La economía no creará empleo hasta 2015 y el PIB caerá un 1,3% este año

El empleo tendrá que esperar. Las previsiones macroeconómicas aprobadas este viernes por el Consejo de Ministros revelan que este año la economía perderá el 3,4% de la fuerza laboral (en torno a medio millón de puestos de trabajo) y el próximo un 0,4%, lo que supone alrededor de 68.000 empleos. Habrá que esperar a 2015 para que la economía vuelva a crear puestos de trabajo. En concreto, unos 50.000 empleos en 2015 para un país que por esas fechas convivirá con más de seis millones de parados.

La causa de este negro escenario laboral -que llevará el desempleo hasta el 27,1% en 2013 en media anual- tiene que ver con el deterioro de la actividad económica, que ha llevado al Gobierno a revisar de forma drástica sus propias previsiones. Este año, el PIB se contraerá un 1,5% y el próximo apenas avanzará un 0,5%, insuficiente para crear puestos de trabajo. Ni siquiera en 2015, si se cumplen las estimaciones, la economía crecerá con fuerza: el PIB aumentará apenas un 0,9%. Sólo en 2016 crecerá un 1,3%, y entonces se crearían  unos 120.000 puestos de trabajo. Paradójicamente, la tasa de paro del 27,1% es la que ya existe en el primer trimestre, pero el Gobierno (en contra de sus propias previsiones) ha decidido mantenerla.

El cuadro macro que se enviará a Bruselas supone retrasar en líneas generales recuperación económica hasta el final de la legislatura. Ni siquiera se avanzará de forma decisiva en la lucha contra el déficit público. Hasta el punto de que la deuda –que no es más que la suma de todos los desequilibrios presupuestarios a lo largo de los años- rozará el 99,8% del PIB en 2016. Según las previsiones, el déficit será del 6,3% este año; del 5,5%, en 2014; del 4,1 en 2015 y del 2,7% en 2016. Es decir, que se retrasa en dos años el plan de consolidación fiscal, que pasaba por situar el déficit en el 3% en 2014.

Como consecuencia de esta relajación, las comunidades autónomas podrán incurrir este año en un desequilibrio equivalente al 1,2% de su PIB, medio punto más que lo previsto hasta ahora. Este escenario es el que se negociará ahora con Bruselas, que será quien tenga la última palabra, y que no tiene por qué aceptar las tesis españolas, como ya sucedió el año pasado.

Los pobres datos macroeconómicos hay que vincularlos, fundamentalmente, con el mal comportamiento del consumo privado, que este año caerá un 2,5% y el próximo ni crecerá ni descenderá (0,0%). Igualmente, las políticas de ajuste llevarán a una contracción del gasto público hasta el menos 2016, mientras que las inversiones no volverán a la senda positiva hasta 2015, y de forma muy tenue, apenas un 2% después de años de intensísimo ajuste. Todo ello en un contexto de baja inflación, como revela el hecho de que el deflactor del PIB crecerá por debajo del 2% en los próximos tres años. 

Demanda externa e interna

La demanda externa, por el contrario, mantiene, según el Gobierno, una aportación positiva al crecimiento. Este año aportará 2,4 puntos al PIB en una senda descendente hasta 2016, sobre la base de que la demanda interna tomará progresivamente el relevo. El objetivo es conseguir un patrón de crecimiento más equilibrado, sostiene Economía. Durante estos años se mantendrá la pujanza de las exportaciones, hasta crecer un 7,1% en 2016, lo que refleja las fuertes ganancias de competitividad de la economía. También las importaciones evolucionan al alza, en paralelo con la recuperación de la economía.