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José de la Cavada o la incómoda “vieja guardia” de la CEOE
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ELENA GÓMEZ DEL POZUELO, DE LA JUNTA DIRECTIVA: “EN MI EMPRESA, YA ESTARÍA FUERA”

José de la Cavada o la incómoda “vieja guardia” de la CEOE

“Estoy indignada. De la Cavada debería haber dimitido. Francamente, ya es hora”. Elena Gómez del Pozuelo, miembro de la Junta Directiva de la CEOE, es tajante

Foto: José de la Cavada o la incómoda “vieja guardia” de la CEOE
José de la Cavada o la incómoda “vieja guardia” de la CEOE

“Estoy indignada. De la Cavada debería haber dimitido. Francamente, ya es hora”. Elena Gómez del Pozuelo, miembro de la Junta Directiva de la CEOE, es tajante al respecto de la polémica que esta semana ha propiciado el director de Relaciones Laborales de la patronal, José de la Cavada. Con su propuesta oficiosa de disminuir los días de permiso por muerte de un familiar directo –“los viajes ya no se hacen en diligencia”-, este directivo copó el lunes los medios y las redes, y, de paso, puso a Juan Rosell, su presidente, en la embarazosa tesitura de que las palabras de su subordinado resonaran mientras su organización cobijaba una asamblea bajo el título de Tiempo de valores, tiempo de personas.

Como recuerda del Pozuelo, que desde el primer momento dejó clara su postura -escribió en Twitter: “Estoy abochornada y absolutamente en contra de las declaraciones del Sr. de la Cavada (soy miembro de Junta de CEOE)”-, esta no es la primera vez que De la Cavada tiene “problemas”. Nacido en Cantabria, el escueto currículo que la organización facilitó cuando llegó a su actual puesto -hoy no da más datos- se reduce a sus licenciaturas de Derecho en Oviedo y Periodismo en Madrid, una relación de su paso por la CEOE desde su comunidad a la capital y una mención a su papel en el Consejo Económico y Social. Poco más. José de la Cavada Hoyo, además, “ha participado en más de 200 negociaciones colectivas de sectores y empresas en España” desde que, en 1972, comenzó su carrera en la Dirección General de Puertos y el Grupo Sniace, en donde, según el blog de una de sus secciones sindicales, “dejó huella”.  

En Madrid, de la Cavada ha dejado también su impronta. La ocurrencia del pasado lunes no ha sido la primera, aunque quizá sea la última. El propio Rosell –que rechazó en 24 horas esas palabras y desvinculó de ellas a la CEOE- negó más tarde “estar estudiando nada” acerca de su posible destitución, pero añadió también que se tomaría una decisión “en los próximos días”. “Si se tratara de mi empresa, él estaría fuera. Sé que echar a una de estas personas que llevan toda la vida ahí es complicado, pero, si hay medios, debería hacerse ipso facto”, sentencia Gómez Del Pozuelo, presidenta también de la Asociación Española de Economía Digital (Adigital). De la Cavada ascendió a su actual cargo en 2008, tras la muerte de José María Cuevas y la compleja salida del entonces Secretario General Juan Jiménez Aguilar de la CEOE por “falta de sintonía” con la nueva presidencia de Gerardo Díaz Ferrán

Como personaje “hosco”, habituado al “trabajo sucio” y hasta “impresentable” se refiere a él una persona que lo conoció en el Consejo Económico y Social. “Cada uno es responsable de sus actos y sus palabras”, añade otro, y lo cierto es que, en el caso de De la Cavada, cuesta elegir entre tanta perla. En 2010, lanzó en público otra peculiar propuesta, también rechazada en apenas 24 horas por sus entonces superiores: un contrato juvenil, de entre seis meses y un año, “sin protección por desempleo y con cuotas empresariales cero”, que, “en el mejor de los casos” igualaría el salario profesional. Hay más: “No se trata de fusilar funcionarios, se trata de racionalizar funciones y si hay colectivos que sobran, pues… fíjese usted lo que ha caído en el ámbito privado”, señalaba este año en unas jornadas sobre la reforma laboral. Y otras: “Los jueces actúan de la forma que dios les da a entender y a veces se erigen en empresarios”; “yo no conozco a nadie que en España le hayan quitado la prestación por desempleo por incumplir una serie de normas, pero en Francia y Alemania, sí”.

“Un hueso duro, pero de fiar”

“Pepe es Pepe de la Cavada. Ni siquiera don José. Es un personaje muy extrovertido, muy de entrar de sopetón, muy locuaz y también muy heterodoxo”, explica Ambrosio Escandón, que pertenecía a la dirección de CCOO en Cantabria en la época en la que De la Cavada aún defendía allí las posiciones empresariales. “Nunca habla a humo de paja: nosotros sabíamos que sus salidas de tono eran cosas que se comentaban en la patronal y que sólo él tenía la desfachatez de decir. Es su carácter: no se conforma con decir que hay que disminuir el absentismo, tiene que hacer el chiste y soltar lo de la diligencia”, añade.

De la Cavada pidió “muchas disculpas” por sus palabras acerca del permiso por defunción de un familiar, pero a su maneraEscandón, inesperado defensor de una figura que hasta la fecha nadie en la CEOE ha reivindicado, añade que en las mesas de negociación de aquellos años difíciles –últimos ochenta, primeros noventa: época de reconversiones-, De La Cavada era “eficaz” y se ganó en ellas “cierto prestigio”: “Cuando participaba él, sabíamos que nos había tocado un hueso, pero también que ese hueso era de fiar. Comenzaba muy duro, pero salíamos con un acuerdo”.

Dice Escandón que entonces “tampoco tenía una relación exquisita con la dirección empresarial y nunca fue ni obediente ni políticamente correcto. Creo que prosperó precisamente porque no era cómodo, con una patada hacia arriba”. En 2010, ya “arriba”, en Madrid, y ya convertido en director de Relaciones Laborales de la CEOE, De la Cavada fue condenado a una multa de 25.001 euros por parte de la Inspección de Trabajo. Según el acta, que llegó a los medios con el consiguiente escándalo, había cometido una “infracción administrativa muy grave” al someter a los empleados de su departamento a “decisiones, medidas y tratos que han vulnerado su derecho a la dignidad. [De la Cavada] exhibe un sistema autoritario de gestión con brusquedad y expresiones verbales que han provocado tensión y sufrimiento, con actitudes de menosprecio. Todos los trabajadores entrevistados […] manifiestan haber sufrido alguna vez un trato humillante”.

El pasado martes, De la Cavada pidió “muchas disculpas” por sus palabras acerca del permiso por defunción de un familiar, pero a su manera. “Lo siento mucho por el que se haya sentido dolido. No era mi intención”, dijo, aunque subrayó que sobre algunos temas hay cierta “hipersensibilidad”. El Estatuto de los Trabajadores, había dicho el lunes, “se hizo pensando que los viajes se hacen con diligencia”. Quién sabe si De la Cavada es consciente también de que algunos miembros de la patronal lo ven a él mismo de la misma forma, como un vestigio del pasado: “La CEOE se está renovando mucho por dentro, de forma silenciosa. Se ha echado a gente de la vieja guardia, hay una nueva gerente, una mujer [Ana Plaza], y se ha contratado a jóvenes… Y De la Cavada es vieja guardia, totalmente”, concluye Gómez del Pozuelo.  

“Estoy indignada. De la Cavada debería haber dimitido. Francamente, ya es hora”. Elena Gómez del Pozuelo, miembro de la Junta Directiva de la CEOE, es tajante al respecto de la polémica que esta semana ha propiciado el director de Relaciones Laborales de la patronal, José de la Cavada. Con su propuesta oficiosa de disminuir los días de permiso por muerte de un familiar directo –“los viajes ya no se hacen en diligencia”-, este directivo copó el lunes los medios y las redes, y, de paso, puso a Juan Rosell, su presidente, en la embarazosa tesitura de que las palabras de su subordinado resonaran mientras su organización cobijaba una asamblea bajo el título de Tiempo de valores, tiempo de personas.

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