleja en unas tasas de crecimiento levemente mayores que en los años de la crisis. En el caso de los emergentes, su crecimiento será incluso menor por culpa de "una inversión más débil" y un "crecimiento más bajo de la productividad total". O lo que es lo mismo, tras las tasas vertiginosas que han alcanzado durante el siglo XXI, a los mercados emergentes les corresponde ir sosegando sus ritmos de crecimiento.

Recetas para crecer más

Para que su mensaje no suene demasiado conformista, el FMI matizaque "hay espacio para el optimismo", aunque reconoce que para ello hay que pasar a la acción. "Para incrementar los ritmos de crecimiento, las políticas necesitan estimular la innovación, promover la inversión en capital productivo y contrarrestar los impulsos negativos del envejecimiento", afirma.

De forma más concreta, entre sus recetas dispone la necesidad de incrementar las tasas de población activa, con medidas que favorezcanuna mayor incorporación de la mujer y de los trabajadores de mayor edad; mejorar el contextopara crear negocios y las condiciones de mercado; incrementar la calidad de la educación para aumentar la productividad; o aplicar políticas de estímulo de la demanda a través de políticas monetarias y fiscales.

Unos hablan de Nueva Normalidad. Otros, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), de Nueva Realidad. Pero, en el fondo, ambas perspectivas comparten una sensación: evitar que el mundo caiga en la nostalgia. Porque se apoyan en la certeza de que las comparaciones son odiosas y cualquier referencia que el mundo actual haga al pasado solo le conducirá a la nostalgia de saber que hay cosas que no volverán. Como, por ejemplo, las tasas de crecimiento previas a la crisis.

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