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¿Dónde está Miguel Blesa?
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EL EX DIRECTIVO DE CAJA MADRID SE REFUGIA EN PEQUEÑOS CARGOS ALEJADOS DE LOS FOCOS

¿Dónde está Miguel Blesa?

Desaparecido de la vida pública desde hace más de dos años, Miguel Blesa (Linares, 1947) ha vuelto al primer plano de la actualidad. El rescate milmillonario

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¿Dónde está Miguel Blesa?

Desaparecido de la vida pública desde hace más de dos años, Miguel Blesa (Linares, 1947) ha vuelto al primer plano de la actualidad. El rescate milmillonario de Bankia, el grupo financiero surgido tras la fusión de siete cajas de ahorro, con Caja Madrid  -entidad que el jienense presidió durante 14 años (1996-2010)-, a la cabeza, ha convertido al antiguo presidente de la institución madrileña en uno de los señalados por la opinión pública, que busca responsables a quienes atribuir las responsabilidades de una gestión que ha terminado costa2ndo al Estado la friolera de 19.000 millones de euros y que ha puesto en tela de juicio la credibilidad del sistema.

De momento, esta misma semana ha sido admitida a trámite una querella contra el propio Miguel Blesa, contra su sustituto en el cargo, el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, y contra el recién defenestrado gobernador del Banco de España, el inefable Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y aunque las probabilidades de que esta causa, impulsada por el peculiar sindicato Manos Limpias, llegue a prosperar en algo judicialmente relevante, la mera existencia de un frente abierto en los tribunales no es un plato de buen gusto para nadie y mucho menos para un financiero que se quitó de en medio hace más de dos años para disfrutar de los placeres de la vida.

Cuando abandonó Caja Madrid, tenía un blindaje de tres años que le impedía trabajar en ninguna otra institución. Así que, tras ceder su sillón presidencial, Blesa se entregó a la cómoda vida de un jubilado con posibles. Cortó por lo sano. A partir de esa fecha, su actividad en el mundo de los negocios y el madrileñeo es casi inexistente. Alguna aparición esporádica en el palco del Santiago Bernabéu y poco más. Desde que colgó los trastos como presidente de Caja Madrid, la agenda de compromisos sociales ha mermado considerablemente, y al contrario que otros muchos compañeros de casta social, el jienense, buen aficionado a la caza -viajes a África incluidos-, no tiene finca propia donde agasajar a sus viejos camaradas de negocios.

A bordo de un lujoso todoterreno, capricho de los años dorados, el exbanquero de la Comunidad de Madrid se mueve por la capital de manera totalmente anónima. Sigue alternando con mucha frecuencia, lealtad obliga, con los Aznar, tanto con José María padre, el expresidente del Gobierno, compañero de oposición como inspector de Hacienda y por cuyo designio accedió a la presidencia de Caja Madrid, como con José María hijo, que se abre paso como hombre de negocios en los despachos que se reparten a ambos lado del eje del Paseo de la Castellana. Dos viejos amigos, salvo alegrías presentes del Real Madrid, para los que cualquier tiempo pasado fue mejor.

A diferencia de otros prohombres del Ibex 35, el antiguo presidente de Caja Madrid mata el tiempo con un par de cargos de poca visibilidad como consejero en filiales de FCC y Mapfre, compañías con las que la entidad financiera madrileña mantiene una relación comercial y estratégica muy estrecha. Con la constructora de Esther Koplowitz, a quien financió par hacerse con el control de la compañía y de la que fue consejero por un breve espacio de tiempo, la caja es socio en la inmobiliaria Realia y en la firma de infraestructuras Globalvía, mientras que con la primera aseguradora del país Bankia mantiene una participación accionarial cruzada y es partner para el negocio asegurador.

Estos carguitos, generalmente bien retribuidos, y alguna inversión inmobiliaria a nivel particular son el volumen de trabajo total que factura desde su pequeño despacho profesional, casi una vuelta a los orígenes, cuando se abría camino como asesor fiscal de importantes familias del antiguo régimen, como los Martínez Bordiú. Ahora, a diferencia de entonces, sólo mueve papeles por el placer de estar ocupado y para ayudar a buenos amigos, como es el caso de Carlos Monteverde, uno de los inmobiliarios de lujo caídos tras el pinchazo de la burbuja. En definitiva, actividades que no requieran estar bajo los focos de la atención pública.

Días de vino y rosas

Precisamente, el último gran acto social protagonizado por Miguel Blesa fue la boda de su hija. Y de eso hace ya dos años. El expresidente de Caja Madrid casó en la primavera de 2010 a su única heredera en una ceremonia a la que asistieron, como no podía ser de otra manera, los Aznar y otros amigos con pedigrí, como el exduque consorte Jaime de Marichalar. Desde aquellos días de vino y rosas, el financiero de Linares no ha vuelto a dar que hablar. Sólo el rescate de Bankia ha recuperado para la actualidad su figura y su desempeño al frente de la entidad que, durante sus casi quince años al frente, llegó a multiplicar por cinco su tamaño.

La discreción ha sido siempre una de sus cualidades. Durante sus años como patrón de Caja Madrid, tuvo la habilidad de juntar a tirios y troyanos en el consejo de administración: sindicalistas, socialistas, populares de distinta cuadra... Todos juntos y bien avenidos para renovar mandatos de forma consecutiva, incluso después de que Aznar estuviera fuera de La Moncloa y de que Esperanza Aguirre, el verso suelto del PP, quisiera colocar a uno de sus chicos, Ignacio González, al frente de la caja madrileña. Tras la pertinente resistencia, Blesa dio un paso a un lado y cedió el puesto que antes se le había dado, pero para que recalara en manos de Rato que, al llegar, marcó distancias y retiró el bonus especial a diez directivos, incluído el propio Blesa.

Quienes todavía guardan trato con Blesa aseguran que tiene la conciencia tranquila. Sus años como responsable de Caja Madrid están auditados, una garantía cada vez más cuestionada, y aprobados por el Banco de España, un supervisor cuya autoridad y solvencia ha quedado en entredicho. A pesar de todo, el jienense reconoce errores de bulto, a toro pasado, como el de los 1.000 millones de euros en la inmobiliaria Martinsa-Fadesa, aunque otras muchas operaciones pueden ser también objeto de crítica, como algunas de las relacionadas con el Real Madrid (derechos televisivos, las Cuatro Torres) o con su cartera de participadas (Sos Cuétara).

Desaparecido de la vida pública desde hace más de dos años, Miguel Blesa (Linares, 1947) ha vuelto al primer plano de la actualidad. El rescate milmillonario de Bankia, el grupo financiero surgido tras la fusión de siete cajas de ahorro, con Caja Madrid  -entidad que el jienense presidió durante 14 años (1996-2010)-, a la cabeza, ha convertido al antiguo presidente de la institución madrileña en uno de los señalados por la opinión pública, que busca responsables a quienes atribuir las responsabilidades de una gestión que ha terminado costa2ndo al Estado la friolera de 19.000 millones de euros y que ha puesto en tela de juicio la credibilidad del sistema.