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El Gobierno obligará a la banca a provisionar incluso los créditos ‘sanos’ del ladrillo
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LAS PROVISIONES GENÉRICAS PUEDEN SUBIR HASTA MÁS ALLÁ DEL 20%

El Gobierno obligará a la banca a provisionar incluso los créditos ‘sanos’ del ladrillo

Nueva ronda de provisiones para cubrir el deterioro de los créditos inmobiliarios. El Consejo de Ministros aprobará este viernes un Real Decreto que elevará de forma

Nueva ronda de provisiones para cubrir el deterioro de los créditos inmobiliarios. El Consejo de Ministros aprobará este viernes un Real Decreto que elevará de forma radical las garantías -provisiones-  que deben poner las entidades financieras para absorber el hundimiento del ‘ladrillo’. La principal novedad estriba, sin embargo, en que el endurecimiento de las provisiones afectará fundamentalmente a la parte sana del ‘ladrillo’. Es decir, a los créditos que están al corriente de pago.

El Ministerio de Economía -y el sector lo sabe mejor que nadie-  tiene el convencimiento de que buena parte de esos créditos inmobiliarios están en realidad en situación de mora, pero la banca no lo reconoce porque eso exige aumentar de forma dramática las provisiones.  O dicho en otros términos, las entidades refinancian los créditos para no ‘retratarse’ ante el Banco de España o ante sus propios accionistas por el aumento de la morosidad.

Las provisiones, como se sabe, operan contra su cuenta de resultados y drenan dividendos. Sobre todo después de la publicación de la reforma financiera aprobada por el Gobierno el pasado 3 de febrero, y que elevó las provisiones hasta el 80% en el caso del suelo.

Actualmente, el Banco de España obliga a hacer una provisión genérica del 7% sobre los créditos considerados sanos para compensar futuros deterioros de los activos -en particular los inmobiliarios-, y ahora se está hablando de elevar esas garantías hasta el entorno del 20% o, incluso, el 25%. De esta manera, sostiene un experto, se “limpiarían” los balances bancarios que no reflejan con exactitud el deterioro de los precios inmobiliarios. Y hay que tener en cuenta que los créditos considerados 'normales' por el Banco de España ascienden a algo más de 120.000 millones de euros, por lo que unas provisiones del 20% representaría una aportación de unos 24.000 millones de euros.

El problema que puede surgir para algunas entidades es que no tengan recursos suficientes para alcanzar ese nivel de provisiones, y aquí es donde aparece la figura de del llamado ‘banco malo’, que en realidad no es un banco, sino una entidad jurídica que absorbería la parte del ‘ladrillo’ que la banca no pueda garantizar con sus propios recursos. En palabras del Fondo Monetario, “hay una variedad de opciones para la gestión de los activos dañados, incluyendo su mantenimiento en los balances de los bancos o el establecimiento de sociedades públicas o privadas especializadas de gestión de activos”. Y en esa dirección van las medidas que aprobará el Consejo de Ministros.

La parte más tóxica del inmobiliario

Según fuentes no oficiales, de esta manera se eliminaría del sistema financiero la parte más dañina de los balances bancarios, que es la que está perjudicando seriamente a las entidades más solventes. En particular las tres grandes -la Caixa, Santander y BBVA- que sí cuentan con musculatura financiera suficiente para aumentar de forma importante las provisiones genéricas.

En el último informe preliminar sobre la banca española que ha realizado el Fondo Monetario Internacional (FMI) se señala, en concreto, que “a menos que se produzca un saneamiento rápido y adecuado de balances en las instituciones débiles, los bancos solventes sufrirán innecesariamente por una continuada pérdida de confianza de los mercados en el sector bancario”.

La primera reforma financiera de la ‘era De Guindos’ elevó las provisiones y los requerimientos de capital de la banca en 53.842 millones de euros, a los que hay que sumar los 112.000 millones destinados al saneamiento desde 2008, según los datos del último Informe de Estabilidad Financiera. De aquella cantidad, unos 4.000 millones procedieron de las provisiones genéricas.

Las pérdidas por deterioro de activos, que recogen tanto las provisiones genéricas como las específicas, crecieron el año pasado un 11,4%, hasta los 29.378 millones de euros, lo que da idea de su importancia.   Las provisiones específicas y genéricas ya representan nada menos que el 80% del margen de explotación de la banca.

La limpieza de los balances bancarios -reconociendo el deterioro de los activos inmobiliarios- es lo que aprobará este viernes el Consejo de Ministros, y el vehículo que sea alumbrado será el encargado de dar salida a la parte más tóxica del sistema. Dicho en otros términos. No todo el ladrillo irá a esos ‘vehículos’ -en realidad una especie de bancos malos-, sino la parte que las entidades no puedan cubrir.

El aumento de las provisiones genéricas -que en su origen tenían una función contracíclica- no tiene por qué ser lineal, y según otras fuentes, es probable que el nivel también se relacione con el riesgo crediticio. En línea con lo aprobado en febrero, cuando las provisiones sobre activos dudosos o subestándar (a punto de entrar en mora) se situaron entre un 24% y un 80% en función de la fecha de adjudicación del activo o del grado de consolidación urbanística.

Según los datos del Banco de España, los activos problemáticos -préstamos dudosos (morosidad), subestándar (a punto de entrar en mora) y los activos adjudicados (los que se han quedado los bancos)- ascienden a 184.000 millones de euros. Esto significa un 60% del total de la cartera de construcción y promoción inmobiliaria, que alcanza los 308.000 millones de euros.

Nueva ronda de provisiones para cubrir el deterioro de los créditos inmobiliarios. El Consejo de Ministros aprobará este viernes un Real Decreto que elevará de forma radical las garantías -provisiones-  que deben poner las entidades financieras para absorber el hundimiento del ‘ladrillo’. La principal novedad estriba, sin embargo, en que el endurecimiento de las provisiones afectará fundamentalmente a la parte sana del ‘ladrillo’. Es decir, a los créditos que están al corriente de pago.