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¿Austeridad o crecimiento? Los expertos coinciden en la necesidad de reducir el Estado
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SE ENCIENDE EL DEBATE SOBRE CUÁL ES LA SOLUCIÓN A LA CRISIS EN EUROPA

¿Austeridad o crecimiento? Los expertos coinciden en la necesidad de reducir el Estado

Cada vez hay más voces que cuestionan la validez de aplicar la austeridad férrea que pide Alemania y defienden estimular el crecimiento. Un debate que ha provocado

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¿Austeridad o crecimiento? Los expertos coinciden en la necesidad de reducir el Estado

Cada vez hay más voces que cuestionan la validez de aplicar la austeridad férrea que pide Alemania y defienden estimular el crecimiento. Un debate que ha provocado cambios en los mensajes del Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Europea y llenado páginas de periódicos. Los diez economistas y empresarios consultados por El Confidencial coinciden en una idea: España necesita adelgazar una administración con muchas duplicidades e inversiones improductivas.

Tras la publicación hace unos días de un estudio de la Universidad de Massachusetts que cuestiona una publicación de 2010 de los profesores Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff que ha sido utilizada en los dos últimos años por los defensores de la austeridad como única vía para solucionar esta crisis, el debate ha provocado todo tipo de opiniones y confusión entre unos ciudadanos que sufren en sus carnes los ajustes. Bill Gross, director de inversiones de Pimco –mayor fondo de deuda del mundo-, lanzó en el Financial Times un duro ataque a las medidas de austeridad puestas en marcha en Europa y defendió que para generar crecimiento hay que “gastar dinero”.  MarketWatch, entre otros, se hacía eco de estas declaraciones. El diario británico también publicó una columna titulada: España, lista para relajar el empuje de la austeridad.  

A su vez la revista The Economist reflejaba esta controversia en la columna El veto de Frankfurt, donde analizaba las distintas posturas y concluía: “Frenar el esfuerzo de consolidación fiscal podría proporcionar un gran impulso de salida, potencialmente lo suficientemente grande para contrarrestar el impacto fiscal de las medidas”. El diario francés L’Echos publicó el miércoles una crónica en la que planteaba que Europa debe revisar su política económica y en la que señalaba que el BCE debe estar al servicio de los estados miembros de la Unión Europea. Y Bloomberg ha recogido en varias noticias las declaraciones de unos y otros a favor y en contra de la austeridad. 

Por su parte, The Wall Street Journal publicaba este lunes un artículo titulado La austeridad se basa en el miedo y la avaricia, no en teorías, en el que subrayaba que, pese a que algunos de los datos de Reinhart y Rogoff fueran erróneos, esto no significa una victoria para los defensores del crecimiento: "La razón por la que se ha impuesto la austeridad en Europa es porque Alemania no quiere tener que pagar más rescates a países que se han dedicado a derrochar", dice. Y un par de días después titulaba otra columna La fábula de la austeridad en Europa, en la que decía: “El debate europeo sobre austeridad frente a crecimiento es la discusión política más falsa de nuestro tiempo”. El crecimiento en los países periféricos era una ilusión y “los que quieren que los gobiernos gasten más para impulsar el crecimiento deben creer que, éstos siguen siendo capaces de pedir prestado. Pero para gastar más éstos deben quitar ese dinero a la economía privada”, decía.

La austeridad es imprescindible 

En esta polémica hay posturas enfrentadas y los expertos tienen argumentos tanto para justificar la necesidad de austeridad, como para defender el estímulo económico. Para empezar, S.McCoy publicaba el jueves un artículo sobre este asunto con un título que no deja lugar a dudas: No hay debate, la austeridad es la única solución. McCoy afirma que “el problema llega cuando el Estado, para financiar sus emisiones, incrementa los impuestos, con lo que neutraliza cualquier incentivo al consumo, destina buena parte de su acción a tareas asistenciales y dilapida los fondos en proyectos absurdos que, además, incrementan el coste recurrente para sus arcas a futuro”.  Aunque reconoce que quienes censuran la austeridad tienen cierta razón en las críticas a los plazos: “Es necesario dotar de flexibilidad la ejecución. No se puede vaciar en dos días lo que ha tardado en llenarse años”.

Por su parte, Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4, considera “indiscutible que la austeridad no produce crecimiento en el corto plazo. Entonces, ¿por qué aplicarla? La austeridad es una consecuencia, no un castigo. Nadie, ni una familia, ni una empresa, ni un Estado, puede incrementar su endeudamiento año tras año de forma ilimitada”. “Cuando la confianza se desvanece, los prestamistas dejan de prestar y los ajustes son draconianos, mucho más severos que los actuales”, señala. Y sentencia: “Tras años de elevado endeudamiento, primero privado y luego público, ha llegado el momento de la inevitable austeridad”

Daniel Lacalle, autor de Nosotros, los Mercados (Deusto, 2013) y gestor de uno de los principales Hedge Funds de Londres, es un firme defensor de la austeridad y argumenta: “Llevamos nueve trillones de dólares gastados en planes de estímulo equivocados. No han generado ningún crecimiento ni mejora del empleo. Las cantidades gastadas en España son tan insultantes que no se puede afirmar que la austeridad sea el problema”. Es más, en su opinión, no se puede decir que en España o en Europa haya ahora mismo austeridad. “Sigue habiendo demasiado gasto”.  

Lacalle asegura que quienes defienden el gasto, “los keynesianos, saben que el sobreendeudamiento solo termina o con el impago o con una devaluación monstruosa que empobrece a la población. Y eso no es aceptable”. Además, cree que Alemania no va a variar su discurso “porque ve los números”. Lo que dice Berlín “es lo que hay que hacer, a ellos les ha funcionado”. Y añade: “Gastar más es imposible”. Para Lacalle la solución es “dejar de gastar y no subir los impuestos, bajarlos para reactivar la actividad”. Respecto al mensaje del FMI del fin de semana pasado en el que advertía de que la austeridad extrema es contraproducente en España, el gestor asegura que este organismo se equivoca siempre en sus estimaciones y previsiones. 

Rolf Campos, profesor del IESE, está a favor de la austeridad y explica que “si no se crece no queda otra opción que hacer un ajuste fiscal.  Es el mal menor llegados a este punto”. Juan Carlos Martínez Lázaro, economista del IE Business School, también defiende esta idea: “La austeridad provoca un menor crecimiento en el corto plazo, sin duda, es lo que estamos viendo. Pero eso no quiere decir que no deba hacerse. Es necesaria porque hay que evitar un déficit que no podemos financiar. Es un mal necesario. La austeridad es incuestionable”.

Sobre los plazos: “No hay mucho margen", afirma Martínez Lázaro. En 2012 hubo un desfase presupuestario de más de 70.000 millones de euros y la deuda pública alcanzó los 850.000 millones, una cantidad que España tiene que pagar. El dinero no cae del cielo, te lo prestan y hay que devolverlo”. Otra cuestión es si los recortes que se están haciendo son los que hacen falta, los correctos. Martínez Lázaro sostiene que se ha metido la tijera en sitios donde no hacía falta y, en cambio, no se han tocado algunas partidas que sería necesario recortar. “Hace falta mejorar la eficiencia del gasto y adelgazar la administración, pero eso choca con intereses corporativos”.

La austeridad por sí sola agravará la recesión

La austeridad que defiende Alemania -Angela Merkel ha dicho que se trata de equilibrar los presupuestos-tiene, sin embargo, cada vez más detractores. El FMI ha lanzado un mensaje sobre el error de las medidas de austeridad, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso defiende los ajustes pero considera que han llegado a su límite y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha dicho que Europa no está centrada en los ajustes. 

José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, considera que una tasa de paro del 27% es el ejemplo claro del fracaso de la austeridad. “El problema no es hacer ajustes, sino que los que se empezaron a poner en marcha en 2010 fueron demasiado intensos y se llevaron a cabo en toda Europa a la vez, lo que intensificó la crisis financiera”, afirma. En su opinión “es necesario proponer una agenda más suave” y sostiene que “la prioridad es el crecimiento”. “Defiendo los ajustes, hay que asumir el sacrificio, pero tiene que merecer la pena, hace falta dar más tiempo e incluir algún estímulo”.

José Carlos Díez y otros economistas consultados ponen a Estados Unidos como ejemplo: sus políticas han conseguido una reducción de dos puntos del déficit y crecimiento económico. Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, destaca el efecto positivo de las medidas puestas en marcha por Washington, como una bajada de tipos salvaje, compra de bonos, intercambio de bonos -la llamada operación twist para alargar los vencimientos de la deuda-, etc. 

Bernal defiende, como hace Lacalle, una bajada de impuestos como medida de impulso a la actividad económica. Opina que “hay que recortar la máquina del Estado, evitar las duplicidades, las inversiones no productivas”.  Entre las medidas que él cree necesarias para afrontar la crisis es la activación del banco europeo de inversiones y la bajada inmediata de tipos, esto y el descenso de los impuestos aumentaría la renta disponible. Además, considera que hacen falta medidas de apoyo a la financiación de las empresas. Este economista defiende el cierre de las empresas estatales no productivas y eliminar las duplicidades de las administraciones. Por ahí sí se debe recortar. “Se trata de la racionalización del Estado”. 

Por su parte, Emilio Ontiveros, presidente de Afi (Analistas Financieros Internacionales), asegura que “a estas alturas de la crisis tenemos ya la evidencia de que las medidas de ajuste aplicadas han sido poco eficaces. La austeridad en solitario y sin políticas de estímulo monetario provoca más recesión”. Y coincide en que “hace falta adecuar el ajuste fiscal a objetivos temporales creíbles”. Según explica, los tres errores de la actual política de austeridad que se está llevando a cabo en Europa son que ha coincidido con una recesión, que tiene un carácter genérico –se está aplicando por igual en todos los países de la Eurozona, cuando algunos como Alemania, Finlandia y Austria  podrían estimular la demanda- y ha sido excesivamente ambiciosa en el ámbito temporal. En su opinión, el tiempo es una variable importante. Y también destaca las políticas de Washington: “Estados Unidos lo ha hecho mucho mejor que nosotros, han priorizado el alejamiento de la recesión sin olvidar que en el medio plazo hay que sanear las finanzas públicas”.

Las empresas piden más reformas 

Desde el ámbito empresarial se defiende, en general, la mayoría de las medidas de ajuste que ha puesto en marcha el Gobierno español, sin embargo, también se pide que los recortes vayan acompañados de políticas de impulso económico. En este sentido, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, asegura: “Las reformas llevadas a cabo y las que se van a realizar en un futuro próximo potenciarán el crecimiento sostenible a largo plazo, y esperamos tengan un impacto positivo sobre el empleo a partir de la segunda mitad de 2014 y, con más fuerza, en los años siguientes”. 

“Las reformas estructurales que ha impulsado el Ejecutivo eran las que el país necesitaba y España ha mejorado significativamente su competitividad y productividad”, añade Sánchez Galán. Pero señala que “el país tiene que seguir mejorando en ámbitos como la Administración Pública, la educación o la innovación”. 

Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, señala que "probablemente es el momento de cambiar el paradigma de austeridad, algo que depende de Europa". Y explica: "Jugamos con las cartas marcadas y no hay que contar con que se vayan a relajar las políticas de austeridad, sino con que vaya a haber más ajustes. Todavía no hemos pagado todos los excesos cometidos y es necesario acometer más reformas". 

Oliu coincide en que hace falta reducir los gastos del Estado y plantea que "el tema importante es cómo recortas con racionalidad el gasto público. Nadie se atreve a recortar algunas partidas y hace falta que los ajustes vayan más allá de bajar el sueldo a los funcionarios". Además, destaca que existe la percepción de que los países del sur de Europa no van a hacer las reformas necesarias si no es bajo la presión del norte. 

Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, dijo hace unas semanas que “el Gobierno ha tomado decisiones adecuadas para afrontar la coyuntura económica”. Sin embargo, también afirmó que “las medidas de austeridad han tenido un impacto negativo en el consumo y el empleo”. Y señaló que “se necesita mayor inversión pública, mejores condiciones de financiación para empresas y particulares y una menor carga impositiva”.