Roig mete más 'riesgo' a Mercadona: además de tendero, se hace agricultor

Un año después de "trabajar como chinos" y discreto como nunca antes, Juan Roig presentó ayer los espectaculares resultados de Mercadona, con unos beneficios récord de 508 millones de euros en 2012. Haciendo un acto de constricción sin precedentes, "ya lo he dicho durante cinco años", el empresario valenciano prefirió renunciar a cualquier valoración macroeconómica o recomendación para atajar el paro y generar riqueza, y se centró en el cambio de modelo en el que ha embarcado a su compañía familiar, que además de ejercer de tendera y controlar los procesos de fabricación de sus interproveedores se ha pasado al escalón de los productores (agricultores y pescadores).

Más allá de los desorbitantes registros que ofrece Mercadona, con más de 19.000 millones de facturación, 74.000 empleados, inversiones por valor de 470 millones y presencia en todo el territorio nacional, incluido el País Vasco ("si hubiera habido lío, no hubiéramos ido"), Juan Roig deslizó ayer las líneas maestras del plan que pretende llevar a la compañía de distribución al punto de la cadena agroalimentaria al que aún era ajeno. De esta manera, la cadena de supermercados desembarca en el primer escalón de todo el proceso, la producción en origen, centrándose en primer lugar en los productos frescos vinculados a frutas, verduras y pescados, dejando carne y cereales para más tarde.

Este giro estratégico se debe a la errática trayectoria de Mercadona en la categoría de frescos, que tendría que crecer un 50% en su facturación para alcanzar los registros del segmento de productos secos. Tras abandonar el envasado en bandejas y volver a la venta directa con mostrador, cambio que ha disparado la contratación de personal y por tanto los costes salariales, Roig pretende eliminar a los intermediarios y gestionar directamente la compra en origen de frutas, verduras y pescados. Para ello, el valenciano ha cerrado ya acuerdos con 40 cofradías, lo que generará venta de producto del día con hasta tres frecuencias de reposición, y a servir a tienda directo desde el huerto. 

Para el serio y comedido Juan Roig, que ayer despachó con un lacónico "no es verdad" la aparición de Mercadona como donante en los supuestos papeles del extesorero del PP, Luis Bárcenas, el concepto de integración vertical absoluta forma parte del plan concebido para hacer "sostenible" toda la cadena de agentes que forma parte de su particular modelo de distribución. La implementación de este cambio se produce casi al mismo tiempo que el actual Ministerio de Agricultura ha aprobado la Ley para la Mejora de la Cadena Alimentaria, un nuevo marco legal que pretende eliminar las prácticas abusivas que ejerce la distribución sobre el resto de operadores, entre fabricantes y productores.

Esta "reinvención" ha obligado a Roig a priorizar los planes de Mercadona. Por ello, después de meses de trabajo en la sombra, el líder de la distribución nacional ha optado por aparcar los planes de expansión internacional, que tenían a Italia como objetivo prioritario, hasta que el modelo no funcione a la perfección. De esta manera, el impulsor del Foro para la Competitividad pretende crear su propia cadena agroalimentaria completando el ciclo desde el origen, de manera que todo el proceso esté integrado y le permita controlar los márgenes de cada eslabón, y a la vez hacer que el sector primario sea rentable, una suma de propósitos que debe traducirse en un carro de la compra más barato. 

La cuadratura del círculo puede convertir a Mercadona en líder absoluto del sector. Sin embargo, y a pesar de sus beneficios y facturación récord, la compañía valenciana ha visto cómo la entrada de nuevos operadores más baratos y los errores propios, como la retirada de productos dermatológicos por imposición de Sanidad, además de la absorción de la subida del IVA y del encarecimiento de algunos productos gancho (leche y aceite), han mermado sus cuentas en el segundo semestre. Y es que, aunque no se quiso mojar ni ejercer de gurú, Roig sigue viendo negro el futuro (los españoles tendrán menos renta) y, por tanto, tiene claro que el factor precio es determinante para ser competitivo.