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IAG marca la línea roja a Iberia: rebaja estructural de gastos de 350 millones
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ES LA CONSIGNA QUE TRAE WALSH PARA EL CONSEJO DEL DÍA 24

IAG marca la línea roja a Iberia: rebaja estructural de gastos de 350 millones

Mientras Iberia y los sindicatos continúan bailando a la parrala con su ajuste laboral, una para delante y dos para detrás, el consejero delegado de IAG,

Foto: IAG marca la línea roja a Iberia: rebaja estructural de gastos de 350 millones
IAG marca la línea roja a Iberia: rebaja estructural de gastos de 350 millones

Mientras Iberia y los sindicatos continúan bailando a la parrala con su ajuste laboral, una para delante y dos para detrás, el consejero delegado de IAG, Willie Walsh, prepara al detalle el Consejo de Administración del próximo jueves en Madrid. La dirección de la aerolínea española piensa que la reunión del día 24 es un mero trámite previsto desde hace tiempo en la agenda ordinaria de trabajo. En la casa matriz de Londres no opinan igual, y consideran que el encuentro tiene una trascendencia especial por cuanto que debe ratificar los compromisos del Plan de Transformación anunciado el pasado 9 de noviembre.

Los acontecimientos en Iberia son monitorizados desde el cuartel general de IAG con cierto escepticismo dado el escaso avance de las negociaciones. Hace ya más de dos meses que se anunció el plan de reestructuración de la compañía española y lo único que se ha conseguido es extender el conflicto laboral al ámbito político con la intervención acalorada del Gobierno español. Tanto la ministra de Fomento, Ana Pastor, como el titular de Industria, José Manuel Soria, han roto una lanza por Iberia, como no podía ser de otra manera, pero eso sólo ha servido para reforzar la posición de los sindicatos sin que haya supuesto ningún acuerdo efectivo sobre el futuro de la empresa.

El deadline marcado en el 31 de enero como fecha límite para poner en marcha el dispositivo de ajuste está al caer y los responsables del grupo fusionado se niegan a aceptar un pacto de mínimos que asegure una paz social momentánea a cambio de hipotecar la rentabilidad futura de la aerolínea. Walsh lo tiene muy claro y tampoco quiere entrar en discusiones bizantinas acerca de los complejos intereses corporativos que defienden los diversos colectivos profesionales de la primera aerolínea del país.

El encargo que el primer ejecutivo de IAG trae en cartera para el Consejo del jueves se resume en un cuadro de mando sencillo y claro, en virtud del cual la viabilidad de Iberia pasa por un ajuste de gastos “estructural y recurrente” de 350 millones. Dicho de otro modo, la cuenta de resultados tendrá que ser aligerada en una cuantía que obliga a reestructurar la capacidad operativa y las relaciones laborales que han caracterizado la evolución de la compañía de bandera desde los felices tiempos del antiguo INI.

La evolución del conflicto en las últimas semanas ha supuesto una frontera divisoria entre el Sepla y la plataforma sindical conjunta que encabezan UGT y CCOO en representación del personal de tierra y tripulantes de cabina. Los pilotos se están quedando aislados en la negociación, lo que supone un aspecto fundamental del Plan de Transformación que IAG quiere llevar a cabo en Iberia.

El coste de los pilotos y la responsabilidad penal de los ejecutivos

La multinacional surgida de la fusión con British Airways está convencida de que una de las causas determinantes en la pérdida de competitividad de su filial española radica en el coste de los pilotos. Según los datos que maneja IAG, un capitán en rutas de largo recorrido gana 208.000 euros al año por un desempeño que no llega a las 13 horas de trabajo semanales. A esta cifra hay que añadir otros 300.000 euros por cotizaciones a la Seguridad Social.

Las ventajas que disfrutan los pilotos de Iberia se extienden a otros ámbitos de su relación laboral con la compañía, que asume los costes de transporte al domicilio particular, con un coste añadido de 9,5 millones de euros al año. Si los pilotos comienzan a trabajar antes de las 10.30 horas de la mañana disfrutan de un día de libranza y cuando llevan más de 15 años de servicio pueden trabajar un 28% menos manteniendo íntegro el salario. El Sepla decide además los hoteles en los que deben alojarse sus afiliados aportando hasta tres opciones a elegir, lo que eleva el coste de estos vuelos internacionales en torno a un 47%.

Bajo estas condiciones, aseguradas a partir de sucesivos convenios colectivos, IAG entiende que Iberia no puede sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo. De ahí la urgencia en aplicar una reestructuración urgente que sólo puede traducirse en un ajuste de caballo pactado con los sindicatos de clase. Las posiciones están todavía muy alejadas, pero tanto la dirección de la empresa como los representantes de los trabajadores han empezado a ver las orejas al lobo. La solución que ahora se plantea pasa por la aplicación de expedientes de regulación temporal que mitiguen la cifra de despidos y la ampliación de frecuencias rentables que permitan compensar en AKO (Asientos por Kilómetro Ofertado) el cierre de determinadas rutas transoceánicas.

La clave reside en asegurar una cuenta de resultados que satisfaga un cambio de rumbo y sea sostenible en el tiempo. De lo contrario, Willie Walsh no va a ceder un ápice porque la legislación británica exige al consejero delegado de la casa matriz la máxima responsabilidad, civil y penal, con los compromisos asumidos ante los inversores y la comunidad internacional. Ahí es donde le aprieta el zapato a IAG y la razón última por la que Iberia tendrá que soltar lastre en su próximo vuelo de emergencia.

Mientras Iberia y los sindicatos continúan bailando a la parrala con su ajuste laboral, una para delante y dos para detrás, el consejero delegado de IAG, Willie Walsh, prepara al detalle el Consejo de Administración del próximo jueves en Madrid. La dirección de la aerolínea española piensa que la reunión del día 24 es un mero trámite previsto desde hace tiempo en la agenda ordinaria de trabajo. En la casa matriz de Londres no opinan igual, y consideran que el encuentro tiene una trascendencia especial por cuanto que debe ratificar los compromisos del Plan de Transformación anunciado el pasado 9 de noviembre.

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