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Hacienda atribuyó a Abelló un presunto fraude fiscal de 120 millones de euros
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A TRAVÉS DE SOCIEDADES EN PARAÍSOS FISCALES

Hacienda atribuyó a Abelló un presunto fraude fiscal de 120 millones de euros

El financiero Juan Abelló, su mujer, Ana Gamazo Hohenlohe, y su grupo de empresas pudieron cometer un fraude fiscal a principios de los 90 que ronda

Foto: Hacienda atribuyó a Abelló un presunto fraude fiscal de 120 millones de euros
Hacienda atribuyó a Abelló un presunto fraude fiscal de 120 millones de euros

El financiero Juan Abelló, su mujer, Ana Gamazo Hohenlohe, y su grupo de empresas pudieron cometer un fraude fiscal a principios de los 90 que ronda los 20.000 millones de pesetas, según documentos de la Agencia Tributaria. La Unidad de Estudios Económicos Sectoriales –hoy integrada en la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF)- elaboró un informe en 1997 en el que se llegaba a la conclusión de que “no resultan creíbles las declaraciones fiscales presentadas a título personal ni por el conjunto de empresas por D. Juan Abelló Gallo y su cónyuge”.

El autor del estudio, un inspector de Finanzas del Estado, les atribuía “un claro ánimo defraudatorio” a través de paraísos fiscales. En 1992 el matrimonio declaraba una base de IRPF que ascendía a 750 millones de pesetas, por lo que pagaba a Hacienda prácticamente la mitad. Pero a partir de ese año los ingresos de IRPF de Abelló y su esposa se desplomaron hasta apenas nueve millones de pesetas –un 99% menos-, por lo que dejaron de abonar al fisco una cantidad del orden de 300 millones anuales. En 1994 la base imponible descendió a sólo 5.320.078 pesetas y un año después se fijó en 9,8 millones de pesetas, menos de 60.000 euros.

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Ahora que está en la agenda política la conveniencia de nuevos impuestos para las grandes fortunas, el informe de Hacienda sobre Juan Abelló describe a la perfección una polémica ingeniería contable que se traduce en que las arcas del Estado dejan de ingresar millones de euros.

Al margen de los ingresos que percibía Abelló como persona física, el citado informe recoge que la práctica totalidad de las empresas del financiero domiciliadas en España registraban pérdidas millonarias, por lo que no pagaban impuesto sobre el beneficio. Paralelamente registraban una “constante entrada y salida de invisibles con residencia en paraísos fiscales: Antillas Holandesas, Curaçao, Islas Vírgenes, Panamá, Gran Cayman”. Ahí sí obtenían cuantiosas rentas. El funcionario que elaboró el estudio instó al departamento de Inspección Tributaria a hacer una “comprobación en profundidad del grupo de empresas” y a proceder “con carácter de urgencia a la interrupción” de las declaraciones de IRPF para evitar su prescripción.

El informe de la Unidad de Estudios Económicos, elaborado por el inspector José María Sánchez Cortés y supervisado por el jefe de la sección, Jesús Vidart, recogía los movimientos de una veintena de empresas del Grupo Abelló, todas ellas en pérdidas pese al ingente patrimonio que atesoraban, cifrado en varias decenas de miles de millones de pesetas. Así, la matriz del grupo, Nueva Compañía de Inversiones, propiedad de Abelló al 99 por ciento, declaró entre 1992 y 1995 unas pérdidas de casi 2.500 millones de pesetas, con unos fondos propios de más de 15.000 millones de pesetas.

Su participada Torreal –buque insignia del financiero- registró en mismo periodo un resultado negativo de casi 4.000 millones de pesetas, al tiempo que participaba en doce empresas radicadas en paraísos fiscales. Torreal Inmobiliaria perdía 717 millones de pesetas y la Compañía Española de Penicilina y Antibióticos S.L., se dejaba 1.691.900.000 pesetas. El resto de empresas analizadas también estaba en números rojos, incluidas las sociedades patrimoniales de Abelló y sus tres hermanas.

Sueldo de 'mileurista'

Según estos números, el Grupo Abelló era un desastre, pero lo cierto es que sus finanzas iban viento en popa, como ha confirmado la evolución de la cartera de negocios del financiero. En cuanto a la declaración de Patrimonio, Abelló y Ana Gamazo Hohenlohe declaraban más de 20.000 millones de pesetas de patrimonio a valor fiscal. Pese a ello, Abelló, uno de los mayores terratenientes y coleccionistas de arte de España, percibía una renta del capital de un millón de pesetas y su mujer, sólo 88.000, poco más de 500 euros.

En cuanto a rentas del trabajo, Abelló “vivía” con una nómina de dos millones de pesetas al año, mientras que su cónyuge no percibía salario alguno. Por escandaloso que parezca, es la estrategia de las grandes fortunas: sueldo de obrero, vida de rey. Los mayores contribuyentes de IRPF de España no son banqueros ni potentados empresarios, sino profesionales de clase media-alta con buenos sueldos a los que todos los meses el fisco da un buen bocado en sus nóminas, ya que no canalizan sus actividades mediante sociedades y holdings internacionales radicados en paraísos fiscales.

Según las declaraciones de IRPF presentadas, Abelló y su mujer costeaban su tren de vida con menos de 8,7 millones de pesetas al año (52.000 euros), incluidos vuelos regulares en avión privado, cacerías, cuentas millonarias en restaurantes y bodegas… Un experto fiscalista asegura a El Confidencial que “si canalizaron todos esos gastos vía empresas deberían haber tributado el pago en especie, ya que no eran gastos de las sociedades, sino que los disfrutaban a título personal”. Esto significa pagar en impuestos casi la mitad de las cantidades destinadas a esos gastos.

Desde las empresas del hoy vicepresidente de Repsol y accionista de referencia de Sacyr Vallehermoso se registraban continuamente operaciones en divisas internacionales con origen y destino en varios paraísos fiscales. Para el autor del informe, no resultaba creíble que las compañías de Abelló estuvieran todas en números rojos y que, según la BND (Base Nacional de Datos) de Hacienda no hubieran sido “objeto de comprobación por parte de la Agencia Española de Administración Tributaria en el periodo 1991-1995”, en etapa de Felipe González al frente del Gobierno. Una de las primeras fortunas del país declaraba unos ingresos de IRPF ridículos y sus empresas no tributaban al carecer de beneficios y nadie en Hacienda le había metido mano a eso.

Según cálculos de la Unidad que elaboró el informe, el presunto fraude fiscal del Grupo Abelló, incluida la sanción y los intereses de demora, se cifra en 20.000 millones de pesetas en los años investigados, sumando las irregularidades en las declaraciones personales y las de las empresas.  

"No se desenmarañó la madeja de sociedades"

La Agencia Tributaria no puede ofrecer ningún tipo de información sobre las actuaciones que se practicaron o no con un contribuyente, en este caso Juan Abelló, y, por lo tanto, no entra a revelar si hubo o no una sanción como la que apuntaba el informe. Varias fuentes de primer orden coinciden en que se practicaron algunas actuaciones por parte del departamento de Inspección, pero “no se desenmarañó la madeja de sociedades”, asegura a El Confidencial un testigo de aquellos sucesos, que ya han prescrito.

Tres inspectores de Finanzas del Estado consultados por este diario extraoficialmente –dos ya jubilados y uno en excedencia- aseguran que casos como el de Abelló son muy habituales: “Esto ha sido y es el pan nuestro de cada día en Hacienda gobierne quien gobierne. Se paran un montón de inspecciones cuando tocan a alguien importante, con contactos políticos”.

Actualmente Juan Abelló, como otras muchas grandes fortunas nacionales, continúa utilizando estructuras en paraísos fiscales para evitar impuestos. Por ejemplo, la mayor parte de las acciones que posee de Sacyr Vallehermoso (un diez por ciento de la constructora) o su participación en las bodegas CVNE (16%) están a nombre de Austral B.V., una firma holandesa con enormes ventajas fiscales. 


*Nota sobre las fuentes de información: para la elaboración de la serie de reportajes que inicia hoy El Confidencial, el autor ha contado con un informe completo sobre las finanzas de Juan Abelló de 41 páginas elaborado por la AEAT, documentos judiciales, decenas de referencias en prensa y bibliográficas -incluidas unas memorias inéditas de una persona vinculada a Hacienda- y el testimonio de una decena de fuentes de información personales que han tenido conocimiento directo de lo que aquí se cuenta desde distintos posicionamientos y que no pueden ser identificadas con nombre y apellidos debido a los cargos que desempeñan o han desempeñado. Los directamente afectados han tenido la oportunidad de ofrecer su versión de los hechos. También ha sido consultado un experto fiscalista ajeno a estos acontecimientos.

El financiero Juan Abelló, su mujer, Ana Gamazo Hohenlohe, y su grupo de empresas pudieron cometer un fraude fiscal a principios de los 90 que ronda los 20.000 millones de pesetas, según documentos de la Agencia Tributaria. La Unidad de Estudios Económicos Sectoriales –hoy integrada en la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF)- elaboró un informe en 1997 en el que se llegaba a la conclusión de que “no resultan creíbles las declaraciones fiscales presentadas a título personal ni por el conjunto de empresas por D. Juan Abelló Gallo y su cónyuge”.