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Piedrahita salda su cuenta con los afectados por Madoff y da otro pelotazo de 90 millones
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VANITY FAIR: "EL HOMBRE DE MADOFF RICO, RICO, RICO"

Piedrahita salda su cuenta con los afectados por Madoff y da otro pelotazo de 90 millones

El día que la estafa bursátil de Bernard Madoff saltó por los aires, el imperio de Andrés Piedrahita, el alma de las fiestas de la alta

Foto: Piedrahita salda su cuenta con los afectados por Madoff y da otro pelotazo de 90 millones
Piedrahita salda su cuenta con los afectados por Madoff y da otro pelotazo de 90 millones

El día que la estafa bursátil de Bernard Madoff saltó por los aires, el imperio de Andrés Piedrahita, el alma de las fiestas de la alta sociedad madrileña y uno de los máximos captadores de clientes de la trama, se derrumbó. Cuatro años después, ha resurgido de sus cenizas, ha indemnizado a los afectados, ha vuelto a engrasar su cuenta corriente con un pelotazo en el extranjero y vive en una urbanización de lujo en Madrid, donde se ha repuesto del suicidio de su hermana. ¿Pero conocía el empresario cómo movía los hilos su jefe? La revista Vanity Fair reconstruye su historia.

La caída de Piedrahita comenzó el 11 de diciembre de 2008. Bernad Lawrence Madoff fue detenido y acusado de cometer una de las mayores estafas bursátiles de la historia. Durante cerca de dos décadas, la compañía de Piedrahita, Fairfield, levantó miles de millones de dólares para su jefe, muchos de los cuales desaparecieron. Sólo en España captó cerca de 65 millones. Muchos de los afectados demandaron a Piedrahita, que en un principio creyó que la caída del bróker estadounidense era una broma.  

Pero cuatro años después, el empresario colombiano ha recuperado el lugar. “La empresa de Piedrahita ha llegado a un acuerdo  con las víctimas. Pagará 50 millones de dólares. Andrés ha ganado 90 con su última jugada financiera”, dice la revista. Así, ha evitado ir a juicio por negligencia, enriquecimiento indebido e incumplimiento de obligaciones fiduciarias. Su negocio ha levantado el vuelto gracias a sus inversiones en el extranjero. Se enteró que la firma Michael Kors salía a bolsa, compró 35 millones en acciones y las revendió tres veces más caras.

Pese a indemnizar a los afectados, nadie sabe si el empresario conocía los chanchullos de su jefe. Los abogados de Piedrahita lo niegan, al igual que la Fiscalía Anticorrupción que cerró el caso en España. Mantienen que nadie en la empresa conocía la estafa que había tejido Madoff durante años. Reconocen que de los 162 millones de dólares que  Piedrahita se embolsó entre 2002 y 2008, el colombiano sólo tenía invertidos 10,5 millones. Además, aún le queda pendiente hacer frente a una demanda de Irving Picard, encargado de liquidar los bienes de Madoff e investigar a las personas que participaron en su fraude.

Caída al infierno

¿Qué ha pasado con Piedrahita los últimos cuatro años? “Muchas cosas” contesta él mismo a través del teléfono a Vanity Fair. En 2010, dos años después del aniversario de la confesión de Madoff, su hijo Mark se suicidó. Meses después, Piedrahita vio cómo el terrible suceso se repetía. Su hermana María del Carmen Piedrahita se quitaba la vida de un balazo en su residencia de Bogotá. Andrés, de viaje, no llegó al entierro.

Sin embargo, ha levantado el vuelo. Han vuelto los viajes y algunas fiestas pero “en comparación con el tren de vida que llevaba antes, esto no es nada”. “Ahora sólo se reúne con sus íntimos. El resto ha tomado una distancia prudencial con él”, cuenta uno de sus amigos. Continúan con sus safaris en Kenia, Navidades tropicales y viajes a Mallorca. Pese a ello, se vio obligado en 2009 a vender su avión, el yate y el apartamento en Nueva York.

Riqueza, lujo y contactos

Antes de la quiebra de Madoff, el colombiano, que creció en el seno de una familia adinerada de Bogotá, era un empresario que disfrutaba de una vida de lujos, fiestas y contactos. En la década de los ochenta, se había casado con Corina Noel, heredera de una familia poderosa de Brasil con casa en las zonas más elitistas de EEUU. Ricos, divertidos, el alma de las fiestas que lo mismo se apuntaban a los retiros del Caribe o a practicar esquí en las mejores estaciones austriacas. Gracias al apoyo de sus cuñados y su suegro, creó su empresa de inversión. Y fueron estas relaciones las que le abrieron las puertas de las grandes fortunas mundiales.

Tras los inicios, se mudó a Londres, donde fue creciendo su cartera de clientes. Allí se codeaba también con la aristocracia y sus fiestas, donde incluso disfrazaba a los invitados, se hicieron muy conocidas. “Me reí mucho con Andrés aquella noche”, dice Kyril de Bulgaria. Además, se aficionó a la caza. A esto le siguieron el avión privado, la casa frente a Central Park en Nueva York, el yate…

En 2004, su vida dio otro giro. La pareja se mudó a España y se instaló en una de las casas más caras de Puerta de Hierro, en Madrid. Y continuaron las fiestas, los contactos y los negocios. Por su mansión se paseaban tanto Isabel Preysler como el expresidente Andrés Pastrana. Adquirió un ático en la Milla de Oro para celebrar sus encuentros con la alta sociedad y ricos españoles. Además frecuentaba los restaurantes más chic, sobre todo con su íntimo amigo Alberto Cortina, con el que acaba de dar un pelotazo de 90 millones. También llegó la casa en Mallorca, de 2.000 metros cuadrados y once habitaciones.

Y en esta vida de lujo se cruzó incluso con el Príncipe Felipe. “Se cayeron fenomenal, estuvieron toda la noche de bromas”, dice uno de los amigos del heredero. Ambos coincidieron en una cena organizada en casa de Javier López Madrid, íntimo del hijo de los Reyes. Incluso compartieron cacerías, dice Vanity Fair. Alicia Koplowitz, los Abelló, Manolo March, Almodóvar... todos tuvieron relación con él, y se supone que con sus negocios, extremo que todo el mundo dio por hecho. Parece que todo está ya olvidado.

El día que la estafa bursátil de Bernard Madoff saltó por los aires, el imperio de Andrés Piedrahita, el alma de las fiestas de la alta sociedad madrileña y uno de los máximos captadores de clientes de la trama, se derrumbó. Cuatro años después, ha resurgido de sus cenizas, ha indemnizado a los afectados, ha vuelto a engrasar su cuenta corriente con un pelotazo en el extranjero y vive en una urbanización de lujo en Madrid, donde se ha repuesto del suicidio de su hermana. ¿Pero conocía el empresario cómo movía los hilos su jefe? La revista Vanity Fair reconstruye su historia.

Bernard Madoff