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El Gobierno capitula ante los mercados y deja a la banca española sin credibilidad
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NADA EN LIQUIDEZ PROCEDENTE DEL BCE PERO CON DUDAS SOBRE LA CALIDAD DE SUS BALANCES

El Gobierno capitula ante los mercados y deja a la banca española sin credibilidad

“No es la tormenta perfecta, pero se le parece mucho”, asegura un veterano economista. Y la realidad justifica su impresión. En las últimas semanas -prácticamente desde

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El Gobierno capitula ante los mercados y deja a la banca española sin credibilidad

“No es la tormenta perfecta, pero se le parece mucho”, asegura un veterano economista. Y la realidad justifica su impresión. En las últimas semanas -prácticamente desde el descalabro de Bankia y el incierto futuro de Grecia dentro del euro- se acumulan las noticias negativas, y  eso explica que el sistema bancario español se haya colocado a merced de los mercados. Hasta el punto de que los mensajes tranquilizadores del Gobierno son ya irrelevantes.

¿La causa? Según un directivo del Banco de España que prefiere guardar el anonimato, lo que está sucediendo tiene que ver la propia esencia de los mercados, pero también con la falta de credibilidad que transmite la economía española a los inversores. Y pone dos ejemplos relacionados con el sistema financiero. “No es de recibo que se diga que Bankia ganó dinero el año pasado [354 millones] y semanas después el nuevo presidente de la entidad anuncie nada más llegar que va a reformular las cuentas del pasado ejercicio”. Y no sólo eso. En su opinión, decir a los mercados que el supervisor no es capaz de controlar las cuentas del sistema financiero –como ha sugerido el titular de Economía, Luis de Guindos-, es lastrar su credibilidad.

Según el director de tesorería de una importante entidad financiera, “el Gobierno corre detrás de los mercados”. Y lo que no puede ser es que diga primero que faltan 50.000 millones para cubrir la exposición al ladrillo de los bancos; después aclare que faltan otros 30.000 millones, y, al final, una vez que acaben su trabajo los tasadores independientes, vayan a salir otros 20.000 ó 30.000 millones de euros más. “Al final”, sostiene, “las necesidades del sector serán de unos 110.000 ó 120.000 millones de euros, que es lo que se dijo desde un principio”.

El resultado de tanta improvisación, asegura el veterano economista, es evidente: “La credibilidad se pierde en un minuto, pero cuesta años recuperarla”. Y eso es lo que ha sucedido con que se haya puesto en duda la capacidad de supervisión del Banco de España.

Sombra aquí, sombra allá

Pero si a esto se une el hecho singular de que quien lanza sombras sobre la verdadera salud financiera de las comunidades autónomas es, precisamente, el propio Gobierno, el resultado no puede ser otro que la existencia de un manto de sospecha sobre el conjunto de la economía española. Y eso es lo que está pasando factura. Y lo que explica la degradación de la solvencia fiscal de las comunidades autónomas y de las propias entidades financieras.

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Al menos, se asegura, la parte positiva es que la banca tiene asegurada la financiación mayorista durante este año y el próximo gracias al Banco Central Europeo (BCE) y a sus dos subastas extraordinarias de liquidez. Incluida Bankia, cuya liquidez está garantizada por fondos del BCE.

Pero fuera de este aspecto, todo lo que puede empeorar, empeora. Y sin actividad crediticia, la banca muere de inanición en un contexto macroeconómico extremadamente complicado en el que la demanda solvente de crédito -por las incertidumbres sobre el empleo y los beneficios empresariales- se bate en retirada. De hecho, la financiación del sector privado está cayendo a un ritmo anual del 3,6% en términos reales, es decir sin contar la inflación.

“No hay problemas de liquidez”, asegura el director de tesorería de una entidad. Al contrario. Y pone como ejemplo el mercado de pagarés de empresa, en el que hasta hace poco se financiaban muchos bancos para sortear la sequía en los mercados mayoristas. Hoy no funcionan. Están secos por falta de actividad.

“Hay mucha liquidez y además es muy barata”, asegura, lo que sin duda choca con la realidad de los mercados financieros, en los que la banca arrastra al resto de valores. Entre otras cosas porque la existencia de unos tipos de interés extraordinariamente bajos -el euribor se mueve en el entorno del 1,3%- lastra las cuentas de resultados. Hasta el punto de que en la inmensa mayoría de las entidades está cayendo la rentabilidad del activo –el dinero que prestan las entidades- por el estrechamiento de los márgenes financieros.

Gracias a esa liquidez “artificial” procedente del BCE (más de cuarto billón de euros en abril) los bancos pueden seguir operando, pero hay que tener en cuenta que el sistema financiero está metido en un proceso intenso de desapalancamiento y eso va contra la concesión de créditos. Y lo mismo sucede con las fusiones bancarias, que frenan la actividad comercial de las entidades implicadas.

“No es la tormenta perfecta, pero se le parece mucho”, asegura un veterano economista. Y la realidad justifica su impresión. En las últimas semanas -prácticamente desde el descalabro de Bankia y el incierto futuro de Grecia dentro del euro- se acumulan las noticias negativas, y  eso explica que el sistema bancario español se haya colocado a merced de los mercados. Hasta el punto de que los mensajes tranquilizadores del Gobierno son ya irrelevantes.