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Europa entrega 2.000 millones a una Grecia que asegura no tener problemas de liquidez
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Europa entrega 2.000 millones a una Grecia que asegura no tener problemas de liquidez

Un gesto. O más que eso, porque la situación se estaba tensando por momentos. Juncker ha anunciado el envío de una ayuda que allanará el terreno para que Atenas precise sus reformas

Foto: El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al fondo
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al fondo

La cuerda estaba tensada al límite. Daba la sensación de que solo faltaba un poquito para que Europa o Grecia la rompieran. Unos por hartazgo, los otros por orgullo, la cosa es que la amenaza del impago y de la salida de Grecia del euro -Grexit- se estaba abriendo paso en Bruselas. Tal vez por eso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha entendido que era el momento de tener un auténtico gesto de buena voluntad con Atenas. Y una partida no empleada del presupuesto europeo le ofrece la oportunidad de tenerlo.

La Unión Europea entregará con carácter inmediato a Grecia 2.000 millones de euros que se destinarán a las necesidades más urgentes que tenga el país. Como el propio Juncker ha especificado, este dinero debe emplearse para atacar "el serio problema social" y "la crisis humanitaria" de Grecia, no para sacar del apuro a las arcas públicas helenas.

Esta medida, anunciada este viernes al término del Consejo Europeo celebrado en Bruselas, ha ido en paralelo a las declaraciones del primer ministro Alexis Tsipras, en las que ha asegurado que el país "no tiene problemas de liquidez". También ha defendido que "los depósitos en bancos griegosestán a salvo".

Tsipras trata de salir al paso así delas crecientes dudas que envuelven a Grecia. Esas sospechas caminan en dos direcciones: por un lado, la capacidad que tiene el país para afrontar sus compromisos financieros; y por otro, el tiempo que soportarán los bancos la fuga de depósitos que están sufriendo. Por el momento, Grecia ha abonado este viernes 350 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha refinanciado el vencimiento de 1.600 millones en letras con los 1.600 millones que ha logrado esta semana mediante la emisión de títulos a tres meses, con lo que está afrontando sus pagos.

A la espera de las reformas

Con ese gesto, Juncker también ha querido animar al Ejecutivo de Tsipras para que, de una vez por todas,envíe una lista precisa y convincentede reformas al Eurogrupo. Esperada desde el 20 de febrero, que fue cuando Europa y Atenas acordaron prorrogar el actual rescate durante cuatro meses si Grecia presentaba esas medidas, esa lista tiene el poder de aliviar durante varios meses las apreturas griegas, ya que podría suponer la llegada de 7.200 millones de euros: la mitad procedente de Europa y la otra mitad del FMI.

Tsipras, que se ha limitado a anticipar que la lista se conocerá en los próximos días sin precisar cuándo,se ha mostrado convencido de que la lista que remita Grecia será lo suficientemente buena como para que se libere esa cantidad de dinero. Ahora bien, también ha asegurado que sus propuestas no implicarán más austeridad, ni responderán a los compromisos adquiridos por gobiernos anteriores y solo se ajustarán a las "necesidades de Grecia", no a las de sus acreedores.

La espera, por tanto, continúa. Sin embargo, los últimos acontencimientosrelajan la tensión un par de grados. Y el mercado así lo entiende. La rentabilidad de los bonos griegos a 10 años, que por la mañana ha llegado a superar el 12%, se modera hasta el 11,15%, y el seguro de crédito (CDS) a un año para protegerse del posible impago griego baja de 7.000 a 6.525 puntos básicos.

La cuerda estaba tensada al límite. Daba la sensación de que solo faltaba un poquito para que Europa o Grecia la rompieran. Unos por hartazgo, los otros por orgullo, la cosa es que la amenaza del impago y de la salida de Grecia del euro -Grexit- se estaba abriendo paso en Bruselas. Tal vez por eso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha entendido que era el momento de tener un auténtico gesto de buena voluntad con Atenas. Y una partida no empleada del presupuesto europeo le ofrece la oportunidad de tenerlo.

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