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¿Va a pedir un crédito rápido? Puede estar cavando su propia tumba
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EXIGEN INTERESES DE ENTRE UN 13% Y UN 35%

¿Va a pedir un crédito rápido? Puede estar cavando su propia tumba

El dinero tenía un precio. No es el remake del popular western de Sergio Leone, pero bien podría contener algunos ingredientes de este género cinematográfico. En

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¿Va a pedir un crédito rápido? Puede estar cavando su propia tumba

El dinero tenía un precio. No es el remake del popular western de Sergio Leone, pero bien podría contener algunos ingredientes de este género cinematográfico. En este caso, el desierto estaría representado por unos bancos que hace tiempo dejaron de abrir el puño de la liquidez y la diligencia estaría ocupada por un buen número de ahorradores que se las ven y se las desean para conseguir un préstamo. En estas circunstancias entran en juego un buen número de compañías de créditos rápidos. Se denominan a sí mismas “el dinero rápido, sin explicaciones, fácil y cómodo” y son menos proclives a confesar su lado más oscuro: unos intereses que se sitúan entre el 13% y el 35%.

¿Se acuerdan de los tiempos del dinero directo? Un sinfín de prestamistas poblaron los anuncios televisivos, principalmente en la franja de mañana, durante los años previos al estallido de la crisis económica. Todo el mundo podía tener cash para “hacer frente a la compra de un primer coche, o de un segundo, para pagar unas vacaciones, los estudios de los niños, o esa bicicleta de montaña con la que siempre soñó”. No es una frase de cosecha propia. Es parte del extracto de un anuncio radiofónico de una de estas populares empresas que sonaba insistentemente allá por 2006.

Hoy, siete años después, las cosas son bien distintas en aguas del Río Bravo español. Compañías de crédito como Cofidis, Big Bank, Cetelem, Wonga, Vía SMS, Vivus o Crédito Activo han vuelto a resurgir y a hacerse notar en los medios de comunicación. Hoy estos 'Siete Magníficos' del crédito no vienen a competir como lo hacían antes, en un mercado en el que obtener un préstamo se daba por descontado. Son los únicos que se muestran menos reticentes a abrir el grifo a cambio de unas condiciones leoninas. 

En todos estos casos, el denominador común es que la cuantía de estos préstamos rápidos no supera los 10.000 euros, el plazo de devolución es inferior a los cinco años y la fórmula para conseguirlos es a través de una simple llamada de teléfono, un mensaje de texto o el propio internet. En la práctica, una empresa como Cofidis ofrece entre 500 y 6.000 euros a cuatro años al 24,5% TAE, Vivus pide un 13% por 600 euros a devolver en un año y Big Bank cuenta con préstamos de 500 a 10.000 euros a cinco años a un interés que varía del 19,8% al 34,2%. Bien es cierto que otras empresas como Cetelem se han especializado en ofrecer crédito a través de proveedores como grandes almacenes, automovilísticas o agencias de viajes.

Desde las empresas de asesoramiento financiero -eafis- se insta a evitar este tipo de productos, a menos que no sea una cuestión de fuerza mayor. Félix González, director de Capitalia Familiar, apunta a que “estas empresas compensan el riesgo que contraen imponiendo altos intereses al conjunto de sus clientes. Así, si alguien no paga, el resto de clientes ya ha asumido el agujero que puede provocar”. No obstante, González considera que, “en los tiempos actuales, estas empresas tienen asegurado su negocio porque son la única fuente de liquidez para muchas personas”.

Todavía más allá van desde la federación de consumidores Facua, quienes consideran que “estos productos rozan la usura en muchos casos, a través de cláusulas abusivas en algunos contratos o de intereses desmedidos en casos de demora”. El portavoz de la asociación, Rubén Sánchez, alerta sobre una “publicidad opaca que enmascara altos tipos de interés y plazos eternos detrás de unas cuantías atractivas y unas cuotas relativamente asequibles”.

Y si todo falla… siempre puede empeñar su coche

Puede parecer surrealista, pero otra opción para obtener liquidez es empeñar su coche. Son varias las empresas que ofrecen créditos de hasta 50.000 euros a aquellas personas que empeñen sus vehículos de menos de 10 años de antigüedad. La particularidad es que durante el tiempo que el coche esté arrendado al prestamista en cuestión, el cliente paga una cuota de alquiler, que generalmente suele oscilar entre los 300 y los 600 euros. Cuando este decida devolver la cantidad prestada, el coche volverá a ser de su propiedad.

La obtención de avales mediante los vehículos es un negocio en auge que cada vez se deja notar más y más en internet. Empresas como Gedesco, Flexicar o Financar ofrecen estos servicios que, según apuntan los expertos, dan una tasación aproximada del vehículo del 40% de su valor real. Todo por obtener liquidez en última instancia cuando se ve aparecer de fondo a John Wayne con La soga de la horca entre manos. 

El dinero tenía un precio. No es el remake del popular western de Sergio Leone, pero bien podría contener algunos ingredientes de este género cinematográfico. En este caso, el desierto estaría representado por unos bancos que hace tiempo dejaron de abrir el puño de la liquidez y la diligencia estaría ocupada por un buen número de ahorradores que se las ven y se las desean para conseguir un préstamo. En estas circunstancias entran en juego un buen número de compañías de créditos rápidos. Se denominan a sí mismas “el dinero rápido, sin explicaciones, fácil y cómodo” y son menos proclives a confesar su lado más oscuro: unos intereses que se sitúan entre el 13% y el 35%.