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El capital extranjero huye de España y deja a la economía al borde del rescate total
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LA RECESIÓN Y LOS PROBLEMAS DE LAS CCAA ALIMENTAN EL RIESGO DE 'DEFAULT'

El capital extranjero huye de España y deja a la economía al borde del rescate total

La economía española entra en una situación crítica. Y lo que es todavía más relevante: lo hace después de que el Gobierno y las autoridades económicas

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El capital extranjero huye de España y deja a la economía al borde del rescate total

La economía española entra en una situación crítica. Y lo que es todavía más relevante: lo hace después de que el Gobierno y las autoridades económicas hayan gastado ya buena parte de la artillería pesada. España ya ha puesto en marcha el mayor recorte del gasto público de la democracia; la UE desembolsará hasta 100.000 millones de euros para salvar al sistema financiero, y ayer mismo se firmó el Memorando de entendimiento con el Eurogrupo, que supone la aplicación de una nueva arquitectura institucional. Una arquitectura que, de facto, pone a la economía española en manos de la ‘troika’, lo que deja al Gobierno sin margen de maniobra.

Pese a ello, la Bolsa española recortó ayer un 5,8%, mientras que el diferencial con Alemania, la prima de riesgo, alcanzó un récord histórico desde la entrada de España en el euro: 610 puntos básicos. O lo que es lo mismo, el bono español a diez años ronda ya el 7,3% (7,284%), una tasa de financiación insostenible en el medio plazo, y que todavía es más sorprendente si se tiene en cuenta que el tipo de intervención oficial a un año se sitúa en el 0,75%. La situación es, incluso, más alarmante en los bonos a dos años, con una rentabilidad del 5,76%, lo que refleja las fuertes tensiones a corto plazo en la curva de tipos.

Los inversores han puesto sus ojos en estas emisiones debido a que en ellas se ha centrado el Tesoro en los últimos trimestres para salvar los altos rendimientos que se exigen para los bonos a 7 o 10 años. Lo que quiere decir que si también los títulos de corto plazo están siendo fuertemente atacados, es que el problema de financiación del Tesoro es muy serio.

La causa del agravamiento de la situación tiene que ver también con la retirada masiva del capital extranjero de España, proceso que se ha acelerado en las últimas horas después de que los inversores tuvieran constancia de forma fehaciente de la delicada situación económica. Por un lado, el Gobierno certificó ayer que la economía española estará este año y el próximo en recesión (-1,5% y -0,5%, respectivamente), lo que pone en riesgo los ingresos públicos. Sin actividad no hay recaudación, y eso pesa como una losa.

Valencia y Cataluña

Por otro lado, el hecho de que la Comunidad Valenciana haya anunciado que se acoge al nuevo instrumento de financiación de las comunidades autónomas -incluso antes de que legalmente haya podido entrar en vigor- ha estimulado la aversión al riesgo de los inversores, que hoy temen simple y llanamente el default - el impago- de una parte de la deuda pública española, como ocurrió en Grecia. Y ante ese escenario, lo que hacen es vender a cualquier precio, aunque ello suponga tener que desplazar sus inversiones hacia países con rentabilidad mínimas o, incluso, negativas. Alemania se financia a diez años a poco más del 1,1%.

En un contexto de fuertes tensiones, lo que se impone es la seguridad. Y aunque es cierto que tanto los mercados de renta fija como los bursátiles se están moviendo de forma brusca con poco volumen de negociación, lo relevante es que siempre van en la misma dirección. Al menos de que tuvieron constancia de la doble recesión y del deterioro de las cuentas públicas. Aunque no sólo de eso.

Los problemas financieros de Cataluña -una región del tamaño de Portugal- reconocidos por las propias autoridades catalanas o, incluso, las movilizaciones sociales, que debilitan la posición política de Rajoy, preocupan también a los inversores, como ayer mismo ponía de manifiesto uno de los gestores de uno de los mayores hegde fund del mundo. También el pobre resultado de la subasta del pasado jueves, en la que el Tesoro, pese a subir de forma importante las rentabilidades, no colocó toda su deuda prevista. En suma, numerosas malas noticias en apenas 48 horas que han pasado factura.

Los no residentes se marchan

Esta retirada de fondos se manifiesta en el hecho de que ya sólo el 31% del endeudamiento público instrumentado a través de bonos y obligaciones (de más largo plazo) está en mano de tenedores no residentes. Es decir, casi cinco puntos menos que al comenzar el año, lo que pone de relieve las dificultades del Tesoro para captar el ahorro europeo, pese a las inyecciones de liquidez del BCE (casi un billón de euros).

Y es que pesa sobremanera, como ha señalado Financial Times, la impresión cada vez más extendida de que los ciudadanos europeos del norte están ‘hartos’ de los vecinos de la periferia del sur y no están dispuestos a aprobar nuevas ayudas. Y sin nuevas ayudas, sea o no en forma de rescate, España tendrá serias dificultades para salir adelante, lo que explica la renuencia a invertir en España.

Las comunidades autónomas no lo tienen mucho mejor. En los últimos trimestres han acelerado su dependencia del crédito bancario para financiarse, una vez que han comprobado que los mercados continúan cerrados para sus emisiones. Y hay que tener en cuenta que ese modelo de financiación no es precisamente barato. Están captando fondos a un año pagando entre el 5% y el 7%. Pues bien, según una experta en financiación autonómica, ni siquiera pagando esas rentabilidades han logrado que la banca extranjera entre el negocio. Hoy prácticamente toda la financiación regional la realiza la banca nacional.

Es en este contexto en el que el Tesoro todavía tiene que refinanciar la tercera parte de su programa de emisiones previsto para todo el año. Con meses marcados en rojo, como este mismo mes de julio u octubre, cuando tiene que renovar vencimientos por más de 27.000 millones de euros. España, junto a Italia, es el país de la UE que tiene que renegociar este año un mayor volumen de títulos públicos, alrededor del 20% del stock total.

El año próximo no será mucho mejor, lo que alimenta el miedo al default si no hay una actuación decidida por parte del Banco Central Europeo (BCE) en forma de compra de bonos en el mercado secundario.

Según anunció ayer el ministro Montoro, los pagos por servicio de la deuda crecerán el año 2013 en 9.114 millones. Es decir, que estarán ya muy cerca de lo 40.000 millones de euros, lo que representa cerca del 4% del PIB. Todavía lejos del 5% que se llegó a pagar en la primera mitad de los años 90.

Hay que tener en cuenta que aunque el Consejo Europeo de junio decidió no computar las ayudas a la banca en el marco del Protocolo de Déficit Excesivo, su eficacia no será tal hasta que se cree una supervisión bancaria europea, y eso tardará todavía al menos tres o cuatro trimestres. Mientras tanto, los 100.000 millones (en el peor de los casos) se registrarán como deuda del Estado, que, al final y al cabo, es el garante de que se devuelva ese dinero a quienes lo han prestado.

La economía española entra en una situación crítica. Y lo que es todavía más relevante: lo hace después de que el Gobierno y las autoridades económicas hayan gastado ya buena parte de la artillería pesada. España ya ha puesto en marcha el mayor recorte del gasto público de la democracia; la UE desembolsará hasta 100.000 millones de euros para salvar al sistema financiero, y ayer mismo se firmó el Memorando de entendimiento con el Eurogrupo, que supone la aplicación de una nueva arquitectura institucional. Una arquitectura que, de facto, pone a la economía española en manos de la ‘troika’, lo que deja al Gobierno sin margen de maniobra.

Banco de España