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Los bancos suizos miran Oriente Próximo para compensar la ofensiva contra la evasión fiscal
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REPRESENTAN EL MAYOR CENTRO OFFSHORE PARA LOS PAÍSES DEL GOLFO PÉRSICO

Los bancos suizos miran Oriente Próximo para compensar la ofensiva contra la evasión fiscal

Los bancos suizos intentan atraer clientes de Oriente Próximo para compensar la salida de grandes capitales de EEUU y Europa. Los banqueros de Ginebra, forjaron

Foto: Los bancos suizos miran Oriente Próximo para compensar la ofensiva contra la evasión fiscal
Los bancos suizos miran Oriente Próximo para compensar la ofensiva contra la evasión fiscal

Los bancos suizos intentan atraer clientes de Oriente Próximo para compensar la salida de grandes capitales de EEUU y Europa.

Los banqueros de Ginebra, forjaron el mayor centro offshore para Oriente Próximo cuando, hace 35, años el rey Fahd se contruyó un palacio de verano en la ciudad. Ahora, se buscan nuevas estrategias para competir con otras economías y retener a estos fieles clientes.

Droux por su parte, se muestra muy optimista en el desarrollo del proyecto dada la situación política que se vive en esos países: "la primavera árabe ha creado una situación muy inestable en las grandes ciudades de Arabia Saudí”. Por eso, añade,  “su gente está feliz de venir a Suiza, tal y como han hecho desde hace años". En la misma línea, Navil Jean Sab, el cabeza de la asesora Cie Privee -que pertenece a Conseils et d'Investissments-, afirma que "la seguridad, estabilidad política y la banca privada de Ginebra" suponen un "auténtico imán" para muchas familias del Golfo Pérsico".

Sin embargo el interés parece ser recíproco. O al menos eso es lo que dice la firma Boston Consulting, que indaga en la cada vez mayor dependencia de los bancos suizos por las grandes fortunas de estos países, como alternativa a la ofensiva contra la evasión fiscal. La nueva situación de control y regulación en países europeos y EEUU ha empujado, inevitablemente, a los clientes occidentales a sacar fondos de los  centros financieros más importantes del mundo. Los resultados aportados por Boston Consulting no mienten: los activos de los principales bancos suizos crecieron el año pasado un 14%, hasta los 460.000 millones de francos suizos en los países del Norte de África y Oriente Medio.

"Las economías de estos países emergentes están avanzando más rápido que las de los países industrializados de Europa y América", aseguró Allard Lugard, director Pictet&Cie, el banco privado más grande de Ginebra, en bloomberg.

Y es que, a pesar de que las dos principales entidades financieras suizas, USB y Credit Suisse Group, administran también algunas riquezas importantes del Medio Oriente desde Ginebra, son los bancos privados de la ciudad los que intentan mantener ventaja mediante la construcción de una presencia directa en el Golfo Pérsico.

De hecho, el banco privado Pictet&Cie ha abierto en los últimos 5 años varias oficinas en Dubai, y ha anunciado que planea continuar su expansión. La estrategia más común para expandirse y mantener la proximidad con sus clientes de Oriente Medio, dice Peter Damisch de Boston Consulting, es "la colocación de clientes conocidos y habituales como gerentes de relaciones de las oficinas en las regiones donde el banco opera".

Pero todos estos esfuerzos por mantener la presencia de la banca suiza en el Golfo Pérsico no serán suficientes para evitar la competencia. Singapur y Hong Kong avanzan a pasos agigantados, mientras la capital europea de los bancos tiene que hacer frente también al problema de la proporción de riqueza invertida generada por sus actividades con Oriente Medio.

Así, mientras que los bancos suizos han aumentado sus beneficios desde que inició el conflicto de la primavera árabe hace 19 meses, sus rivales más temidos tratan de sacar provecho a las intentonas de congelar los activos de gobernantes derrocados en países como Túnez, Egipto y Libia. De hecho, Suiza llegó a congelar 650 millones de francos vinculados a empresas de Muammar Gafafi.

Pero este interés de Oriente Próximo por Suiza no es nuevo. Ginebra ya se convirtió durante la década de los años 60 en un refugio para los comerciantes de algodón egipcio, que huían del -entonces presidente- Gamal Abdel Nasser. Se configuró así como un lugar de referencia para las élites del Golfo Pérsico, cuyo interés se focalizaba en el "libertario" sistema bancario.

Desde luego, Thierry Lavalley, gerente del gigante hotelero Kempinski en Ginebra, lo tiene claro: "Ginebra es un destino histórico para el Oriente Próximo y ojalá sea así para las próximas generaciones".

Los bancos suizos intentan atraer clientes de Oriente Próximo para compensar la salida de grandes capitales de EEUU y Europa.

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