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Cambio de ciclo: 65.410 empresas se dan de alta como cotizantes a la Seguridad Social
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recuperada la tercera parte del tejido industrial

Cambio de ciclo: 65.410 empresas se dan de alta como cotizantes a la Seguridad Social

La salida de la recesión a tener un impacto relevante sobre la economía. Y no sólo por lo que se refiere a la creación de empleo.

Foto: Interior de una oficina de empleo de Valladolid. (EFE)
Interior de una oficina de empleo de Valladolid. (EFE)

La salida de la recesión hace ahora cinco trimestres comienza a tener un impacto relevante sobre la economía. Y no sólo por lo que se refiere a la creación de empleo (aunque sea precario y de sueldos bajos). También está comenzando a tener efecto sobre un aspecto fundamental desde el punto de vista de la estructura económica del país. Desde el primer trimestre del año pasado, el número de empresas que cotizan a la Seguridad Social ha crecido en 65.410 (datos hasta septiembre).

No se trata de sociedades mercantiles o puramente instrumentales, sino que son empresas con actividad económica real a las que la Seguridad Social les asigna una cuenta de cotización. Alrededor del 35% son empresas que corresponden a personas físicas; otros 45% son empresas de responsabilidad limitada y el resto se reparte entre sociedades anónimas u otro tipo de personalidad jurídica.

Las más de 65.400 empresas que han empezado a cotizar suponen un punto de inflexión respecto de lo que sucedió tras estallar la crisis, cuando el sistema público de protección social vio caer en picado el número de empresas cotizantes. Hasta el extremo de que desde el punto más alto (en medias anuales) la Seguridad Social vio cómo se daban de baja nada menos que 188.862. Eso quiere decir que en los últimos seis trimestres la economía española ha podido recuperar la tercera parte de las empresas cotizantes. Queda, por lo tanto, rescatar todavía las dos terceras partes del tejido empresarial destruido durante los años de la crisis.

El aumento del número de empresas ha ido lógicamente en paralelo a la recuperación de empleo, y hoy hay casi medio millón de cotizantes a la Seguridad Social (en alta laboral) que los que se registraban en el segundo trimestre de 2013, que es cuando la economía comienza a salir tímidamente de la recesión.

En todo caso, el paisaje después de la batalla que ha dejado atrás la crisis es desolador. Ayer mismo, el Instituto Nacional de Estadística reveló que tan sólo en 2012 –año marcado por la recesión– se crearon 287.311 empresas, la inmensa mayoría como vehículos fiscales, pero es que en ese mismo periodo de tiempo desparecieron nada menos que 334.541. O lo que es lo mismo, cerró el 10% del total. Hay que tener en cuenta que la creación de empresas –aunque sean puramente mercantiles con nula actividad real– es un buen termómetro para medir la marcha de la actividad económica.

La información que aporta la Seguridad Social refleja de manera nítida la atomización del tejido empresarial español. De las 1,4 millones de empresas que disponen de cuenta de cotización, apenas 900 tienen más de 1.000 empleados. Esto tiene que ver no sólo con la preponderancia de las pymes y, en particular, de las microempresas, sino también con el hecho de que las técnicas de organización de las empresas pasan cada vez más por la creación de filiales.

El boom de los autónomos

Un dato lo pone negro sobre blanco. Prácticamente el 60% de las empresas en alta laboral tienen uno o dos trabajadores. Son, en realidad, autoempleo, lo que explica el fuerte crecimiento que se ha producido en los últimos años en el número de autónomos.

La destrucción del tejido empresarial en la crisis ha sido especialmente dramática, como es lógico, en la construcción tras pincharse la burbuja inmobiliaria y del crédito, pero no hay que olvidar lo que ha sucedido en la industria, que ha perdido nada menos que el 25,5% de sus empresas. Eso quiere decir que una de cada cuatro empresas que cotizaban a la Seguridad Social en la industria se ha visto obligada a echar el cierre.

En el caso de la construcción, de las 246.271 empresas que existían en 2008 (al comienzo de la crisis), se ha pasado a 110.931, lo que da idea del intenso ajuste que ha vivido (y aún sufre) el sector.

Lógicamente, eso es lo que ha pasado factura a la Seguridad Social. Y ayer se conoció que hasta octubre el sistema público de protección social acumuló un déficit equivalente a 2.778 millones de euros –el 0,26% del PIB–, frente a un saldo positivo de 1.485 millones de euros obtenidos en el mismo periodo del ejercicio anterior.

Este resultado se debe a un incremento total del gasto de 2.156 millones de euros, motivado especialmente por las pensiones, y el descenso de 2.108 millones de euros en la vertiente de ingresos. Hay que tener en cuenta que el Presupuesto de 2014 recoge las aportaciones del Estado para financiar exclusivamente las obligaciones del ejercicio, mientras que en el de 2013 figuraban tanto las del propio año como las pendientes. Es decir, que se ha producido una fuerte caída que explica el aumento del déficit.

Como consecuencia de ello, las pensiones deberían bajar el año próximo si el Gobierno hubiera aplicado la fórmula matemática de revalorización de las pensiones, según los cálculos de la Autoridad Fiscal. No ha sido así debido a que la propia ley fija que, como mínimo, las pensiones deben subir el 0,25%.

La salida de la recesión hace ahora cinco trimestres comienza a tener un impacto relevante sobre la economía. Y no sólo por lo que se refiere a la creación de empleo (aunque sea precario y de sueldos bajos). También está comenzando a tener efecto sobre un aspecto fundamental desde el punto de vista de la estructura económica del país. Desde el primer trimestre del año pasado, el número de empresas que cotizan a la Seguridad Social ha crecido en 65.410 (datos hasta septiembre).

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