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"Bendita sea la deflación: ¿quién no quiere que bajen los precios?”
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CHARLA EN EL IE ENTRE LACALLE Y DE LA TORRE

"Bendita sea la deflación: ¿quién no quiere que bajen los precios?”

Debate en el Instituto de Empresa. A un lado, el economista Daniel Lacalle; a otro, Ignacio de la Torre. Ambos para hablar de la recuperación económica.

Foto: Ignacio de la Torre (i) y Daniel Lacalle (d), en el Instituto de Empresa
Ignacio de la Torre (i) y Daniel Lacalle (d), en el Instituto de Empresa

La economía ha entrado en una nueva fase. Hasta aquí el acuerdo. Los matices comienzan a partir de una constatación. En palabras del economista Daniel Lacalle, España se caracteriza por que su economía siempre es “ultracíclica”. Para lo bueno y para lo malo. Cuando sube y cuando baja. Cuando crece y cuando deja de hacerlo. Y lo achaca a una razón: el peso de la economía sumergida es tan potente que cuando la economía se recupera lo hace de forma vigorosa al calor de la actividad situada al margen del sistema fiscal.

El economista Ignacio de la Torre no duda del importante peso de la economía sumergida para determinar el sesgo del crecimiento. Pero introduce un matiz. Existen causas endógenas que explican la recuperación. Y en particular, los indicadores que miden las expectativas de los agentes económicos, como el PMI. Aunque también el aumento del flujo de crédito está detrás del auge del consumo. Lo más positivo, con todo, es que “por primera vez desde el siglo XVI” España ha recuperado el terreno perdido sin devaluar. “El euro lo ha impedido”, proclama satisfecho.

Lacalle y De la Torre –ambos columnistas de El Confidencial– polemizaron en el Instituto de Empresa sobre las razones que explican la recuperación. Y lo que es más importante, sobre lo que sucederá en los próximos años a partir de una evidencia: la economía ha vuelto a crecer por encima de la media de la Unión Europea.

¿A costa de de qué? ¿De la destrucción de parte de su tejido productivo? Daniel Lacalle tiene una respuesta. Históricamente, la industria se ha especializado en la maquila de bienes, pero no ha buscado su especialización en la generación de valor añadido. “No se puede competir con China”, asegura. Y ese modelo, en su opinión, es “insostenible”. Según sus propias palabras, “siempre habrá un país que producirá más barato”. Señala otro problema: la “autocomplacencia”, un mal que históricamente recorre España. Hasta el punto de que, cuando la economía comienza a tirar, los Gobiernos bajan la guardia sin que se vaya hacia un modelo industrial de “alto valor añadido”. De hecho, según Lacalle, “sólo se ha aumentado la productividad aumentando el paro”.

Para De la Torre, se ha producido un punto de inflexión en la industria, entre otras cosas por la contención de los costes laborales. Hasta el punto de que “España se convertirá en la fábrica de Europa”. Algo parecido a la célebre ‘destrucción creativa’ del economista Schumpeter, para quien tenía que morir lo viejo para que emergiera lo nuevo.

¿Cuál es el problema?, señala Lacalle. El hecho de que los costes energéticos siguen siendo en España extraordinariamente elevados –“desorbitantes”, incluso–, y eso lastra la recuperación. De la Torre coincide en un diagnóstico: “Lo importante es la productividad”. El problema, según el director académico de los másteres en Finanzas del IE es que el tejido industrial español se caracteriza por la existencia de muchas pequeñas empresas, pero pocas de tamaño mediano, al contrario de lo que sucede en Alemania.

Salarios y productividad

¿Hay que subir los salarios para estimular la economía? La respuesta de Lacalle es clara: “Habrá que hacerlo cuando la economía esté creciendo a velocidad de crucero”, y en todo caso, como sostiene De la Torre, en coherencia con los avances en productividad.

Daniel Lacalle, en este sentido, echa mano de una estadística muy representativa. En España, apenas el 10% de los licenciados sale de la universidad para crear puestos de trabajo, mientras que en otros países europeos ese porcentaje se sitúa entre el 30% y el 45%.

¿Hay riesgo de deflación en la economía española? Para el gesto de fondos de inversión, en "absoluto”. Es más, según sus propias palabras, “Bienvenida y bendita sea la deflación”. Su escepticismo sobre la caída general de precios le lleva a plantear una provocadora pregunta: ¿algún consumidor ha protestado alguna vez porque baje el precio de la fruta? O dicho de otra manera, sostiene Lacalle, “el Estado es quien protesta porque bajan los precios, no los ciudadanos”. Básicamente, porque los poderes públicos confían en que la inflación ayude a reducir su endeudamiento.

Ignacio de la Torre –socio y responsable del área de Mercados de Capital de Arcano– no ve un riego cierto de deflación. Más bien, aclara, la UE se mueve “en un contexto de desinflación”, que no es lo mismo. Es decir, en línea con la jerga que le gusta utilizar al presidente del BCE, Mario Draghi, cuando se refiere al riesgo de una caída general de los precios.

¿Y cómo se saldrá definitivamente de la crisis en un país con casi el 25% de desempleo? De la Torre y Lacalle coinciden en que sólo “con una limpieza de balances y con ahorro”. El problema, según el segundo, es que el Estado de bienestar ha crecido hasta ser “desproporcionado”. En su opinión, “los populismos y los nacionalismos son hijos de los privilegios del Estado de bienestar”.

La anormalidad, en todo caso, seguirá en las economías desarrolladas. Y en este sentido, Ignacio de la Torre llega a una conclusión: “No es normal que España se financie más barato que EEUU”. Y recuerda un viejo chiste que gusta decir a los banqueros centrales. “Draghi puede llevar al caballo al río a beber agua" –aumentando la liquidez–, "pero lo que no puede hacer es obligar al equino a beber”. Falta demanda solvente de crédito.

Daniel Lacalle se muestra en la misma línea y acaba la charla con una sentencia: “Se están cometiendo los mismos errores que en el pasado”, y la nueva regulación bancaria lo que hace es impedir la financiación de familias y empresas. “Lo que no se puede –asegura– es sorber y soplar al mismo tiempo”, y eso es lo que se está pidiendo ahora a los bancos.

La economía ha entrado en una nueva fase. Hasta aquí el acuerdo. Los matices comienzan a partir de una constatación. En palabras del economista Daniel Lacalle, España se caracteriza por que su economía siempre es “ultracíclica”. Para lo bueno y para lo malo. Cuando sube y cuando baja. Cuando crece y cuando deja de hacerlo. Y lo achaca a una razón: el peso de la economía sumergida es tan potente que cuando la economía se recupera lo hace de forma vigorosa al calor de la actividad situada al margen del sistema fiscal.

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