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El impuesto eléctrico de Soria pone una alfombra roja a la energía francesa
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ESPAÑA PERDERÁ SU SALDO EXPORTADOR

El impuesto eléctrico de Soria pone una alfombra roja a la energía francesa

El impuesto del 6% fijado por el Ministerio de Industria para el sector eléctrico tendrá efectos colaterales. Y es que según aseguran fuentes del sector, la

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El impuesto eléctrico de Soria pone una alfombra roja a la energía francesa

El impuesto del 6% fijado por el Ministerio de Industria para el sector eléctrico tendrá efectos colaterales. Y es que según aseguran fuentes del sector, la reforma Soria-Montoro favorecerá la entrada de energía foránea –más barata- y eliminará de raíz el saldo exportador energético que desde hace ocho años registra España. “El canon penalizará la competitividad de la producción de electricidad frente a nuestros vecinos, principalmente Francia y Portugal, que no tienen gravámenes de ese tipo”, explican fuentes del sector, que calculan que la entrada extra de energía reducirá la producción en territorio nacional en unos 10.000 gigavatios hora (GWh) al año.

Aunque no se trata de una cuantía baladí, la cuestión tiene también mucho de simbólico. No en vano España logró obtener un saldo favorable con Francia en 2010, por primera vez en casi tres décadas. Un hito que rompía el mito de España como país importador de energía gala y que, con la reforma en ciernes, tardará en repetirse. La demanda nacional superó en 2010 los 254.000 GWh, si bien la producción se elevó por encima de los 264.000. Parte de ese exceso de generación fueron ventas de electricidad al extranjero, intercambios que arrojaron un saldo exportador de 6.090 GWh. Según datos de Red Eléctrica (REE), España logró una diferencia a su favor con Portugal, Marruecos y Andorra por encima de los 7.600 GWh, lastrada por los 1.511 GWh netos importados de Francia.

“La reforma fiscal que ha planteado el Gobierno tendrá impacto sobre el precio del mercado de generación. De hecho, los futuros de la energía para 2013 ya han recogido el efecto. Para enero, el mercado español cotiza a 53,25 euros el megavatio hora, frente a los 50 euros de Francia y los 47,25 euros de Alemania”, explican estas fuentes. La casación de la energía que viene de Francia y Portugal se realiza exclusivamente por precio, por lo que los productores con plantas en esos países serán más competitivos que los españoles si el proyecto de ley se aprueba tal y como entró en el Congreso. Es más, las únicas restricciones que limitan los intercambios -en torno al 3% de la capacidad instalada- son físicas. Por el momento.

Y es que precisamente la semana pasada, el presidente de REE, José Folgado, y su homólogo galo en Réseau de Transport d’Électericité (RTE), Dominique Maillard, inauguraban las obras de perforación en el lado francés del túnel de una nueva línea de interconexión eléctrica entre España y Francia, la primera en 30 años. Los dos países están hasta ahora conectados por cuatro líneas de alta tensión: dos en el País Vasco, una en Aragón y otra en Cataluña. El nuevo eje, cuya puesta en servicio está prevista para 2014, aumentará la capacidad de intercambio hasta un 6% del consumo máximo en la península. Un esfuerzo que aún deja a España, por ubicación geográfica una isla eléctrica, lejos del 10% que recomienda la Unión Europea.

El tiro por la culata

Además, el Ejecutivo, cuyo objetivo es sobre todo recaudatorio, puede ver cómo la jugada se le vuelve en contra. Y es que la pérdida de producción en España no sólo afectará a las empresas, sino que también tendrá repercusión en los ingresos previstos. “Si dejan de producirse 10.000 gigavatios en España, el Gobierno no ingresará el 6% del impuesto a la venta de energía, es decir, 30 millones. Esa producción tiene un valor de mercado cercano a 500 millones (50 euros el megavatio)”, calculan estas fuentes. Soria estimó que el impuesto en cuestión proporcionará a las arcas públicas 571,7 millones provenientes las eléctricas tradicionales y otros 688 millones de las renovables. Todo para atajar el desfase entre ingresos y gastos de 24.000 millones generado desde 2001 y conocido como déficit de tarifa.

El impacto sobre los intercambios internacionales se suma a la lista de efectos no deseados de la reforma. Por ejemplo, más de 900 industrias -en la metalurgia, el cobre, el automóvil, etc.- han criticado abiertamente que la nueva norma condene a las plantas de cogeneración, sujetas al régimen especial. Y es que esta tecnología no sólo tendrá que afrontar el impuesto lineal del 6%, sino también una tasa del 7% adicional por el céntimo verde que encarecerá el gas natural. Un planteamiento que drena dramáticamente la tasa de retorno (TIR) del 7,5% que les reconoce el Real Decreto 661/2007. La presión sobre la cogeneración es inquietante en tanto su debacle no supone sólo el cierre de las plantas. También lo hacen las industrias que vienen detrás. En términos más amplios, España puede llegar a perder atractivo para la permanencia o la atracción de nuevas inversiones de empresas multinacionales de sectores intensivos en consumo de energía. 

Entretanto, los afectados apuran los plazos para hacer llegar a los grupos parlamentarios sus propuestas de enmiendas al proyecto de ley que tramita el nuevo tributo. Sin ir más lejos, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) instaba ayer al Gobierno a que el impuesto sobre la generación eléctrica fuera temporal, al tiempo que solicitaba la supresión de las tasas ambientales autonómicas. Con muchas empresas en el sector a punto de bajar la persiana ante la imposibilidad de afrontar las nuevas cargas. “La industria eólica española, considerada un referente a nivel mundial, se está viendo obligada a cerrar fábricas y despedir empleados. Los fabricantes de aerogeneradores no tienen pedidos para el mercado doméstico debido a la moratoria para nuevas instalaciones”, subraya la organización en un comunicado.

El impuesto del 6% fijado por el Ministerio de Industria para el sector eléctrico tendrá efectos colaterales. Y es que según aseguran fuentes del sector, la reforma Soria-Montoro favorecerá la entrada de energía foránea –más barata- y eliminará de raíz el saldo exportador energético que desde hace ocho años registra España. “El canon penalizará la competitividad de la producción de electricidad frente a nuestros vecinos, principalmente Francia y Portugal, que no tienen gravámenes de ese tipo”, explican fuentes del sector, que calculan que la entrada extra de energía reducirá la producción en territorio nacional en unos 10.000 gigavatios hora (GWh) al año.