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Aena irrumpe en Brasil para pujar por la gestión de aeropuertos en Río y Belo Horizonte
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LA SALIDA AL EXTERIOR ES CLAVE PARA LA PRIVATIZACIÓN

Aena irrumpe en Brasil para pujar por la gestión de aeropuertos en Río y Belo Horizonte

Roto el cascarón de la reestructuración y el saneamiento interno, Aena pretende dar un salto a la fama internacional como punto de apoyo de su nuevo

Foto: Aena irrumpe en Brasil para pujar por la gestión de aeropuertos en Río y Belo Horizonte
Aena irrumpe en Brasil para pujar por la gestión de aeropuertos en Río y Belo Horizonte

Roto el cascarón de la reestructuración y el saneamiento interno, Aena pretende dar un salto a la fama internacional como punto de apoyo de su nuevo plan de desarrollo corporativo. La compañía dependiente del Ministerio de Fomento necesita mostrar su plena mayoría de edad empresarial antes de encarar la privatización, y para eso nada mejor que plantar sus reales en el mercado exterior. Pero, eso sí, como socio mayoritario en el mando y control de infraestructuras aeroportuarias de resonancia mundial.

La primera estación del nuevo periplo de Aena tiene por destino Brasil aprovechando la licitación pública que el Gobierno de Dilma Rousseff va a llevar a cabo en septiembre con vistas a las obras de modernización y gestión de la explotación en los aeropuertos de Río de Janeiro y Belo Horizonte. Dos ciudades con un singular atractivo turístico y que van a ser centro global de interés con motivo de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

El Aeropuerto Internacional de Galeão, en Río de Janeiro, es el quinto en importancia de toda Latinoamérica y mueve cada año 17 millones de pasajeros. El Aeropuerto de Belo Horizonte-Confins tiene capacidad para cinco millones de pasajeros al año y la mayoría de sus rutas son domésticas, si bien también opera en conexiones internacionales con Buenos Aires, Ciudad de Panamá, Miami y Lisboa. Las inversiones conjuntas que requerirá la modernización de ambas infraestructuras se estiman en torno a los 4.500 millones de euros, según los estudios que maneja la Secretaría de Aviación Civil de Brasil. 

Aena se siente capacitada para afrontar un desafío especialmente intensivo en capital, pero que está respaldado por una experiencia operativa básica para asegurar las condiciones mínimas del proyecto. El Gobierno brasileño ya ha adelantado que cualquier concursante que se precie deberá mostrar una tarjeta de presentación que acredite conocimiento en la gestión de terminales con un mínimo de 35 millones de pasajeros al año.

Con esta credencial bien visible, la compañía que preside José Manuel Vargas ha intensificado en los últimos días los contactos para formar una alianza con un socio local capaz de abrir puertas y formalizar una oferta exitosa a partir del próximo otoño. Empresas brasileñas como Invepar, Triunfo, UTC Participações o Infravix forman parte de la shortlist que maneja Aena en su afán por saltar el charco y mostrar el músculo de su capacidad operativa en el escaparate internacional.

Generación de caja de 600 millones en 2013

El plan aeroportuario de Brasil está llamado a convertirse en un trampolín estratégico para todos los operadores del sector que compiten a brazo partido por adquirir una ventaja competitiva en un mercado claramente globalizado. Aena va a tener que batirse el cobre con las marcas más reputadas del sector, entre las que destaca la propia Ferrovial, además de otras multinacionales como la canadiense YVR Airport Services, la sudafricana ACSA, la argentina Corporación América o la francesa Egis Airport Operation (Egisavia).

Para los responsables del gestor aeroportuario, la salida al exterior supone, además, algo así como la reválida de la vuelta al calcetín que tratan de dar a la compañía con el respaldo de la ministra Ana Pastor. Tras el ajuste laboral de un 10% de la plantilla, la optimización de los ingresos comerciales y la reordenación de la deuda financiera que ahora se negocia con los bancos, la compañía empieza a cosechar  los primeros resultados positivos de una gestión claramente orientada a romper moldes con la vista puesta en la privatización. A tal efecto, las estimaciones para 2013 apuntan una generación positiva de caja de 600 millones de euros, contabilizada a partir del margen operativo o ebitda menos las inversiones de capital y el servicio de la deuda. Un indicador realmente elocuente si se observa que en 2011 Aena obtuvo también esos mismos 600 millones pero con un signo negativo por delante.

Roto el cascarón de la reestructuración y el saneamiento interno, Aena pretende dar un salto a la fama internacional como punto de apoyo de su nuevo plan de desarrollo corporativo. La compañía dependiente del Ministerio de Fomento necesita mostrar su plena mayoría de edad empresarial antes de encarar la privatización, y para eso nada mejor que plantar sus reales en el mercado exterior. Pero, eso sí, como socio mayoritario en el mando y control de infraestructuras aeroportuarias de resonancia mundial.