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El BCE carga contra los mercados: las dudas sobre el euro son "inaceptables"
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BARROSO DEFIENDE QUE IMPONGA CONDICIONES ANTES DE INTERVENIR

El BCE carga contra los mercados: las dudas sobre el euro son "inaceptables"

El miembro alemán del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Jörg Asmussen, calificó este martes de "inaceptables" las actuales dudas de los mercados sobre el

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El BCE carga contra los mercados: las dudas sobre el euro son "inaceptables"

El miembro alemán del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Jörg Asmussen, calificó este martes de "inaceptables" las actuales dudas de los mercados sobre el futuro del euro y la Unión Monetaria (UM). "Las primas de riesgo de la deuda estatal reflejan no sólo el riesgo de insolvencia de algunos países, sino también un riesgo del tipo de cambio, que en una UM no se puede producir teóricamente", dijo Asmussen en un congreso de banca en Fráncfort (Alemania) organizado por el diario Handelsblatt.

Según Asmussen, "los mercados descuentan un resquebrajamiento de la zona del euro. Para una UM, estas dudas sistémicas son inaceptables",

Estas dudas tienen efectos en la política monetaria común y por ello una señal de política monetaria, como la que dio el BCE en julio con la bajada de los tipos de interés, llega de forma parcial o de manera irregular a la economía real.

Asmussen explicó que las empresas pequeñas pagan actualmente en España por un crédito de hasta 1 millón de euros y un vencimiento de más de un año y hasta cinco años un tipo de interés del 6,5 %, un máximo desde 2008. En Italia, las empresas pequeñas pagan un interés del 6,24 %, mientras que en Alemania por el mismo crédito abonan alrededor del 4 por ciento.

Asmussen defendió una supervisión bancaria europea que disponga de suficientes instrumentos y competencias y la capacidad de liquidar bancos insolventes. Estas autoridades europeas de liquidación deben poder disponer de un fondo sufragado por la industria financiera, que impida que se lastre a los presupuestos nacionales y a los contribuyentes.

Además, Asmussen opinó que debe organizarse una garantía de depósitos a nivel europeo. "El BCE asumirá la supervisión bancaria sólo cuando se produzcan varias condiciones", según Asmussen.

Añadió que, a su juicio, las Autoridades de Supervisión bancaria Europeas (EBA, en sus siglas en inglés) deberían seguir siendo responsables del desarrollo de la regulación única ("Single Rulebook") dentro de la Unión Europea de veintisiete países.

Imponer condiciones antes de intervenir

Por otra parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, defendió este martes que el BCE pida a los países condiciones para garantizar que prosiguen con las reformas y los ajustes a cambio de una intervención en los mercados de deuda.

"Cuando hay amenazas a la integridad de la unión monetaria, el BCE tiene por supuesto el derecho a intervenir e intervendrá, pero desde luego, y correctamente, no quiere enviar el mensaje de que los Estados pueden seguir con políticas fiscales irresponsables, niveles de deuda insostenibles y una falta de supervisión como hemos visto recientemente cuando comprobamos que la realidad del sector financiero no era exactamente la que pretendía ser", dijo Barroso.

En un discurso ante los jefes de delegación de la UE, el presidente del Ejecutivo comunitario reiteró que no existen soluciones milagrosas ni una varita mágica que permita a la economía europea recuperarse, pero se mostró confiado en que la eurozona saldrá de la crisis. "Tomará tiempo, no hay ninguna solución mágica, ninguna panacea; requiere una determinación constante, persistente y coherente a lo largo del camino de la respuesta integral" anticrisis de la UE, dijo Barroso.

Barroso citó cuatro desafíos concretos para la eurozona: la deuda soberana excesiva, el endeudamiento del sector privado -tanto en las empresas como de los ciudadanos-, la falta de competitividad internacional de varios Estados miembros y la transformación del sistema de gobernanza, particularmente de la eurozona.

"Hemos tomado nuestro futuro económico y político en nuestras manos y estamos proporcionando resultados y seguiremos rindiendo, pero esto requiere tiempo y, a la vez, determinación", señaló.

En cualquier caso, subrayó, el trabajo de la UE no ha concluido y hasta que lo esté "a nuestro sistema le faltará estabilidad", advirtió. "Tenemos una unión monetaria, pero no podemos funcionar sin una unión bancaria y una mayor unión fiscal y económica", apuntaló.

Supervisor bancario único

Y la unión bancaria requiere un supervisor bancario único, más integración con una supervisión conjunta de las políticas económicas de los Estados miembros, sostuvo. "Está claro que en una moneda, en una unión monetaria, un país no tiene el derecho de dañar a otros como está ocurriendo actualmente", señaló Barroso, y por eso en este proceso de integración también se necesitará una mayor unión política, más democracia y una mayor rendición de cuentas, agregó.

Se trata de proyectos a largo plazo en los que la clave reside en combinar la ambición con la secuencia adecuada.

"Necesitamos respuestas a corto plazo a la crisis, pero no son suficientes. A más largo plazo la estabilidad de la moneda también depende de la construcción política y la solidez de las instituciones detrás de la misma", aseguró. Así, Europa saldrá de la crisis pero tendrá que proseguir con la consolidación fiscal, profundas reformas estructurales e inversiones inteligentemente enfocadas para regresar al crecimiento y crear los empleos que necesita, destacó.

Además, Barroso insistió en que algunos de los socios internacionales "subestiman" la determinación de Europa porque el debate nunca ha sido disolver la integración económica sino cuán lejos y cuán rápido llegar al objetivo de reforzar la Unión Económica y Monetaria.

El presidente de la Comisión Europea pidió actuar a nivel político para recabar el mayor apoyo ciudadano posible, porque en un momento en el que la UE busca una mayor integración el respaldo público está aminorando. El riesgo al éxito del proceso podría ser precisamente el deterioro de la situación económica y los altísimos niveles de desempleo, concluyó.

El miembro alemán del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Jörg Asmussen, calificó este martes de "inaceptables" las actuales dudas de los mercados sobre el futuro del euro y la Unión Monetaria (UM). "Las primas de riesgo de la deuda estatal reflejan no sólo el riesgo de insolvencia de algunos países, sino también un riesgo del tipo de cambio, que en una UM no se puede producir teóricamente", dijo Asmussen en un congreso de banca en Fráncfort (Alemania) organizado por el diario Handelsblatt.

Según Asmussen, "los mercados descuentan un resquebrajamiento de la zona del euro. Para una UM, estas dudas sistémicas son inaceptables",

Estas dudas tienen efectos en la política monetaria común y por ello una señal de política monetaria, como la que dio el BCE en julio con la bajada de los tipos de interés, llega de forma parcial o de manera irregular a la economía real.

Asmussen explicó que las empresas pequeñas pagan actualmente en España por un crédito de hasta 1 millón de euros y un vencimiento de más de un año y hasta cinco años un tipo de interés del 6,5 %, un máximo desde 2008. En Italia, las empresas pequeñas pagan un interés del 6,24 %, mientras que en Alemania por el mismo crédito abonan alrededor del 4 por ciento.

Asmussen defendió una supervisión bancaria europea que disponga de suficientes instrumentos y competencias y la capacidad de liquidar bancos insolventes. Estas autoridades europeas de liquidación deben poder disponer de un fondo sufragado por la industria financiera, que impida que se lastre a los presupuestos nacionales y a los contribuyentes.

Además, Asmussen opinó que debe organizarse una garantía de depósitos a nivel europeo. "El BCE asumirá la supervisión bancaria sólo cuando se produzcan varias condiciones", según Asmussen.

Añadió que, a su juicio, las Autoridades de Supervisión bancaria Europeas (EBA, en sus siglas en inglés) deberían seguir siendo responsables del desarrollo de la regulación única ("Single Rulebook") dentro de la Unión Europea de veintisiete países.

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