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El sector exterior resta crecimiento económico por primera vez desde la crisis
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POR EL AUMENTO DE LA DEMANDA INTERNA

El sector exterior resta crecimiento económico por primera vez desde la crisis

La noticia buena es que el consumo privado y la inversión sacan la cabeza (crecimientos del 0,4% y del 0,2%, respectivamente, en términos trimestrales).

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La noticia buena es que el consumo privado y la inversión están sacando la cabeza (crecimientos del 0,4% y del 0,2%, respectivamente, en términos trimestrales). La mala es que, al mismo tiempo y como consecuencia de ello, las importaciones vuelven a aumentar más que las exportaciones. Y el resultado no puede ser otro que un deterioro de la aportación del sector exterior al crecimiento de la actividad. Hasta el extremo de que en el tercer trimestre de este año drenó una décima de crecimiento económico. Es la primera vez que sucede esto desde que comenzó la crisis.

La causa de esta evolución tiene que ver con el hecho de que las compras al exterior crecieron un 2,8% entre julio y septiembre respecto del trimestre anterior, mientras que, por el contrario, las exportaciones avanzaron por debajo: un 2,2%.

La desaceleración de las exportaciones está siendo más acusada en los servicios (crecimiento del 1,2%) que en los bienes (2,6%), en línea con el peor comportamiento en los últimos meses de algunas economías. En particular, las de los países emergentes, hacia donde se dirige ya buena parte de la mayoría de las ventas al exterior.

Dicho en otros términos. La contribución de la demanda exterior neta de la economía española al PIB trimestral desciende siete décimas respecto al trimestre anterior, del 2,1% al 1,4%. “Tanto las exportaciones como las importaciones de bienes y servicios registran crecimientos inferiores a los del trimestre anterior”, asegura el INE.

¿Qué quiere decir esto? Pues que, por primera vez desde que estallara la crisis, las importaciones crecen más que las exportaciones. La parte positiva es que se debe a la todavía débil recuperación de la demanda interna, pero la parte negativa es que el sector exterior vuelve a ser un lastre, aunque todavía irrelevante. Las empresas y las familias compran más, pero la oferta nacional no es capaz de satisfacer ese incremento de demanda.

Un fenómeno casi automático

El hecho de que el sector exterior drene crecimiento es habitual en la economía española en periodos de expansión de la actividad económica. Como recuerda Funcas en su último informe sobre el sector exterior, la estabilización de la demanda interna hace crecer de forma casi automática las importaciones, muy ligadas a la evolución del consumo. En particular, las compras de maquinaria o bienes de equipo. Ahora bien, la fundación de las cajas de ahorros reconoce que “aún es pronto para saber si esto representa un cambio de tendencia permanente” o se trata de un fenómeno transitorio.

Y lo que mostró ayer la Contabilidad Nacional del tercer trimestre es que, por primera vez en tres años, la demanda doméstica contribuyó positivamente al crecimiento trimestral del PIB (0,3% en tasa trimestral) debido, principalmente, al comportamiento favorable del consumo privado, como sostiene el servicio de estudios del BBVA.

La conclusión que sacan sus economistas es que “persiste la incertidumbre” de que la recuperación paulatina de la demanda doméstica y el dinamismo de las exportaciones se produzca simultáneamente con un aumento de las importaciones, lo que contribuiría a que el crecimiento económico “siga siendo débil”.

La diferencia respecto de anteriores crisis es que en otras ocasiones las ganancias de competitividad (y por lo tanto el aumento de las exportaciones) se derivaba de la devaluación de la peseta, lo que hacía que el ajuste fuera rápido. Sin embargo, ahora las exportaciones evolucionan más lentamente. Al menos, España está ganando cuota de mercado a nivel mundial, con un crecimiento de las exportaciones por encima de la media de la UE.

La noticia buena es que el consumo privado y la inversión están sacando la cabeza (crecimientos del 0,4% y del 0,2%, respectivamente, en términos trimestrales). La mala es que, al mismo tiempo y como consecuencia de ello, las importaciones vuelven a aumentar más que las exportaciones. Y el resultado no puede ser otro que un deterioro de la aportación del sector exterior al crecimiento de la actividad. Hasta el extremo de que en el tercer trimestre de este año drenó una décima de crecimiento económico. Es la primera vez que sucede esto desde que comenzó la crisis.

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