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Más carnes y menos pescados y mariscos en las mesas de la Navidad de la crisis
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Más carnes y menos pescados y mariscos en las mesas de la Navidad de la crisis

Ni el besugo se salva. El mal tiempo para faenar, las vedas cortas... El cliente sabe que los productos del mar fluctúan más que la carne, y se decanta por ella

Foto: Cochinillo asado (Efe).
Cochinillo asado (Efe).

Decía Julio Camba que el besugo es el pez más madrileño de la creación. Se podría apuntar lo mismo de muchas otras ciudades sin mar. Por mucho que se les pregunta a antropólogos y pescaderos, es difícil adivinar la razón por la que comemos besugo en Navidad. Inextricables comportamientos humanos. Como casi todos los comportamientos. Sobre todo teniendo en cuenta un fenómeno llamado crisis, y que el besugo, que hace un mes costaba poco más de 15 euros el kilo, se haya disparado hasta los 60 en el mercado de Valladolid. En el de las Ventas de Madrid, donde la semana pasada iba a 52, este viernes ni siquiera ha salido a mercado. Y, en algunos establecimientos de Sevilla, ni siquiera pujan por él: “¿Quién va a pagar ese precio? Tendría que venderlo más barato de lo que me sale a mí para que alguien me lo comprara”, cuenta Carmelita, pescadera del mercado sevillano de Triana.

Los precios de los productos navideños hablan fácil. El Confidencialha recorrido el último mes los mercados de toda la geografía peninsular observando las variables de la cesta de la compra. Y la conclusión, en esta última semana, es que este año vamos a comer menos marisco y pescado y más carne. El cliente sabe que las fluctuaciones de la carne son menores, que son asequibles al bolsillo, así que en las carnicerías esto de la crisis se nota menos.A las pescaderías y marisquerías la gente acude con más recelo. El percebe ha desaparecido de muchos puestos. Hay muy poco, mala mar, y va muy caro. Rodrigo Calvo, intermediario entre lonja y venta al público, también apunta otros porqués al elevadísimo precio de ciertos productos. “Si se abre la veda de la centolla en verano, cuando el desove, se va a notar en Navidad. Hay mucha menos. La centolla que tenemos este año es mala y cara. La buena va a llegar a 60 euros kilo. Hay gente distribuyendo ahora centolla que antes ni siquiera cogía en lonja. Con la cigala pasa lo mismo. Antes había tres meses de veda y ahora hay uno. Es normal que se note el bajón de calidad”.

La “mala mar”, como dice el pescadero Koldo del mercado de Bilbao, también está contribuyendo a que el percebe y el camarón se hayan disparado de precio incluso antes de que lleguen los últimos días de compra masiva. “Son productos que dependen tanto de cómo esté el mar que es imposible hacer previsiones. Yo hace dos semanas ya tenía el percebe bueno a 90 euros. Pero ahora llevo dos semanas sin conseguirlo. Seguro que hay gente que lo tiene a 150 o 160 euros. Pero te puedes quedar con él en la mano, a esos precios”.

La previsión meteorológica de los días próximos tampoco ayuda a aventurar buenas expectativas. Los pescaderos del Mercat de la Boquería barcelonesa ya están echando cuentas: “El percebe lo tenemos hoy a 48. Pero el mal tiempo va a encarecer mucho los precios de aquí a fin de año. O eso dicen”. El intermediario Rodrigo Calvo advierte: “A veces la gente no se da cuenta de que, por ejemplo, el percebe lo puedes mantener casi una semana vivo en casa tapado en periódicos o en un paño mojado, y metido en la nevera. Se le arruga la piel, se ponemuy feo, pero no hay que preocuparse: lo metes en agua salada y se recupera”.

Decía Julio Camba que el besugo es el pez más madrileño de la creación. Se podría apuntar lo mismo de muchas otras ciudades sin mar. Por mucho que se les pregunta a antropólogos y pescaderos, es difícil adivinar la razón por la que comemos besugo en Navidad. Inextricables comportamientos humanos. Como casi todos los comportamientos. Sobre todo teniendo en cuenta un fenómeno llamado crisis, y que el besugo, que hace un mes costaba poco más de 15 euros el kilo, se haya disparado hasta los 60 en el mercado de Valladolid. En el de las Ventas de Madrid, donde la semana pasada iba a 52, este viernes ni siquiera ha salido a mercado. Y, en algunos establecimientos de Sevilla, ni siquiera pujan por él: “¿Quién va a pagar ese precio? Tendría que venderlo más barato de lo que me sale a mí para que alguien me lo comprara”, cuenta Carmelita, pescadera del mercado sevillano de Triana.

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