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El Gobierno negocia usar 40.000 millones del rescate bancario como ayuda al Estado
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BUSCA EL SÍ DE FRANCIA, ALEMANIA E ITALIA Y EL MoU LO PERMITE

El Gobierno negocia usar 40.000 millones del rescate bancario como ayuda al Estado

El Gobierno tiene decidido que en septiembre pedirá una ayuda para sacar al país de la mayor crisis en los últimos cincuenta años. Pero el rescate,

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El Gobierno negocia usar 40.000 millones del rescate bancario como ayuda al Estado

El Gobierno tiene decidido que en septiembre pedirá una ayuda para sacar al país de la mayor crisis en los últimos cincuenta años. Pero el rescate, en coordinación directa con la Comisión Europea, puede ser más fácil de lo que se estima por la delicada situación de la economía española. En parte porque el dinero sobrante del rescate a la banca se podría usar para inyectar capital a las artas públicas.

Fuentes del Ejecutivo han confirmado que ya existen conversaciones para que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) pueda ser utilizado no sólo para recapitalizar a la banca española, sino para comprar también deuda soberana en el mercado primario o secundario. O lo que es lo mismo, para abaratar la prima de riesgo española de tal manera que el Tesoro pueda financiarse a tipos más racionales que los actuales. 

El Ministerio de Economía estima que la banca no requerirá más de 60.000 millones de ayudas públicas europeas, una cifra algo inferior a los 62.000 millones calculados por Oliver Wyman y Roland Berger en sus informes del pasado mes de junio. Por tanto, restarían unos 40.000 millones de los hasta 100.000 millones aprobados en el Memorandum of Understanding (MoU).

Fuentes gubernamentales reconocen que el EFSF permite en varios de sus artículos –en concreto, el 17- financiar una inyección de fondos a un Estado soberano  “con el objetivo de maximizar la eficiencia de la asistencia financiera”.  Como este mecanismo ya está habilitado, el Gobierno solo debería hacer una adenda al MoU para destinar parte del rescate bancario al rescate del Estado. De esta manera, la ayuda llegaría de forma ágil, sin eternas negociaciones que agravarían aún más la prima de riesgo. Bastaría con un acuerdo con Alemania, Francia e Italia para alcanzar la mayoría cualificada de dos tercios que se exige para su aprobación.

La petición dependerá de las condiciones que ponga Bruselas y a las medidas que adopte el Banco Central Europeo (BCE). Su presidente, Mario Draghi, pidió en su última intervención a principios de agosto que para que la institución monetaria compre bonos españoles es indispensable que España solicite formalmente ese denominado rescate suave.

De momento, el BCE lleva dos semanas pidiendo líneas de financiación a la banca comercial para adquirir títulos del Tesoro en septiembre, según han confirmado varias entidades internacionales. Por ese motivo, los operadores de renta fija han comenzado a barrer el mercado, lo que ha provocado una reducción significativa de las rentabilidades de los bonos españoles a dos y tres años.

El BCE lleva más de cuatro meses sin invertir un euro en deuda de los denominados países periféricos. Si en septiembre se decide a actuar, sería un paso decisivo para resolver la crisis soberana de Europa. Francia es unos de los socios de la Comisión Europea más dispuestos a apoyar esta medida porque se sospecha que algún banco galo podría dar alguna sorpresa negativa a corto plazo.

El estigma

La decisión para el Gobierno de Mariano Rajoy no es baladí porque supondría admitir que el país necesita un rescate completo, hecho que ha sido negado hasta hace muy poco por los máximos responsables del Ejecutivo, como la vicepresidenta Soraya Sánez de Santamaría y el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro. “Voy a ser clara. Ni va a ver rescate, ni el rescate es una opción”, dijo la mano derecha del presidente el pasado  27 de julio. Sin embargo, el propio Rajoy dejó la puerta abierta en su intervención del 3 de agosto.

Pero se estima que quizás sea la mejor medida para recapitalizar la economía, atajar los ataques de los especuladores contra la deuda nacional y comenzar a ganarse la confianza de los inversores finales. Además, se considera que España ya ha adoptado todas las exigencias de Europa para acotar la crisis –reforma laboral, bajada de salarios, pensiones y subida del IVA, entre otras- por lo que se cree que no habría condiciones especiales de mayores ajustes para esa ayuda.

El Gobierno tiene decidido que en septiembre pedirá una ayuda para sacar al país de la mayor crisis en los últimos cincuenta años. Pero el rescate, en coordinación directa con la Comisión Europea, puede ser más fácil de lo que se estima por la delicada situación de la economía española. En parte porque el dinero sobrante del rescate a la banca se podría usar para inyectar capital a las artas públicas.