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La debilidad económica griega, un lastre para la presidencia europea
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ATENAS TIENE POCO MARGEN DE MANIOBRA

La debilidad económica griega, un lastre para la presidencia europea

Grecia es el país con más paro, con peores cifras de crecimiento y con un problema de deflación que queda ensombrecido por el descontento social

Foto: El primer ministro griego, Antonis Samarás (i), y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso (d) (EFE)
El primer ministro griego, Antonis Samarás (i), y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso (d) (EFE)

Grecia es el patito feo de Europa, el país con más paro, con peores cifras de crecimiento y con un problema de deflación que queda prácticamente ensombrecido por el descontento social que siguen provocando los ajustes impuestos por Europa. Este es el contexto en el que Atenas se estrenaen la presidencia de turno de la Unión Europea. Una presidencia frágil para los retos que tiene por delante.

Samaras presentará las prioridades de la presidencia semestral griega el próximo jueves 16 en el Parlamento Europeo: las líneas de actuación se centrarán en el crecimiento, el empleo, la aplicación de la unión bancaria, la inmigración y la política marítima. El presidente Antonis Samaras tendrá que dividir sus esfuerzos entre completar las reformas que le permitan a su país la tan ansiada recuperación -Atenas prevé un crecimiento del 0,6% para este ejercicio, aunque los economistas son menos optimistas- y avanzar los mencionados retos europeos. Los expertos advierten de que la falta de resultados puede tener consecuencias en las elecciones europeas de mayo, con un avance de euroescépticos.

Francia y Alemania no ignoran los problemas que puede representar la presidencia griega y de ello hablaron en la reunión que mantuvieron en diciembre. De momento, las decisiones sensibles respecto a Atenas parece que se pospondrán, al menos hasta que pasen las elecciones de mayo, para evitar, precisamente, dar más argumentos a los euroescépticos, tal y como recoge la prensa gala.

Angela Merkel y François Hollande. Sin embargo, los expertos consultados por este periódico restan importancia a la presidencia de turno. Las políticas europeas están muy calendarizadas y, en realidad, es la Comisión la que toma las decisiones. En palabras de Rafael Pampillón, profesor del IE Business School: “Grecia va a recibir el apoyo, asesoramiento y ayuda de la Comisión, cuyo tamaño es veinte veces mayor. Atenas tiene poco margen de maniobra, por lo que el hecho de que tenga que dedicar grandes cantidades de energía a resolver sus asuntos internos no influirá demasiado en la marcha de los asuntos europeos”.

Política económica dictada por Europa

Samaras quiere, pese a estas dificultades, aprovechar la oportunidad que le brinda la presidencia durante los próximos seis meses para demostrar que su país sigue teniendo peso en el continente, aunque cuatro años después del primer rescate todavía no haya levantado cabeza. “Esta presidencia supone para nosotros la oportunidad de reforzar nuestra pertenencia a la UE”, ha asegurado el portavoz de la presidencia, Konstantinos Koutras.

“La política económica seguirá las directrices del programa de rescate, independientemente de la fragilidad de la coalición de gobierno y de las presiones de los grupos antiausteridad”, asegura en un informe The Economist Intelligence Unit.

“Esperamos que la economía griega siga contrayéndose en 2014 y que logre un crecimiento medio en el periodo 2015-2018 del 2,3%. El riesgo de que salga de la zona euro se ha reducido, pero sigue existiendo dada la fuerte inestabilidad política del país”, añade. De hecho, Atenas comienza el año con presiones por parte de la troika (UE, BCE y FMI) para que reduzca el déficit presupuestario de 2014 en 1.500 millones de euros.

Las cifras dejan claro la situación de Grecia: el PIB se contrajo un 3% en el tercer trimestre, tras haber caído un 3,7% en el segundo. Esto contrasta con el crecimiento del 1,7% de la economía de Irlanda entre julio y septiembre e incluso con las caídas del PIB del 1% de Portugal y del 1,1% de España en el mismo periodo.

La inflación en Grecia fue de -2,9% en noviembre, frente al 0,3% de Irlanda, el -0,2% de Portugal o el 0,2% de España. Por otra parte, la tasa de desempleo en septiembre se situó en el 26,5%, mientras que en Irlanda se situó en el 12,5% en noviembre, en Portugal cayó hasta el 15,6% en el tercer trimestre y en España bajó al 26% al término de octubre. Finalmente, la producción industrial griega retrocedió un 5,2% en octubre y las ventas al por menor cayeron un 1,9% en ese mismo mes. De los países que han recibido ayuda europea a cambio de ajustes económicos es el que tiene la peor foto.

¿Tercer rescate o recuperación?

Pese a que en septiembre se hablaba de que Grecia necesitaría un tercer rescate, Samaras ha asegurado que el país saldrá del plan de ayuda financiera europeo este año y que no le hará falta pedir más préstamos. El presidente griego aseguró en su discurso de fin de año que en 2014 “Grecia volverá a los mercados y será, de nuevo, un país normal”.

El primer plan de ayuda a Grecia –con el que se comprometieron 110.000 millones de euros en tres años- se puso en marcha en mayo de 2010 y el segundo –un paquete de 130.000 millones- en marzo de 2012 tras aplicar una quita. Irlanda fue rescatada en noviembre de 2010 y el importe del paquete de ayuda fue de 85.000 millones, de los cuales 50.000 se destinaron a cubrir las necesidades de liquidez del Estado y 35.000 se inyectaron al sistema bancario.

La ayuda financiera que se decidió para Portugal en abril de 2011 fue de 80.000 millones. En 2012 Europa otorgó un paquete de ayuda a España para salvar al sistema financiero que ponía a disposición del Ejecutivo hasta 100.000 millones. Finalmente, el Gobierno ha utilizado 41.300 millones. Chipre ha sido el cuarto país que ha solicitado un préstamo a la UE, en junio de 2012. El caso de Chipre fue diferente: Europa aportó 10.000 millones de los 17.000 que necesitaba el país y Nicosia tuvo que poner el resto.

Grecia es el patito feo de Europa, el país con más paro, con peores cifras de crecimiento y con un problema de deflación que queda prácticamente ensombrecido por el descontento social que siguen provocando los ajustes impuestos por Europa. Este es el contexto en el que Atenas se estrenaen la presidencia de turno de la Unión Europea. Una presidencia frágil para los retos que tiene por delante.

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