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Rato deja Bankia con un pobre balance 9 meses y 18 días después de la salida a bolsa
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NÚMEROS ROJOS DEL 36,8% PARA LOS ACCIONISTAS

Rato deja Bankia con un pobre balance 9 meses y 18 días después de la salida a bolsa

“Lo hemos conseguido”. Con un gesto entre la satisfacción y el alivio, Rodrigo Rato saludaba con esta frase el debut en bolsa de Bankia el 20

Foto: Rato deja Bankia con un pobre balance 9 meses y 18 días después de la salida a bolsa
Rato deja Bankia con un pobre balance 9 meses y 18 días después de la salida a bolsa

“Lo hemos conseguido”. Con un gesto entre la satisfacción y el alivio, Rodrigo Rato saludaba con esta frase el debut en bolsa de Bankia el 20 de julio de 2011. Poco más de nueve meses después de una colocación “en medio de una tormenta perfecta y en las peores condiciones de los mercados de la última década” en palabras del propio Rato, la trayectoria de Bankia en los mercados deja un balance desolador.

Los inversores que compraron acciones en la oferta pública de suscripción (OPS) de julio a 3,75 euros por título pierden hasta ayer un 36,8%. Pero la corta trayectoria bursátil de la compañía es la historia de una decepción ya desde el principio. Tras unos comienzos titubeantes en los que llegó a tocar un efímero máximo de 3,90 euros, la cotización perdió para siempre el precio de colocación el 2 de septiembre del año pasado a pesar de que se colocó a un precio al que Bankia defendía que comprar era una oportunidad. Sería el comienzo de un lento goteo que se convirtió en un chaparrón en toda regla cuando el valor perdió el nivel de los tres euros.

El parte de guerra habría sido peor si la presión de los grandes inversores no hubiera obligado a Rato a colocar Bankia un 15% por debajo de la horquilla de precios prevista inicialmente entre los 4,40 y los 5,05 euros por acción. Quienes entraron en la OPS pagaron un descuento del 73% sobre el valor en libros que se redujo al 59% después de la ampliación de capital que acompañó a la salida a bolsa. Pero la realidad se ha llevado por delante incluso las previsiones más pesimistas.

La salida a bolsa de Bankia dio vía libre en el parqué a un grupo con una capitalización bursátil de 7.000 millones de euros –el mismo importe que, como mínimo, recibirá ahora en ayudas públicas para sobrevivir- y el decimotercer lugar del Ibex, por delante de Mapfre. Tras la caída del 2,4% de ayer, el valor de Bankia en bolsa no supera los 4.800 millones de euros y ha sido superado por la aseguradora y por Ferrovial.

De poco ha servido la ofensiva compradora de acciones propias –autocartera- que el grupo emprendió en febrero y marzo adquiriendo hasta 37,5 millones de títulos a un mismo precio de tres euros por acción y en la que gastó alrededor de 120 millones de euros. El intento desesperado de mantener la cotización a un precio razonable para encarar una hipotética fusión también ha sido infructuoso.

Ahora, una de las grandes incógnitas para los inversores es si Bankia seguirá adelante con sus planes de repartir el 50% de sus beneficios en dividendos después de su rescate. La junta de accionistas que el banco tiene previsto convocar esta misma semana debe aprobar el pago de 152 millones de euros con cargo a los resultados del año pasado, cumpliendo el compromiso adquirido en la salida a bolsa.

Canje de preferentes ruinoso

Para muchos inversores que además de accionistas de Bankía tenían títulos preferentes y deuda subordinada del grupo, el golpe es doble. El día 4 de abril empezaron a negociarse las acciones procedentes del canje de estos títulos, cerrado a un precio fijo de 3,3141 euros. El resultado es que el desplome de la acción del banco está haciendo perder  a estos inversores un 28,5% en apenas un mes.

Bankia ofreció devolver en acciones el 75% de la inversión en preferentes o deuda subordinada. Cobrar el otro 25% depende de mantener las acciones hasta junio del año que viene. Una decisión peliaguda en la situación actual del banco que va a obligar a los inversores a todo un acto de fe.

“Lo hemos conseguido”. Con un gesto entre la satisfacción y el alivio, Rodrigo Rato saludaba con esta frase el debut en bolsa de Bankia el 20 de julio de 2011. Poco más de nueve meses después de una colocación “en medio de una tormenta perfecta y en las peores condiciones de los mercados de la última década” en palabras del propio Rato, la trayectoria de Bankia en los mercados deja un balance desolador.