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España pone a prueba durante 2012 la solvencia de su industria del capital riesgo
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EXPECTATIVAS DE QUE DESAPAREZCAN OPERADORES

España pone a prueba durante 2012 la solvencia de su industria del capital riesgo

Fue polo de atracción del talento. El sector de moda durante más de la primera mitad de la década. Para los recién llegados, un campo de

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España pone a prueba durante 2012 la solvencia de su industria del capital riesgo

Fue polo de atracción del talento. El sector de moda durante más de la primera mitad de la década. Para los recién llegados, un campo de oportunidades donde prosperar profesionalmente y ganar mucho dinero. Hasta el inicio de la crisis financiera mundial, en el verano de 2008, el capital riesgo en España gozó de una popularidad y un dinamismo como nunca antes. Sin embargo, un par de años después de que todo empezara a ir mal, cuando todavía no se atisba el final del túnel, existe la posibilidad de que muchos de los iniciados en esta industria tengan que dar un paso al lado y reinventarse.

2012 se presenta como un año clave para la evolución del capital riesgo, un sector a medio camino entre el mundo de las finanzas y el de la gestión empresarial. La piedra filosofal a la que tienen que enfrentarse muchos de los operadores es, precisamente, la base fundamental del negocio: la captación de dinero para nuevos fondos. Y es que según el último barómetro del sector elaborado por Deloitte y el profesor José Martí Pellón, casi la mitad de esta industria da por descontado que será mucho más difícil levantar capital durante los próximos dos años. A corto plazo, nada de nada.

Pueden dar prueba de ello algunos de los fondos que actualmente están en proceso de fundrising, como Nauta, Diana o Tagua, que tras casi un año, en algún caso, aún no han cerrado sus nuevos fondos. En una tesitura similar van a encontrarse en breve gran parte de los que están en activo, como ocurre, por ejemplo, con N+1, Portobello (antigua Ibersuizas), Qualitas o Corpfin. Otros, los que levantaron sus vehículos más tarde, caso de MCH, Magnum o ProA, tienen que empezar a fijarse en el calendario para cumplir con los plazos de inversión (4-6 años) y marcarse nuevos objetivos.

El principal obstáculo para este cometido es la salud económica de España, sobre todo para los fondos nacionales que solo invierten en la Península. Los inversores internacionales prefieren colocar su dinero en mercados más atractivos. Esta deriva es la que ha pretendido esquivar Mercapital, una de las casas señeras del sector, abriendo oficina en Brasil para ampliar horizontes de inversión y de financiación. No es el caso, sin embargo, de los fondos paneuropeos (CVC, Permira, Advent, Bridgepoint…), que por mera asignación geográfica están obligados a monitorizar qué ocurre más abajo de los Pirineos.

Esto explica que firmas como BC Partners o Cinven, sin equipos in situ, destinen recursos para estar en el mercado. Pero no es la norma. Ahora lo corriente es que en el proceso natural de aparición y disolución de fondos el saldo neto sea negativo. Sólo en lo que va de año, dos firmas tan conocidas como Gala Capital e Inova Capital han comenzado su cuenta atrás. Algo antes, otras firmas como Candover o Apax tuvieron que reinventarse o liquidar sus posiciones en España. En cualquier caso, ejemplos que corroboran el sentir generalizado de que el número de operadores a corto plazo disminuirá.

En medio de esta encrucijada, otros fondos de capital riesgo optan por la solución intermedia de volcarse en gestionar la cartera, como puede ser el caso de la británica 3i, hasta que se despeje el horizonte. Y aunque pueda sonar a eufemismo, la gestión no es cuestión baladí, pues ante la actual coyuntura económica, la probabilidad de que cualquier compañía del portfolio pueda terminar en concurso de acreedores está a la vuelta de la esquina, como han demostrado este mismo mes la cadena de peluquerías Marco Aldany (MCH) o el fabricante de muebles tapizados Granfort (Diana).

Menos operaciones en el horizonte

Todo parecen adversidades y los síntomas, como la disminución del número de transacciones, invitan al pesimismo. Hay menos actividad, con mayoría de vendedores en lugar de compradores, y lo que es peor, expectativas de que siga reduciéndose el mercado. En este sentido, uno de los factores fundamentales que marcan esta situación es la dificultad de acceso a crédito, ya sean operaciones grandes o pequeñas, aunque siempre hay excepciones, como la realizada hace unos días por Doughty Hanson al comprar la cadena USP Hospitales por nada menos que 350 millones de euros.

Sin el apalancamiento, buena parte del modelo de negocio de esta industria se desmorona, ya que limita la rentabilidad esperada de las inversiones. Y este tapón, según los datos del barómetro, no está previsto que desaparezca hasta dentro de dos años. Pasará mucho tiempo hasta que vuelvan a verse big deals como los de Amadeus, Panrico, Telepizza, Applus, Cortefiel o Parques Reunidos, que tocaron el techo de los 1.000 millones de euros. Igual de difícil será volver a levantar fondos de 800 o 500 millones, como los de Corcóstegui o Loizaga, para invertir en España. De momento, bastante será con pasar la criba de 2012.

Fue polo de atracción del talento. El sector de moda durante más de la primera mitad de la década. Para los recién llegados, un campo de oportunidades donde prosperar profesionalmente y ganar mucho dinero. Hasta el inicio de la crisis financiera mundial, en el verano de 2008, el capital riesgo en España gozó de una popularidad y un dinamismo como nunca antes. Sin embargo, un par de años después de que todo empezara a ir mal, cuando todavía no se atisba el final del túnel, existe la posibilidad de que muchos de los iniciados en esta industria tengan que dar un paso al lado y reinventarse.