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Alemania y el ‘núcleo duro’ del euro empujan a España e Italia hacia el FMI
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CRECEN LOS APOYOS PARA QUE SEA EL BCE QUIEN PRESTE DINERO AL FMI

Alemania y el ‘núcleo duro’ del euro empujan a España e Italia hacia el FMI

El debate sobre el papel del Banco Central Europeo (BCE) en la crisis del euro entra en una nueva dimensión. Los ministros del ‘núcleo duro’ del

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Alemania y el ‘núcleo duro’ del euro empujan a España e Italia hacia el FMI

El debate sobre el papel del Banco Central Europeo (BCE) en la crisis del euro entra en una nueva dimensión. Los ministros del ‘núcleo duro’ del euro (Alemania, Francia y sus países satélite) están empujando en el Eurogrupo para arrastrar a España e Italia hacia la órbita del Fondo Monetario Internacional (FMI). O lo que es lo mismo, se trataría de que fuera el FMI quien saliera al rescate de los países en dificultades y no directamente el BCE o el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), cuya potencia de fuego es insuficiente para cubrir las necesidades de financiación de las naciones del sur de Europa.

"Tendremos que mirar al FMI, que también puede poner a disposición fondos adicionales para el fondo de emergencia. Creo que los países de dentro y fuera de Europa deberían estar preparados para dar más dinero al Fondo”, aseguró Jan Kees de Jaeger, ministro holandés de Finanzas. Su colega de Luxemburgo, Luc Frieden, va en la misma dirección.  “Creo que el FEEF por sí solo no será capaz de resolver todos los problemas, tenemos que hacerlo juntos con el FMI y el BCE, dentro del marco de su independencia”, aseguró antes de la reunión de ayer del Eurogrupo.

El hecho de que el FMI tome una posición más determinante en solucionar la crisis del euro interesa sobre todo a Alemania. La canciller Merkel quiere rebajar como sea la presión sobre el BCE para que compre deuda pública de forma masiva. Y esa sería la solución elegida. El FMI prestaría a cambio de una dura política de ajuste fiscal supervisada por sus inspectores, lo que restaría capacidad de maniobra al nuevo Gobierno.

El propio director del fondo de rescate europeo, el alemán Klaus Regling, ha admitido ya que la potencia de fuego del FEEF  podría quedarse en la mitad del billón de euros del que se habló en su día por el agravamiento de las turbulencias financieras y el escaso interés de los países emergentes en contribuir al rescate de la eurozona, según divulgó la prensa alemana.  Y en esta misma dirección, el ministro holandés de Finanzas dijo: “Obviamente para muchos países incrementar el tamaño del fondo de rescate [todavía escasamente operativo] ahora no es una opción. Holanda no la bloquea, pero varios países no tienen la posibilidad de aumentar mucho su capacidad". En el caso de España, su peso en el Fondo equivale a una cuota del 12,75%, lo que representa el compromiso firme de avalar deudas por valor de 92.544 millones de euros.

Ayer, la vicepresidenta en funciones, Elena Salgado, descartó que el fondo de rescate europeo sea utilizado para avalar emisiones de deuda de España, y se mostró partidaria de que cada país salga adelante por sus propios medios. “Nuestra idea es que los cortafuegos deben estar ahí, pero todos los países tenemos que hacer los esfuerzos y todos tenemos que tratar de salir adelante por nuestros propios medios", aseguró a Efe.

Reunión a tres bandas

La postura holandesa es relevante no sólo porque se trata de uno de los socios fundadores de la Unión Europea sino también porque fue consensuada la semana pasada con Alemania y Finlandia. “Me reuní el viernes con mis colegas alemán y finlandés para preparar una postura común sobre esta crisis. Vemos un mayor papel para el FMI, pero también es muy importante que atendamos la gobernanza a largo plazo”, aseguró a Reuters.

El problema ahora está, por lo tanto, en cómo aumentar los fondos del FMI, y sobre esto existen varias opciones no necesariamente incompatibles. En primer lugar está la posibilidad de aumentar las aportaciones individuales de cada país al Fondo mediante los Derechos Especiales de Giro (DEG), que es la opción que más gusta a Alemania. Y en este contexto hay que enmarcar la reciente decisión del FMI de crear una nueva línea de liquidez con préstamos de emergencia para países con dificultades en su balanza de pagos o altamente endeudados (sector público y privado).

La cuota actual de España en el FMI asciende a 4.023 millones de DEG (unos 5.600 millones de dólares), lo que supone un 1,688% del total de la institución, si bien una vez finalice la reforma de las cuotas aprobada en noviembre de 2010, pendiente de ratificación por parte de los países, pasará a ser de 9.535 millones de DEG (unos 13.350 millones de dólares), un 2% del total. La cuota que desembolsa cada país en el FMI es fundamental para determinar el peso y el poder voto en la institución.

Otra opción para aumentar la capacidad financiera del FMI sin aumentar las cuotas pasa porque sea el BCE quien le preste dinero, con lo cual se salvarían varias reticencias alemanas. Por un lado, no se rompería el sacrosanto principio de prohibir que el banco central adquiera deuda de países, y, al mismo tiempo, se evitarían los problemas jurídicos que surgirían por una decisión de ese calibre. El Tratado de la UE lo prohíbe de forma taxativa, y el Tribunal Constitucional alemán ha dictaminado que cada ampliación de la aportación germana al FEEF debe ser aprobada por el parlamento.

El ministro belga de Economía, Didier Reynders, dijo que el asunto se trató en Eurogrupo y hoy en el Ecofin. “Lo discutiremos con el BCE, que es una institución independiente”, recalcó, “y es a él a quien corresponde tomar la decisión”.

En paralelo, los ministros de Finanzas continúan trabajando en toda la operativa del mecanismo de rescate europeo con el objetivo de permitir que el fondo pueda empezar a utilizar sus nuevos poderes, como comprar bonos en el mercado primario y secundario, dar líneas de crédito preventivas a los países en crisis o recapitalizar bancos. Y en este sentido se baraja con la idea de que el fondo de rescate ofrezca una protección parcial de entre el 20% y el 30% a los inversores que compren nuevas emisiones de bonos de países con problemas, dependiendo de las circunstancias del mercado.

El debate sobre el papel del Banco Central Europeo (BCE) en la crisis del euro entra en una nueva dimensión. Los ministros del ‘núcleo duro’ del euro (Alemania, Francia y sus países satélite) están empujando en el Eurogrupo para arrastrar a España e Italia hacia la órbita del Fondo Monetario Internacional (FMI). O lo que es lo mismo, se trataría de que fuera el FMI quien saliera al rescate de los países en dificultades y no directamente el BCE o el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), cuya potencia de fuego es insuficiente para cubrir las necesidades de financiación de las naciones del sur de Europa.

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