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El ritmo de creación de nuevos hogares se ralentiza hasta mínimos en décadas
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apenas la tercera parte que antes de la crisis

El ritmo de creación de nuevos hogares se ralentiza hasta mínimos en décadas

La crisis no sólo ha dejado terribles secuelas en términos de paro o destrucción del tejido productivo. También en la creación de nuevos hogares.

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La crisis económica no sólo ha dejado terribles secuelas en términos de desempleo o destrucción de una parte importante del tejido productivo. También está alterando de forma radical la estructura sociodemográfica de España. En general, en todo lo relacionado con las características de los hogares. Y en particular con su número, cuyo crecimiento -una constante vegetativa vinculada también a la situación económica y a la inmigración- se ha ralentizado hasta mínimos desconocidos en décadas.

Lo ha revelado la Encuesta Continua de Hogares que elabora el INE (Instituto Nacional de Estadística), que estima la existencia de 18,21 millones de hogares -media anual de 2013-, lo que supone un incremento del 0,7% respecto del año anterior.

Para hacerse una idea del cambio de tendencia hay que tener en cuenta que en los años de expansión económica (entre 2003 y 2007) la tasa de creación de nuevos hogares llegó a crecer a ritmos anuales del 3%, pero desde entonces la desaceleración es algo más que evidente. En términos absolutos, eso significa que si en los tiempos del boom nacían cada año más de 450.000 hogares, el año pasado su número apenas creció en 133.600. Es decir, menos de una tercera parte.Hay que remontarse a 1991 para encontrar una cifra tan baja. Ese año, según las series construidas por el profesor Josep Oliver, nacieron apenas 80.000 hogares, mientras que el pico se produjo en 2002, cuando se crearon nada menos que 870.000 núcleos familiares gracias, sobre todo, a la inmigración.

La creación de hogares no tiene que ver únicamente con la demografía, aunque es la causa fundamental. De hecho, entre el año 2000 y 2011, el número de hogares creció un 30,6%, mientras que la población lo hizo un 14,95%. Esto se justifica, básicamente por el empleo juvenil y la inmigración, algo que explica que el número de hogares con un solo miembro creciera a ritmos del 24%.

El número de hogares es un factor fundamental desde el punto de vista económico, toda vez que determina las decisiones de inversión (en bienes duraderos) y de consumo. Y muchos estudios han demostrado que los hogares con un solo miembro –muchos de ellos formados por jóvenes- tienen una propensión al consumo mayor que los de mayor tamaño. En estos momentos, como se sabe, más del 50% de los jóvenes está en paro, mientras que cientos de miles de inmigrantes han vuelto a sus países de origen.

Según el profesor Josep Oliver, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) esto significa que el ritmo de creación de nuevos hogares ha vuelto a registros anteriores al último ciclo económico. Según las series que maneja Oliver, construidas a partir de la información que proporciona la Encuesta de Población Activa (EPA) entre 1970 y 1997, España fue capaz de crear (medias anuales) entre 130.000 y 140.000 hogares durante esos años. Pero a partir de la segunda mitad de los años 90 esa cifra se triplicó, lo que favoreció la actividad económica. Fundamentalmente, porque los nacidos en los años 60 y primeros 70 -durante el baby boom- comenzaron a formar hogares, y en segundo lugar, por la entrada masiva de inmigrantes al calor de la burbuja inmobiliaria. Eso es lo que ahora ha cambiado.

Jóvenes y consumo

Oliver presentó este martes en Madrid con los profesores Antoni Castells (anterior conceller de Finanzas de la Generalitat de Cataluña) y Emilio Ontiveros (presidente de AFI) un estudio en que estima la contribución de la creación de hogares al avance de la actividad económica. Y según sus conclusiones, el incremento real del consumo en España entre 2000 y 2007 fue del 27,9%. De este aumento, nada menos que 22,5 puntos porcentuales están vinculados al nacimiento de nuevos domicilios, mientras que 4,4 puntos hay que relacionarlos directamente con el consumo de los hogares.

La propensión al consumo de los jóvenes es mayor que en los hogares formados por personas mayores. Entre otras cosas, porque sus necesidades de equipamiento duradero (frigoríficos o lavadoras) son también mayores. Y según las estimaciones de Oliver, nada indica que al menos hasta 2016 se vaya a producir un cambio de tendencia. Algo que influirá de forma decisiva en mercados como el inmobiliario. El ritmo de ventas del enorme stock de pisos sin vender dependerá, en última instancia, de la creación de nuevos hogares.

La información que proporciona la Encuesta de Hogares es que los más frecuentes son aquellos que formados por dos personas (30,5% del total), seguidos de los unipersonales (24,2%), aunque la población incluida en estos últimos sólo supone el 9,6% del total.

Oliver, Castells, Ontiveros y catedráticos como Martí Parellada, Manuel Castells o Gemma García son miembros de EuropeG, un grupo de opinión y reflexión en economía política que acaba de presentarse en público en Madrid, y que en su estudio llegan a la conclusión de que el endeudamiento “es el gran riesgo para una recuperación vigorosa y sostenible de la economía española”.

La crisis económica no sólo ha dejado terribles secuelas en términos de desempleo o destrucción de una parte importante del tejido productivo. También está alterando de forma radical la estructura sociodemográfica de España. En general, en todo lo relacionado con las características de los hogares. Y en particular con su número, cuyo crecimiento -una constante vegetativa vinculada también a la situación económica y a la inmigración- se ha ralentizado hasta mínimos desconocidos en décadas.

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