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Deloitte choca con los hombres de Sousa: necesita cuatro meses para controlar Pescanova
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EL EXPRESIDENTE DEL GRUPO MANTIENE A MUCHOS FIELES EN PUESTOS CLAVES

Deloitte choca con los hombres de Sousa: necesita cuatro meses para controlar Pescanova

La firma de auditoría Deloitte calcula que todavía necesitará unos cuatro meses para controlar de una manera efectiva Pescanova, grupo en el que está ejerciendo las

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Deloitte choca con los hombres de Sousa: necesita cuatro meses para controlar Pescanova

La firma de auditoría Deloitte calcula que todavía necesitará unos cuatro meses para controlar de una manera efectiva Pescanova, grupo en el que está ejerciendo las funciones de administrador concursal, según han desvelado fuentes empresariales cercanas a la multinacional gallega.

Deloitte actúa como administrador concursal de Pescanova a propuesta de la CNMV desde el pasado mes de abril. Pero el control efectivo del grupo está resultando más difícil de lo previsto porque gran parte del equipo directivo son hombres que deben fidelidad al expresidente Manuel Fernández de Sousa, que ahora se encuentra en la picota después de que la deuda que se ocultaba en el balance del grupo haya aflorado, más de 1.500 millones, y la compañía esté al borde del precipicio financiero.

Deloitte está haciendo ímprobos esfuerzos para hacerse con el poder en la multinacional gallega, de difícil gestión y sin comparación posible en el mundo empresarial español y europeo. Sólo hay un grupo pesquero noruego que podría resultar equivalente. Pero lo que sobre todo dificulta la toma de control es la enorme cantidad de hombres de Fernández de Sousa que todavía ocupan puestos claves. Muchos de ellos, además, mantienen cargos estratégicos en filiales del grupo (ver gráfico), lo que dificulta las tareas de Deloitte.

Entres estos peones de Fernández de Sousa se encuentran el director de Auditoría, Joaquín Viña Tamargo (exconsejero de Harinas y Sémolas del Noreste y uno de los que más palos en las ruedas está poniendo), pero también el director general de Área, Olegario Casal Cabaleiro (también apoderado de la filial de Pescanova Novapesca Trading); el director de Asesoría jurídica, César Mata, quien ha cesado como secretario del consejo pero continúa en este puesto fundamental (también es apoderado de las filiales Frigodis y consejero de Harinas y Sémolas del Noreste); el director del Área de administración, Alfredo López Uroz (apoderado de sociedades como Bajamar Séptima, Fricatamar y Pescafina) y el director financiero, Carlos Turci (nombrado por Fernández Sousa con Pescanova en situación de preconcurso y, además, apoderado entre otras de Bajamar Séptima y Pescafina). En otras palabras, o consiguen renovar medio equipo de la alta dirección o en Deloitte son conscientes de que les costará gestionar de verdad el grupo gallego. 

Un pequeño ejército

Deloitte ha trasladado a Redondela, la sede de Pescanova cerca de Vigo, un pequeño ejército de más de veinte profesionales con el objetivo de reorientar la marcha del grupo. Entre ellos hay dos socios de la firma, un director y varios gerentes. Es decir, un amplio despliegue de primeras espadas de la firma para intentar controlar una multinacional que factura 1.670 millones anuales y que opera en todo el mundo.

La máxima tensión se produjo el pasado mes de mayo, cuando Deloitte tuvo que enviar cartas incluso hasta los niveles de gerentes recordando que no se podían tomar decisiones al margen de la administración concursal, lo que de hecho era la prueba palmaria de sus dificultades para hacerse con el control de Pescanova. Esta misiva también se dirigió a apoderados de las múltiples filiales.

La misiva también intentó atajar los movimientos de directivos leales a las filiales, con los que Fernández de Sousa centrifugó a sus hombres a puestos claves al mismo tiempo que pagaba favores. En total, el expresidente movió a las filiales del grupo un total de 37 altos cargos antes de ser cesado, entre ellos miembros de la alta dirección como su propio hijo, Pablo Fernández de Andrade, que dejó la matriz para pasar a Frinova.

También se despidió con indemnización a César Real, exdirector general de Área, quien pasó a ser contratado por Frigodis. Se da la circunstancia de que Real es, a la vez, consejero delegado de la entidad aseguradora Mutuapesca, cuyo negocio depende en más de un 40% de Pescanova. Las filiales que más directivos recibieron en esta diáspora fueron Pescanova Alimentación, Insuiña y Frigodis.

El tiempo apremia

El reto es si los 55 millones del crédito puente que se espera que la banca española acreedora firmará mañana para darle oxígeno a Pescanova durarán el tiempo suficiente, los cuatro meses antes mencionados, para hacerse con la tutela efectiva del grupo pesquero.

Pescanova tiene ahora que intentar llegar a un convenio de acreedores para evitar la liquidación y hacerlo antes de que se agote el dinero. Fuentes conocedoras del proceso apuntan que Deloitte pedirá una ampliación de plazo para realizar el informe de la administración concursal, ya que en principio la ley prevé que deba presentarlo en dos meses tras ser nombrado, es decir a finales de este mes. Sin embargo, si se solicita al juez se puede conseguir un aplazamiento por motivos excepcionales, que es evidente que concurren en el caso de Pescanova. En todo caso, este período de gracia no puede demorarse mucho ya que Pescanova precisa los 55 millones para pagar a suministros y salarios. Si esta cantidad se agota, la empresa se situaría al borde de la liquidación. 

La firma de auditoría Deloitte calcula que todavía necesitará unos cuatro meses para controlar de una manera efectiva Pescanova, grupo en el que está ejerciendo las funciones de administrador concursal, según han desvelado fuentes empresariales cercanas a la multinacional gallega.

Manuel Fernández de Sousa Deloitte Pescanova