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Roig anima a 'trabajar como chinos' para seguir viviendo como españoles
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EL PRESIDENTE DE MERCADONA APOYA LA REFORMA LABORAL DEL GOBIERNO

Roig anima a 'trabajar como chinos' para seguir viviendo como españoles

Puçol. Afueras de Valencia. En una nave industrial despojada de cualquier atisbo de glamour, anexa a la primera pacificadora que formó parte de la red de

Foto: Roig anima a 'trabajar como chinos' para seguir viviendo como españoles
Roig anima a 'trabajar como chinos' para seguir viviendo como españoles

Puçol. Afueras de Valencia. En una nave industrial despojada de cualquier atisbo de glamour, anexa a la primera pacificadora que formó parte de la red de fabricantes de Mercadona, el empresario Juan Roig presentó ayer miércoles los resultados de su cadena de supermercados. Como los números hablan por sí mismos, con beneficios récord (474 millones de euros) y 6.500 nuevos puestos de trabajo en el peor año desde el comienzo de la crisis, el valenciano arrancó su exposición con un breve análisis introductorio sobre la actualidad económica y política que atraviesa España. Llegaba el momento esperado, el tiempo de las verdades del barquero.

Cada ejercicio que pasa, Juan Roig adquiere mayor relevancia pública por sus opiniones sobre la crisis, mucho más que por su gestión como empresario. Esa gloria, vista la evolución de Mercadona, ya la tiene ganada. En la cita de este 2012, satisfecho como nunca antes por los boyantes resultados de su compañía, volvió a tirar de humildad y del discurso de la cultura del esfuerzo para revelar los secretos de su receta milagrosa. "Yo me siento como hijo de porquero, que es lo que era mi padre, y cada día me levanto para trabajar y hacer mejor las cosas", afirmó para poner distancia con cualquier halo de triunfalismo. "Y mis hijas son también nietas de porquero".

Roig sigue teniendo presente el esfuerzo familiar del que fue testigo. Sus padres sacaron adelante una granja de cerdos, un matadero y llegaron a regentar seis tiendas de embutidos y carnes. Más de tres décadas después, ese incipiente negocio familiar es ahora Mercadona, todo un referente del negocio de la distribución. Sin embargo, para este valenciano sigue habiendo nuevos espejos en los que mirarse, como el pequeño comercio chino, el famoso todoacien, que desde hace años inunda los bajos comerciales de las principales ciudades de España, al que ayer hizo mención como "ejemplo de la cultura del esfuerzo que los españoles hemos perdido".

Sin hacer ruido, las populares tiendas de 'chinos' (7.000 establecimientos en toda España) se han convertido también en un competidor para Mercadona, sobre todo a la hora de vender algún producto básico de limpieza o del menaje doméstico más básico. El motivo es sencillo. Por una calidad similar, las fregonas y palancanas de los bazares asiáticos estaban a mitad de precio. Un ejemplo tan insignificante sirve a Roig para reiterar su discurso del sacrificio. "La solución a la crisis está en nuestras manos. Todo dependerá de las medidas que tomemos entre todos", explicó a la hora de pronunciarse sobre la marcha de este año y del próximo 2013.

El recetario de Roig para superar la situación actual incide en ideas-fuerza muy sencillas. Lo recordó al inicio de su intervención al recuperar los principales mensajes de años anteriores. Después de los excesos cometidos durante la época de abundancia, las opciones para actuar ahora son pocas: "O bajamos nuestro nivel de vida o subimos la productividad". Es decir, o trabajamos como chinos para seguir viviendo como españoles, con las comodidades alcanzadas tras generaciones de esfuerzo y trabajo, o podemos ir despidiéndonos del estado del bienestar que todos hemos conocido. La ecuación sólo puede resolverse por una de las dos variables.

Guiño al optimismo

Este año, sin embargo, el empresario valenciano ha hecho un esfuerzo por mostrarse como una persona satisfecha y positiva -"no soy pesimista, en todo caso soy realista"-, marcando algo de distancia con el tono fatalista que podía arrastrar tras ser encumbrado popularmente por acuñar la célebre premonición de que "lo bueno de 2011 es que será mejor que 2012", un vaticinio que ha hecho sospechar a los más descreídos en la conveniencia de tal mensaje para impulsar el éxito de Mercadona. "Soy optimista por naturaleza. Si tomamos las medidas necesarias sobra dinero para salir de la crisis". Para salir del pozo también hace falta creérselo.

Precisamente, una de las creencias asumidas por Mercadona es que ha llegado su momento de dar el salto internacional. Y como descubrió ayer el propio Juan Roig, será a través de algún país vecino como Portugal, Francia, Bélgica o Italia, tal como adelantó este diario. "Estamos mirando tres o cuatro cosas (compañía con menos de 40 tiendas) y lo haremos cuando se ponga a tiro". Un nuevo hito a realizar. Y una vez allí, sea donde fuere, "hacernos al país en el que estemos y trasladar la filosofía Mercadona: buena calidad siempre a precios competitivos", independientemente de la marca bajo la que comercialicen sus productos. 

Lejos de cualquier corrección política, Roig repasó por encima, a grandes rasgos, los errores del pasado que debemos eliminar como sociedad (corrupción política, derroche público, economía sumergida, subvenciones improductivas...) y las palancas de cambio que pueden sacarnos adelante (productividad, esfuerzo, sacrificio, trabajo...). El valenciano es consciente de que la solución puede ser impopular y molesta, pero considera que sólo las decisiones valientes llevan al éxito. Tal vez por eso reconoció al mismo tiempo estar de acuerdo con la subida de impuestos ("las rentas altas tenemos que pagar más") y con la reforma del mercado laboral.

Puçol. Afueras de Valencia. En una nave industrial despojada de cualquier atisbo de glamour, anexa a la primera pacificadora que formó parte de la red de fabricantes de Mercadona, el empresario Juan Roig presentó ayer miércoles los resultados de su cadena de supermercados. Como los números hablan por sí mismos, con beneficios récord (474 millones de euros) y 6.500 nuevos puestos de trabajo en el peor año desde el comienzo de la crisis, el valenciano arrancó su exposición con un breve análisis introductorio sobre la actualidad económica y política que atraviesa España. Llegaba el momento esperado, el tiempo de las verdades del barquero.

Juan Roig