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Así actúan los 'forenses' del delito empresarial para cazar al defraudador
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AUDITORES, MATEMÁTICOS, PERIODISTAS INVESTIGAN A LOS EMPLEADOS SOSPECHOSOS

Así actúan los 'forenses' del delito empresarial para cazar al defraudador

Los ‘forenses’ empresariales están cobrando cada vez mayor protagonismo ahora que la crisis ha provocado un mayor interés en las compañías en dar caza al defraudador.

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Así actúan los 'forenses' del delito empresarial para cazar al defraudador

Los ‘forenses’ empresariales están cobrando cada vez mayor protagonismo ahora que la crisis ha provocado un mayor interés en las compañías en dar caza al defraudador. Estos equipos, compuestos por personas de perfiles muy distintos, acuden a la llamada de una compañía que sospecha que un empleado o directivo puede estar engañando a la empresa y rastrean cualquier pista o indicio para descubrirlo, usando desde registros públicos hasta entrevistas realizadas por personal entrenado. No es que haya más delitos, señalan los investigadores, es que ahora salen más a la luz porque ha habido un cambio en la sociedad española.

No son solo auditores, sino también ingenieros, matemáticos, documentalistas, periodistas, antiguos miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado… quienes se encargan de prevenir e investigar los delitos económicos corporativos. Su tarea comienza cuando en una empresa se quiere averiguar o confirmar que un empleado determinado está realizando actividades fraudulentas y contrata a alguna de las empresas que ofrecen servicios de forensic -prevención, detección e investigación de fraude empresarial y delitos económicos-, generalmente, las auditoras. En ocasiones son los jueces instructores de un caso los que recurren a sus servicios y, entonces, la investigación cuenta con más medios, ya que el juez puede autorizar el acceso a determinados datos personales, como las cuentas bancarias.

Aunque a veces la sospecha no se materializa, muchas otras veces sí está fundada. En España casi la mitad de las empresas reconoce haber sido víctima de algún tipo de fraude, según los datos de la última encuesta sobre delitos económicos del equipo de forensic de PwC –cifras de 2011, pues la edición de este ejercicio se está elaborando-. La encuesta muestra un incremento de este tipo de actividades respecto a 2009, un aumento que se justifica, según PwC, por la crisis económica y las nuevas tecnologías. En el mundo, las empresas perdieron 3,5 billones de dólares por fraude, según un informe de la Asociación de Examinadores Certificados de Fraude (ACFE, siglas en inglés).

Los departamentos forenses deben recurrir a “procedimientos más imaginativos que los de un auditor, aunque también investigan los estados contables y financierosKPMG destaca en un libro sobre la prevención del fraude que “en los últimos cinco años ha habido un cambio sin precedentes en el panorama económico y empresarial en España y en este contexto aumenta el riesgo de sufrir prácticas fraudulentas”. Y añade que hay dos circunstancias nuevas actualmente: “Al bajar el nivel económico, como consecuencia de la crisis, han aflorado multitud de irregularidades que no habían sido detectadas o que eran conocidas y consentidas. Además, las dificultades financieras provocan que haya mayores incentivos para cometer estas prácticas”.

Tras la huella digital

Se investiga con técnicas muy diversas”, explica Pau Bernard, socio responsable de Risk Consulting de KPMG para Europa, Oriente Medio, África y Sudeste asiático. “La labor del departamento de forensic es distinta de la de la auditoría. Se investiga más a fondo, más en profundidad cualquier hecho que indique que ha habido una irregularidad”, añade. Javier López Andreo, socio responsable de Forensic de PwC, define así sus servicios: “Es como hacer un traje a medida. Para cada caso se hace un tipo de investigación diferente”. Los miembros de estos departamentos forenses deben recurrir a “procedimientos más imaginativos que los de un auditor, aunque, por supuesto, también se investigan los estados contables y financieros”, comenta López.

Además de utilizar los datos internos de la empresa, también acuden a todos los registros públicos que convenga. Y  buscan las relaciones entre las personas físicas y jurídicas que puedan estar implicadas en el fraude. Es lo que se conoce como corporate intelligence. Por ejemplo, si se investiga a un proveedor, en muchos casos se estudian no solo las relaciones con la empresa que les contrata, sino que también revisan su cifra de negocio respecto a otros clientes para detectar si en su relación con la compañía hay algo raro. 

Asimismo usan la evidencia digital, es decir, el rastro que queda en los ordenadores, que se puede extraer gracias a complejos y costosos programas de software. “Es de una utilidad tremenda. Se puede ver, por ejemplo, un pantallazo del momento en el que el empleado estaba mirando un documento o web”, afirma uno de los investigadores consultado. También se revisan los e-mails y se han encontrado casos en los que un directivo sugería cierta creatividad para “cerrar el ejercicio con un resultado X, como sea”, señala López. 

En muchas ocasiones, realizan entrevistas a personas de interés para el caso, unos interrogatorios para los que asisten a cursos de formación específica. Estas entrevistas consisten "en reuniones formales en las que las personas que puedan ser conocedoras de hechos relevantes para una investigación ponen de manifiesto, de la forma más documentada que sea posible, los hechos, circunstancias e información que puedan aportar. En una investigación, las entrevistas persiguen uno de dos objetivos: bien la recopilación de información (en el supuesto de personas que puedan conocer datos relevantes) o bien el reconocimiento de los hechos (en el caso de los implicados en los fraudes)", explica Bernard.

Lo que sucede después, cuando se ha concluido la investigación, depende de la empresa, excepto que se haya descubierto la comisión de un delito como la evasión o blanqueamiento de capitales. Los investigadores tienen la obligación de informar a las autoridades en este tipo de circunstancias. En el resto de casos, a veces se deja como un asunto interno y en otras ocasiones la compañía opta por la vía judicial (laboral, penal y, a veces, mercantil). Normalmente, una vez que se descubre el fraude, la empresa afectada suele cambiar los controles internos para evitar que vuelva a ocurrir. En estos casos, las unidades de forensic también ofrecen el servicio de consultoría.

“La situación ha cambiado mucho. Antes era muy común que la reacción de la empresa fuera tapar el asunto, esconderlo bajo la alfombra, llegar a un acuerdo con el empleado y pactar su salida”, explica Javier López. La tolerancia ha caído en picado. No solo porque hay una mayor sensibilidad social, que también. Al cambio sustancial que ha habido ha contribuido en gran medida la modificación del código penal que entró en vigor en diciembre de 2010 y que establece que las personas jurídicas también tienen responsabilidad penal.

Directivos y reincidentes

La mayoría de los fraudes, aproximadamente dos terceras partes, los cometen empleados y en la mayoría de los casos en España se trata de apropiación indebida de activos, manipulación contable y corrupción o sobornos

En el caso de la manipulación contable, entre otras cosas, se pueden englobar casos como el de Pescanova, que pintó una realidad empresarial muy distinta de la verdadera, de la que todavía se desconocen todos los datos. La compañía gallega eligió a KPMG como auditora forensic para investigar el fraude contable. De momento se ha descubierto que tenía 1.400 millones de deuda oculta. Pescanova demandará a BDO Auditores, que fue la firma que se había encargado de certificar sus cuentas desde 2001, por no hacer correctamente su trabajo. Por otra parte, en el caso de Pescanova también ha intervenido la CNMV, que trabaja codo a codo con KPMG e investiga si hubo delito en una operación de venta de acciones que hizo su presidente, Manuel Fernández de Sousa

También es el caso de algunas entidades financieras, como Bankia –que dio en las cuentas de 2011 un beneficio de 309 millones, cuando había tenido unas pérdidas de 2.979 millones, cifra que se supo cuando reformuló las cuentas en mayo de 2012- o CAM, que igualmente presentó unas cifras muy alejadas de la realidad y tuvo que reconocer un agujero por su inversión en el ladrillo de 1.136 millones. 

No todas las irregularidades son tan sonadas, ni el fraude está tan orquestado por la organización. En algunos casos, el maquillaje contable tiene su origen en pretender obtener una mejor retribución, ya que determinados directivos tienen sus ingresos ligados a los resultados de la compañía, y es responsabilidad de un director financiero creativo.

Suelen ser los directivos o mandos intermedios quienes realizan la estafa, porque tienen mayor acceso a información y la capacidad de autorizar determinadas operaciones. En la mayoría de los casos –el 77%, según el informe de ACFE-, los empleados trabajaban en los departamentos de contabilidad, ventas, gestión, servicio al cliente, compras u operaciones. El 87% no había sido acusado con anterioridad de ninguna práctica irregular y el 91% reincide. 

Los ‘forenses’ empresariales están cobrando cada vez mayor protagonismo ahora que la crisis ha provocado un mayor interés en las compañías en dar caza al defraudador. Estos equipos, compuestos por personas de perfiles muy distintos, acuden a la llamada de una compañía que sospecha que un empleado o directivo puede estar engañando a la empresa y rastrean cualquier pista o indicio para descubrirlo, usando desde registros públicos hasta entrevistas realizadas por personal entrenado. No es que haya más delitos, señalan los investigadores, es que ahora salen más a la luz porque ha habido un cambio en la sociedad española.