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Garamendi denuncia por carta la presión de Rosell a las asociaciones para sumar avales
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fricciones en plenas elecciones de ceoe

Garamendi denuncia por carta la presión de Rosell a las asociaciones para sumar avales

Crece la tensión según se acerca la recta final en las elecciones a la presidencia de CEOE, que se dirimirán el 17 de diciembre. Y empiezan a intuirse fricciones.

Foto: Antonio Garamendi, presidente de Cepyme y aspirante a la presidencia de CEOE. (EFE)
Antonio Garamendi, presidente de Cepyme y aspirante a la presidencia de CEOE. (EFE)

Crece la tensión según se acerca la recta final en las elecciones a la presidencia de CEOE, que se dirimirán el 17 de diciembre. Al punto que Antonio Garamendi, el aspirante a conseguir el cetro que en los últimos cuatro años ha empuñado Juan Rosell, remitía ayer una carta a las diferentes asociaciones, es decir, los electores, en las que abogaba por una campaña limpia y por evitar presiones para lograr el mayor número de avales. Todo ello un día después de que el hasta ahora presidente hiciera llegar documentación al plantel de organizaciones que incluía una solicitud de apoyo exclusivo a su candidatura.

"Ni queremos ni debemos forzar a nadie, ni solicitamos ni exigimos sus avales, e insistimos en que a partir del día 17, con independencia del resultado obtenido, quienes creemos en CEOE seguiremos siendo los mismos, participando todos en los mismos órganos de gobierno y de trabajo como lo hemos venido haciendo hasta ahora", escribe Garamendi para buen entendedor. Con el fin de poder concurrir a la cita, los candidatos están obligados a presentar una semana antes de los comicios veinte avales de cuatro organizaciones diferentes. Un requisito cumplido de sobra por ambas propuestas, que sí podrían estar interesadas en enarbolar el mayor número de firmas como señal de fuerza.

"Nuestra candidatura es el producto de consenso de numerosas organizaciones. (...) A pesar de que personalmente me enorgullecería poder contar con tu aval, los necesarios ya los disponemos, por lo que no consideramos ni conveniente ni justo implicar o forzar a prestar un apoyo expreso y público frente a otra candidatura cuando, en estos momentos, lo que debemos evitar es la fractura o división de la organización de cara a las elecciones", prosigue la carta, en la que Garamendi subraya que la obtención de avales constituye un trámite meramente formal y que su campaña se basa en la "lealtad, transparencia y libertad".

En el correo dirigido por Rosell a las diferentes asociaciones el lunes, este expone que, "sin romper nada pero con ganas de renovar todo lo que haga falta, hemos de tratar de poner a nuestras organizaciones por delante de las circunstancias actuales, que son cambiantes y casi imprevisibles". Para ello, adjunta un "documento de apoyo a la candidatura que se debe complementar con copia del DNI y remitir antes del 10 de diciembre por vía electrónica" al correo dispuesto a tal efecto por su equipo. El vocal en cuestión que se decida a dar su apoyo al ejecutivo catalán debe comprometerse a no prestar su aliento a otra candidatura.

Libre, personal y secreto

"Prestar el aval a un candidato es libre y disponerlo, un privilegio –rebate Garamendi–. Además, ofrecer el aval es un acto de generosidad que no implica nada el día de las elecciones, pues el voto es personal y secreto". Y remacha: "Como comprenderás, mi deseo sería poder contar el máximo número de avales, pero comprendo la dificultad que eso plantea por el compromiso y presión que supone, que en nada encaja con nuestro nuevo modelo de CEOE, basado en la representatividad de las organizaciones y regido por los principios de independencia, ética, transparencia y, sobre todo, de libertad y pluralismo".

Como publicó recientemente este periódico, la pelea de gallos que se prepara entre Rosell y Garamendi no encierra sólo la elección de un nombre. De hecho, se trata de unos comicios cruciales desde el punto de vista ideológico. Y es que, según explicaban fuentes internas de larga trayectoria en la patronal, la casa tomará un rumbo en función del ganador que tal vez no tenga marcha atrás y convierta a la patronal en algo diferente a lo que ha representado hasta ahora. De hecho, la candidatura del empresario vasco no surge de la nada. Enlaza con un hondo malestar en parte de la organización con el mandato que ahora se cierra.

"El problema es de discrepancia sobre el modelo. La percepción de algunas organizaciones sectoriales –entre ellas Confemetal, que promueve la candidatura de Garamendi– es que la CEOE cada vez les es menos útil después de estos cuatro años", exponían esas fuentes. Una batalla que, resumiendo mucho, puede esbozarse como los defensores de un modelo que atienda preferentemente a pymes y micropymes, muchas asociadas a sectoriales afiliadas a la patronal, y otro –el de Rosell– más volcado en acercarse a las necesidades de las grandes empresas. Sería una pena que la altura de ese debate se perdiera en el regate corto.

Crece la tensión según se acerca la recta final en las elecciones a la presidencia de CEOE, que se dirimirán el 17 de diciembre. Al punto que Antonio Garamendi, el aspirante a conseguir el cetro que en los últimos cuatro años ha empuñado Juan Rosell, remitía ayer una carta a las diferentes asociaciones, es decir, los electores, en las que abogaba por una campaña limpia y por evitar presiones para lograr el mayor número de avales. Todo ello un día después de que el hasta ahora presidente hiciera llegar documentación al plantel de organizaciones que incluía una solicitud de apoyo exclusivo a su candidatura.

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