El consumo de cemento en España baja un 83%: “El nivel es el de la posguerra”
La caída de consumo es dramática. En 2007, año álgido de la burbuja, se vendieron 56 millones de toneladas. En 2014, la previsión es de 9,9 millones
“El consumo de cemento es el de la posguerra”, explican sin dudarlo fuentes de Cementos Molins. La caída de consumo en siete años de crisis es dramática. Entre 2007 y 2014, la bajada es de un 83% en España, según las cifra de Oficemen, la patronal del sector, lo que en buena parte provoca que la capacidad instalada sea mucho mayor que lo que puede absorber el mercado nacional.
En 2007, año álgido de la burbuja, se vendieron en España 56 millones de toneladas de cemento. En 2014, la previsión es que la cifra se sitúe en 9,9 millones, seis veces menos. Pocos sectores está sufriendo un recorte tan profundo en sus ventas y tan prolongado en el tiempo.
El sector cementero ha quedado atrapado en una pinza diabólica. Por un lado, el estallido de la burbuja inmobiliaria, con su drástica bajada en la construcción de vivienda nueva. Por otro, el descenso de la obra pública, forzado por los recortes en el déficit de las administraciones. Una coyuntura letal para las 37 fábricas de cemento o sus derivados –hormigón, gravilla, áridos etc– instaladas en España.
A los grupos les cuesta mucho cerrar fábricas y de hecho se hace poco. Cementos Molins ha comprado este año los activos y el fondo de comercio de Cemex en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). En la práctica se ha quedado la cartera de clientes y ha cerrado la planta. Ajustes que se hacen por la puerta de atrás. La cementera catalana abonó a los mexicanos 40 millones de euros.
La caída es contumaz. En 2013, fue del 21% menos y en 2014 se prevé otro 8% de recorte. Y afecta a todas las modalidades de productos. En 2007 y 2013 el hormigón cayó un 82%, en paralelo con el cemento.
Pero al mismo tiempo, la capacidad instalada, que estuvo alimentando los años de bonanza, no se ve capaz de reducir al mismo ritmo. Según los datos de Oficemen, en 2007 salían de las plantas españolas 55 millones de toneladas de cemento, cifra incluso algo menor de lo que se consumía. Pero en 2013 se produjeron sólo 16,7 millones de toneladas, una reducción del 69%. En parte, lo compensan las exportaciones. Pero sólo en parte.
Desastres empresariales
El derrumbe del sector ha provocado diversos desastres empresariales: cierres de plantas, paralizaciones encubiertas, las pérdidas mundiales de Cemex, atribuidas parcialmente a los resultados en España, o los despidos de 294 trabajadores en Cementos Portland Valderrivas pactados el año pasado, sólo por poner algunos ejemplos.
Lo peor es que las perspectivas ni en obra pública ni en vivienda son halagüeñas para unos cementeros perpetuamente instalados en la crisis.
La bolsa se resiente
La crisis cementera se ha llevado por delante incluso a grupos en los que esta actividad sólo era una parte del negocio. Es el caso de FCC, que en 2006 compró por 1.093 millones la cementara catalana Uniland, lo que hizo ricas a la familia catalana Rumeu pero acabó lastrando fatalmente los resultados del grupo. Curiosamente éste es el mayor éxito del que entonces era presidente de Uniland y pilotó la exitosa venta: Joan Rosell, hoy máximo responsable de la CEOE.
Hasta la bolsa ha llegado esta situación. La filial de FCC que hizo la operación, Cementos Portland Valderrivas, vale hoy en bolsa 262 millones, cuatro veces menos de la cifra que pagaron por el grupo catalán.
Como a todos, costará volver a la normalidad. A menos que, como teme un veterano cementero, “quizá la normalidad sea esto y no aquello de hace siete años”.
“El consumo de cemento es el de la posguerra”, explican sin dudarlo fuentes de Cementos Molins. La caída de consumo en siete años de crisis es dramática. Entre 2007 y 2014, la bajada es de un 83% en España, según las cifra de Oficemen, la patronal del sector, lo que en buena parte provoca que la capacidad instalada sea mucho mayor que lo que puede absorber el mercado nacional.
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