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El rescate de la banca cuesta ya 55.000 millones al contribuyente
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TRES AÑOS DESPUÉS, LA REESTRUCTURACIÓN SIGUE INCOMPLETA

El rescate de la banca cuesta ya 55.000 millones al contribuyente

Con los 40.000 millones en que el Gobierno calcula el dinero público que habrá que inyectar a las entidades financieras en apuros, la factura total del

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El rescate de la banca cuesta ya 55.000 millones al contribuyente

Con los 40.000 millones en que el Gobierno calcula el dinero público que habrá que inyectar a las entidades financieras en apuros, la factura total del saneamiento bancario superará los 55.000 millones con los más de 15.000 que ya se han entregado al sector. Una cantidad que deberá asumir el contribuyente porque, aunque se financie con deuda -tanto las inyecciones realizadas hasta ahora por el FROB como las que se hagan con cargo al préstamo del fondo de rescate europeo (FEEF)-, el Estado español deberá devolver ese importe más los intereses correspondientes a cargo de los impuestos de todos los ciudadanos.

El capital que puedan captar las entidades por sí solas, las ventas de negocios y de activos que incluirán las entidades en sus planes de reestructuración, la reducción de capacidad y la asunción de pérdidas por los tenedores de preferentes y subordinada déficit de capital total del sector financiero español es de 53.745 millones, cifra que se va hasta 59.300 si no se tienen en cuenta los créditos fiscales ni las fusiones en curso. De esa cantidad, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, estima que la ayuda pública que habrá que solicitar inalmente al fondo de rescate europeo será de 40.000 millones. La diferencia responde al capital que puedan captar las entidades por sí solas, las ventas de negocios y de activos que incluirán las entidades en sus planes de reestructuración, la reducción de capacidad, el efecto del traspaso de los activos tóxicos al 'banco malo' (que el Gobierno estima que será positivo) y la asunción de pérdidas por los tenedores de preferentes y subordinada.

Estos 40.000 millones se suman a los 15.724 millones que ya ha inyectado el FROB hasta la fecha en el sector, lo que supone una factura total de más de 55.000 millones. Esta cantidad computará en principio como deuda pública, puesto que el fondo de rescate bancario cuenta con la garantía del Estado, y los intereses que se paguen se consideran gasto público, es decir, suman al déficit de cada año junto a los intereses del conjunto de la deuda del Estado y de los entes territoriales.

Pero puede ser aún peor. Los países Triple A (alemania, Finlandia y Holanda) han planteado esta semana que los problemas bancarios "heredados" por el mecanismo de estabilidad europeo (MEDE) deben seguir siendo responsabilidad de los Gobiernos nacionales. Es decir, que deben computar dentro de las cuentas públicas de cada país: el rescate bancario contará como deuda pública y las pérdidas que se generen (es decir, la parte de esta inyección que no pueda recuperar el Estado), como déficit.

De momento, algunos medios aseguran que 11.000 de esos más de 15.000 millones inyectados a la banca, que el FROB considera irrecuperables (el dinero inyectado a BFA-Bankia, CatalunyaCaixa y NovaGalicia), tendrán que computar a efectos del déficit de 2011. Si en el futuro, parte o la totalidad de los 40.000 millones nuevos se dan también por perdidos por la Intervención General del Estado y por Eurostat, el déficit se disparará en 4 puntos de PIB y será necesario acometer durísimos ajustes adicionales para anular ese efecto, algo que hoy por hoy siembra el temor en Moncloa, como informó ayer El Confidencial.

15.000 millones para nueve entidades

Hasta ahora, el FROB ha inyectado los 15.724 millones en tres oleadas. La primera, el llamado FROB 1, se hizo mediante participaciones preferentes, es decir, en forma de préstamo, si bien ninguna entidad lo ha devuelto todavía. BFA-Bankia se llevó 4.465 millones que fueron convertidos en capital cuando fue nacionalizada en mayo; CatalunyaCaixa se llevó 1.250; NovaGalicia, 1.162; Banca Cívica, 977 (que La Caixa se ha comprometido a devolver este año); BMN (Mare Nostrum) 915; Caja España, 525; la actual Kutxabank, 392 con la compra de CajaSur; y Unnim, 380.

La segunda fase, el FROB 2, nacionalizó varias entidades mediante la inyección hace un años del capital que no habían logrado reunir para cumplir los requisitos del Real Decreto de febrero de 2011. Concretamente, dio 2.465 millones a NovaGalicia y 1.718 a CatalunyaCaixa. También inyectó 568 millones en Unnim, pero le fueron reintegrados por el Fondo de Garantía de Depósitos cuando vendió la entidad a BBVA. Lo mismo ocurrió con los 2.800 millones con que tuvo que recapitalizar de urgencia a la CAM, que también recuperó del FGD tras adjudicar la entidad al Sabadell. Por tanto, esas cantidades no se incluyen en el coste para el contribuyente.

La tercera etapa son dos operaciones posteriores. Por un lado, la recapitalización con 1.000 millones a Banco de Valencia, cantidad que se puede recuperar -o no- con la venta de la entidad en la subasta que el Ejecutivo quiere realizar cuanto antes una vez que se sanee la antigua filial de Bankia. Por otro, concedió una ayuda en forma de CoCos (convertibles contingentes) de 475 millones a Unicaja para hacerse con Caja España, más una línea adicional de 1.075 millones más de la que todavía no ha dispuesto la entidad que preside Braulio Medel.

Con los 40.000 millones en que el Gobierno calcula el dinero público que habrá que inyectar a las entidades financieras en apuros, la factura total del saneamiento bancario superará los 55.000 millones con los más de 15.000 que ya se han entregado al sector. Una cantidad que deberá asumir el contribuyente porque, aunque se financie con deuda -tanto las inyecciones realizadas hasta ahora por el FROB como las que se hagan con cargo al préstamo del fondo de rescate europeo (FEEF)-, el Estado español deberá devolver ese importe más los intereses correspondientes a cargo de los impuestos de todos los ciudadanos.