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Miles de personas se manifiestan en Madrid para poner broche final al 14-N
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GUERRA DE CIFRAS EN UNA MARCHA EN LA QUE PARTICIPAN CHAVES, VALERIANO GÓMEZ O CALDERA

Miles de personas se manifiestan en Madrid para poner broche final al 14-N

Miles de personas han salido a la calle este miércoles en Madrid para protestar contra la política económica del Gobierno centrada en los ajustes, y han

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Miles de personas se manifiestan en Madrid para poner broche final al 14-N

Miles de personas han salido a la calle este miércoles en Madrid para protestar contra la política económica del Gobierno centrada en los ajustes, y han urgido al Ejecutivo a tomar medidas para evitar que la cifra de parados supere los seis millones de personas. Al cierre de la manifestación, los líderes sindicales han dicho que se "han cumplido sobradamente los objetivos".

La manifestación ha servido para poner el broche final a la segunda huelga contra el Gobierno de Mariano Rajoy, arrancaba pasadas las 18.30 horas de la Plaza de la Lealtad bajo el lema 'Nos dejan sin futuro. Hay responsables. Hay soluciones'. En medio de la habitual guerra de cifras -36.000 personas, según la Delegación del Gobierno, más de un millón, según los convocantes- yayoflautas, estudiantes, sindicalistas, maestros han arrancado bajo el constante vuelo de los helicópteros de la Policía Nacional. 

Al término de la manifestación, grupos de personas dispersos por las calles de Madrid han levantado al término de la manifestación de los sindicatos en la plaza de Colón numerosas barricadas a las que han prendido fuego, cortando el tráfico y obligando a la intervención de los bomberos entre Atocha y Gran Vía.

Pasadas las nueve de la noche, un grupo de unas cincuenta personas de estética antisistema ha provocado numerosos disturbios en la zona de la estación de Atocha, en la plaza de Carlos V, donde han roto escaparates y marquesinas de las paradas de los autobuses. Este tipo de vandalismo ha dejado por el centro de Madrid un reguero de pequeños incendios y una gran humareda negra.

"Prohibido rendirse"

Varias tracas de petardos, pitos y tambores alertaban del inicio de una marcha calificada de "éxito" por las centrales sindicales, en cuya cabecera se situaba el secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, acompañado por su homólogo en UGT, Cándido Méndez. Entre los manifestantes se encontraron destacados líderes socialistas, como el exvicepresidente Manuel Chaves o los exministros de Trabajo Jesús Caldera y Valeriano Gómez. Además, se han podido ver entre la amalgama de protestantes al secretario de Organización del PSOE, Óscar López, y al coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara.

Entre lemas como "Nos roban y dividen" o "Prohibido rendirse", miles de personas entonaban cánticos contra la reforma laboral del Gobierno. Algunas pancartas incluso pedían la dimisión en bloque del equipo de Rajoy y otros cánticos amenazaban con un nuevo paro general: "Si esto no se arregla, huelga, huelga, huelga". Uno de los grupos que mayor protagonismo ha acaparado durante la marcha ha sido el formado por trabajadores del sector sanitario. La mayoría de ellos han acudido a la manifestación equipados con batas blancas, han protestado por la situación actual de la Sanidad y han defendido un cambio bajo consignas como "La sanidad no se recorta, se defiende".

El 14-N ha vuelto a marcar las diferencias entre Madrid y Barcelona. Mientras la huelga general se ha vivido en la capital con una relativa normalidad y con menor incidencia que en anteriores ocasiones, con los comercios prácticamente abiertos al 100 por 100 salvo cuando pasaban los piquetes y menor incidentes en los transportes, en la Ciudad Condal la actividad ha cesado, desde el comercio a la restauración, sin necesidad de 'coacción' ni acciones informativas. La campaña electoral se ha paralizado, salvo el PP, y la Generalitat no ha puesto especial empeño en que el paro fracasase ni en educación ni en sanidad.

La calma ha sido la tónica en Madrid durante la madrugada y hasta bien entrada la mañana, cuando los piquetes han empezado a actuar de manera más generalizada en la Gran Vía a la vista del escaso éxito de la huelga en el comercio y la restauración. Se han producido algunos choques con la Policía, que intentaba impedir que se cortara el tráfico (62 detenciones y 34 heridos es el último balance nacional, de los cuales 18 son miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado).

Mientras CCOO y UGT aseguran que la octava huelga general de la democracia tenía un "seguimiento masivo", más del 80% y especialmente en el sector industrial, el ritmo de las grandes ciudades lo desmentía y los datos oficiales de consumo eléctrico (que sólo ha bajado un 8,8% respecto a un día normal y que ha descendido menos incluso que en la huelga de 2010 contra Zapatero), los atascos en las carreteras y las colas en metro y autobuses vienen a confirmar que el seguimiento está siendo inferior al de ocasiones anteriores.

La normalidad de Madrid, sin embargo, contrasta con Cataluña y, en especial, con Barcelona, donde se está viviendo una huelga con piloto automático. Tranquila, sí. Menos tensa que la del 29 de marzo. Pero también con más incidencia, más comercios cerrados en el centro y con toda una serie de automatismos, tanto por parte de los piquetes informativos como de las empresas. La tensión alrededor de El Corte Inglés de Plaza Cataluña, por ejemplo, ha sido mucho menor, que otros años. Pero tanto por los piquetes, muy inferiores en número, como por la empresa, que esta vez ni siquiera ha intentado abrir la puerta que da a Portal del Ángel.

Han cerrado más comercios. Y no sólo en el centro de Barcelona, donde, por ejemplo, no ha abierto el FNAC -que abrió el 29M- pero también locales tan emblemáticos como la tienda Apple de Plaza Cataluña. Es como si muchas empresas hubieran salido a jugar el partido con los brazos caídos. Por cerrar, ha cerrado hasta el gigantesco Zara de la confluencia de Gran Vía con Paseo de Gracia. Y todas las tiendas de lujo de Paseo de Gracia como Zegna, Armani, Furest, Loewe o Cartier. Y la mayoría de las tiendas, desiertas o con el personal haciendo inventario. Otros centros comerciales lejos del centro, como el Arena de Plaza España, también ha optado hoy por permanecer cerrado al público.

La misma opción han tomado muchas tiendas de la céntrica calle Pelayo, cerradas o con la persiana a media asta, mientras los turistas despistados suben y bajan por el centro barcelonés sin entender gran cosa. Claramente hay mucha menos afluencia por el centro, menos incluso que un domingo.

La Generalitat se acomoda

La propia Generalitat no se ha mostrado especialmente combativa: si el 11S consiguieron que los sindicatos acudieran a la manifestación independentista, dos meses después se ha permitido con más o menos connivencia que las centrales sindicales paralicen la actividad de la mayoría de colegios y que los servicios médicos funcionen a medio gas. En las escuelas que han abierto, con notoria menor afluencia de niños, no se da clase, sino que en muchos centros se limitan a entretener a la chiquillería hasta que pase esta jornada excepcional.

Esta madrugada, Mercabarna ha cerrado. Pero ni siquiera se han quemado neumáticos a sus puertas, prácticamente una tradición. Y la clausura del mercado de abastos no ha impedido que muchos supermercados abran hoy en barrios como la Barceloneta, donde, eso sí ha habido mucha menos presencia de público. Esta resignación ante lo inevitable ya se vivió la semana pasa en el IESE en las jornadas de automoción a las que acudieron el vicepresidente de recursos humanos de Seat, Josef Schelchshorn, y el presidente del comité de empresa,Matías Carnero (UGT). Ambos dieron una imagen de plena sintonía.

Lo más curioso es que Schelchshorn presumió de que Seat lleva casi dos años sin paros, como si las huelgas generales, pasadas y futuras no contasen. Y el propio Carnero, ante una audiencia de empresarios y directivos del sector justificó a las bravas: "Y esto es así, hacemos la huelga general porque no nos queda otra". No sólo nadie le tosió sino que incluso fue uno de los ponentes más aplaudidos.

Lo dicho, una huelga con el piloto automático que contrasta con el día de casi total normalidad que se lleva vivido en Madrid. La conciencia de estar yendo a trabajar el día que se reclama a gritos "huelga general" no les quita el sueño a los madrileños que optan por acudir a su trabajo hoy, como un miércoles cualquiera. “Yo no hago huelga porque no creo en los sindicatos y no creo en esta huelga general”, responde un malhumorado ciudadano entrado en años, que opta por irse a pie tras más de una hora esperando en Plaza de Castilla su autobús.

Había algún policía vigilando la zona, pero se limitaban a conversar entre ellos, porque no ha habido ni un solo piquete revoloteando por los alrededores del intercambiador. Son las 7.30 y siguen apareciendo los mínimos autobuses.

Como ya es habitual, donde más se nota la huelga general es en aquellos sectores con ascendente sindical. Es decir, en la industria del motor. Así, la producción se ha parado en Vokswagen, Nissan, Opel, Seat y Ford.

Madrugada tranquila

Pero tampoco, nunca antes, la madrugada de una huelga general como la de este miércoles había sido tan tranquila. O dicho en otros términos, nunca antes se habían producido menos incidentes reseñables en las calles y en los tajos; ni siquiera en los mercados centrales (salvo algunos aislados en Mercabarna), que tradicionalmente han dado el pistoletazo de salida a las huelgas generales. En las primeras horas de huelga, hasta las 11 de la mañana aproximadamente, los datos oficiales ofrecidos por el Gobierno han contabilizado 62 detenciones y 34 personas heridas, de las cuales 18 son miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En todo caso, la directora general de Política Interior, Cristina Díaz, ha asegurado que la situación "es de normalidad", dentro de lo singular que es llamar al paro a 14,2 millones de asalariados. Entre otras cosas, porque sindicatos y las distintas administraciones han pactado en casi todos los casos los servicios mínimos en el transporte y en los servicios públicos esenciales (sanidad o centros educativos). Todo es tan ‘habitual’ que el dato de consumo eléctrico de esta mañana es un 15,4% inferior al registrado a la misma hora del miércoles de la semana pasada, cuando la demanda se situaba en 29.785 MW. A las 6.30 horas de este miércoles, la demanda eléctrica caída un 12,9% con respecto a la previsión, lo que supone un descenso menor al 18% registrado a la misma hora del 29M y al 15,9% del 29S.

Miles de personas han salido a la calle este miércoles en Madrid para protestar contra la política económica del Gobierno centrada en los ajustes, y han urgido al Ejecutivo a tomar medidas para evitar que la cifra de parados supere los seis millones de personas. Al cierre de la manifestación, los líderes sindicales han dicho que se "han cumplido sobradamente los objetivos".