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La ‘paradoja española’: suben los costes, pero crecen las exportaciones
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UN ESTUDIO DEL BBVA DESMONTA QUE BAJAR PRECIOS AUMENTE LA COMPETITIVIDAD

La ‘paradoja española’: suben los costes, pero crecen las exportaciones

La pregunta tiene enjundia económica. Y se la ha hecho el servicio de estudios del BBVA: ¿De qué forma afectan los precios a la hora de

La pregunta tiene enjundia económica. Y se la ha hecho el servicio de estudios del BBVA: ¿De qué forma afectan los precios a la hora de ganar competitividad? La respuesta no es, desde luego, la convencional. Al contrario. Según el BBVA, la relación entre las ganancias o pérdidas de competitividad que se derivan de los indicadores de precios habitualmente utilizados (como los costes laborales unitarios o el diferencial de inflación) “dista mucho de ser clara, inclusive cuando el indicador de competitividad precio se construye a partir del precio de las exportaciones”.

Dicho en otros términos, no por bajar los precios se obtienen de forma automática ganancias de competitividad. O viceversa. Un país puede sufrir presiones inflacionistas y, al contrario, ganar cuota de mercado. Se cita el caso de España, cuyos costes laborales unitarios crecieron durante los primeros diez años de vida del euro un 20% más que en 36 naciones industrializadas, pero, a pesar de ello, es hoy uno de los países que menos han sufrido la competencia exterior

Se pone como ejemplo que en 2007, justo antes del inicio de la crisis económica, las exportaciones de bienes y servicios suponían el 26,9% del PIB, ligeramente por encima del 26,8% de 1999. Incluso después de  la  intensa caída del comercio mundial en 2009, las exportaciones españolas han crecido a tasas muy superiores a las del PIB, “sobrepasando su nivel anterior a la crisis, y aumentando considerablemente su peso sobre el conjunto de la actividad económica”. De hecho, y pese a la competencia de China, India y el resto de países emergentes, la cuota exportadora de España entre 1999 y 2011 apenas cayó un 8,9%.

¿Qué ha ocurrido en el resto de economías industrializadas que han contando con mayor control de precios? Pues justamente lo contrario. Dichas economías han visto cómo sus cuotas de exportación en el comercio internacional disminuían entre un 20% y un 40%. Esta característica, dice el BBVA, es claramente positiva, y contrasta con el aumento del coste laboral unitario frente al resto de las economías avanzadas.

Cuota de exportaciones

El estudio admite que esta evidencia “no implica que los precios relativos internacionales sean irrelevantes a la hora de determinar la cuota de exportación de una economía”, sino que otros determinantes, no relacionados con el precio, “han sido más importantes”, compensando los efectos de los precios de exportación. De hecho, sostienen los autores del estudio, si los precios relativos de exportaciones se hubieran comportado de forma más favorable, como lo hicieron en Alemania, España habría aumentando su cuota mundial de exportaciones en 20 puntos, lo que habría significado aproximadamente un 6% más de PIB.

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El informe del BBVA ha sido elaborado por los economistas Mónica Correa-López y Rafael Doménech, que han denominado a este fenómeno ‘paradoja española’.  Y encuentran, como otros autores, una primera explicación. Los costes laborales de las empresas exportadoras de mayor tamaño evolucionaron de forma más favorable que los CLU del resto de las empresas. Y hay que tener en cuenta que en España existe un grado de concentración notable: el 1% de las empresas con mayor volumen exportador acapara el 67% del total de las ventas al exterior, y la cifra asciende al 93% si se tiene en cuenta el 10% de las empresas. 

No es esta, sin embargo, la principal causa. Los autores del estudio recuerdan que España cuenta con la ventaja de ser una de las economías con un sector exportador “de los más diversificados del mundo tanto en lo que se refiere a la variedad de los productos como al número de países a los que exporta”. Se da, además, otra circunstancia. España se beneficia de un hecho: la cuota de exportaciones en el comercio de servicios (3,4% en 2011) es superior a la de bienes (1,7%), y la mayor parte de las grandes empresas españolas mejor posicionadas a nivel mundial son empresas de servicios.

A España, por el contrario, le perjudica la atomización empresarial. Pero las que exportan -que son pocas- son más competitivas. Utilizando datos del sector industrial, se observa claramente que las empresas españolas de más de 250 trabajadores muestran una productividad del trabajo que es un 65% por ciento superior a la media, mientras que las empresas de menor tamaño presentan una productividad que es aproximadamente la mitad. Algunos estudios han calculado que un aumento del 1% en el tamaño empresarial incrementa la probabilidad de exportación un 5%.

Empleo cualificado e I+D+i

El hecho de que las empresas españolas sean más grandes que sus competidoras hace que no sólo la productividad por empleado sea superior, sino que dependan en mayor medida de trabajadores cualificados en su estructura productiva. Son, además, más proclives a invertir en actividades de I+D+i y en adopción de tecnología extranjera, sostiene el informe del BBVA. En promedio, “alrededor del 80% de las empresas que reportaron innovaciones en el año, bien en producto, bien en proceso, fueron además exportadoras durante el año”.

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El informe subraya que desde el punto de vista de la estructura de la propiedad, un rasgo diferenciador importante se refiere a la entrada de capital extranjero en el tejido manufacturero español. La participación extranjera en empresas exportadoras es, en promedio, cerca de nueve veces la participación extranjera en empresas no exportadoras (26,3% frente a 3,1%).

La pregunta tiene enjundia económica. Y se la ha hecho el servicio de estudios del BBVA: ¿De qué forma afectan los precios a la hora de ganar competitividad? La respuesta no es, desde luego, la convencional. Al contrario. Según el BBVA, la relación entre las ganancias o pérdidas de competitividad que se derivan de los indicadores de precios habitualmente utilizados (como los costes laborales unitarios o el diferencial de inflación) “dista mucho de ser clara, inclusive cuando el indicador de competitividad precio se construye a partir del precio de las exportaciones”.

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