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Alierta tensa la sucesión por el sillón de consejero delegado de Telefónica
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PREMIA A VALBUENA, REPATRÍA A PALLETE Y REUBICA A ANSALDO Y KEY

Alierta tensa la sucesión por el sillón de consejero delegado de Telefónica

Una más y van diez. César Alierta (1945) anunció ayer su última reorganización de la cúpula directiva y del negocio de Telefónica desde que cogió las

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Alierta tensa la sucesión por el sillón de consejero delegado de Telefónica

Una más y van diez. César Alierta (1945) anunció ayer su última reorganización de la cúpula directiva y del negocio de Telefónica desde que cogió las riendas de la presidencia en el verano de 2000. Una nueva vuelta de tuerca, con cambio de sillones muy relevantes, que ha dado lugar a diversas interpretaciones entre los grandes inversores sobre la carrera sucesoria para ocupar el puesto de consejero delegado que ahora desempeña Julio Linares (1945).

El cambio de perímetro de divisiones y de personas tiene su epicentro en Brasil. En este país, el de más crecimiento de Latinoamérica, Telefónica ha librado sus dos últimas grandes batallas corporativas. La primera la perdió. Fue la compra de GVT, que se le escapó de las manos a última hora por la maniobra de Vivendi, que le arrebató el 5% del mercado brasileño de banda ancha y 2,3 millones de clientes de telefonía fija.

La derrota supuso un hito poco usual para la multinacional española, acostumbrada a exhibir el músculo cuando la situación lo exige. Su responsable entonces era José María Álvarez-Pallete, capitán general de Latinoamérica. El contratiempo no gustó en la sede central de Telefónica, que un año después tiró de chequera para hacerse con el 50% de la también brasileña Vivo en manos de Portugal Telecom.

Sin embargo, aunque la transacción tenía como objetivo dar un puñetazo en la mesa en un mercado vital para el grupo, con la fusión del negocio de telefonía fija y móvil, la operación ya no la lideró Álvarez-Pallete. El comandante fue Santiago Fernández Valbuena, la mano derecha de Alierta, su hombre para los números, que le convenció para subir la oferta hasta tres veces -desde los 5.800 millones iniciales hasta los 7.500- para cazar la presa.

Valbuena fue el que dio la cara ante los analistas, los bancos de inversión y los medios de comunicación internacionales, donde se jugaba el envite, con intervención de los gobiernos de Portugal y de España de por medio. Mientras tanto, Pallete se quedó al margen, sin respaldar la operación, en lo que en la casa ya se conocía como una lucha interna por posicionarse de cara a ser el futuro consejero delegado de Telefónica.

El poder después de Vivo

Apenas dos meses después, Alierta aprobó una reestructuración en la que Valbuena amplió competencias con la dirección de Estrategia, mientras que el director general de Latinoamérica veía como le quitaban Brasil. Un año más tarde, el empresario maño ha enviado a Valbuena a gestionar todo el negocio al otro lado del Atlántico, con la reciente mácula de la abortada salida a bolsa de Atento, y ha repatriado a Pallete, al que le ha encargado lidiar con Europa, con problemas tan singulares como el ERE de 6.500 personas en España.

“Está claro que Alierta se ha decantado por Valbuena, que ahora tiene que demostrar que sabe gestionar”, asevera un director general de un importante banco de inversión. “Pero también es una oportunidad para Pallete, que debe demostrar que sabe hacer bien su trabajo”, añade en clara referencia a que España es el peor negocio de todo el grupo -con caídas de beneficio operativo y de márgenesde entre el 10 y el 15%- junto a las inversiones en Alemania e Italia, principalmente.

Otras fuentes sostienen que “es evidente que Alierta tiene una gran confianza en Valbuena, al que conoce de hace más de veinte años cuando ambos estaban en Beta Capital. Lleva ventaja en la carrera sucesoria”. Pero también opinan que es la última prueba para Pallete, ejecutivo desde la época de Juan Villalonga, que “ha sido director financiero, de Latam, de Asia y ahora lo será de Europa. Si lo hace bien tiene muchos números para ser consejero delegado cuando se retire Linares. Valbuena va a estar muy lejos del centro del poder”. 

Otros cambios, las mismas personas

Esa es la pelea de la que más se ha hablado en los pasillos de la Ciudad de las Telecomunicaciones, sede operativa de Telefónica en Madrid, donde también circula la obsesión de Alierta por no perder más terreno frente a Google y Apple en telefonía y aplicaciones móviles, como demuestra la reciente compra de la división de móviles de Motorola por el gigante de la Red. “La creación de la División Digital está bien, pero llega muy tarde y no se ha dicho qué va a contener. La reacción de los analistas ha sido muy fría”, aseveran desde un banco de inversión europeo.

Al frente de la división Telefónica Digital, la apuesta de futuro creada por Alierta, el presidente de la operadora ha colocado al británico Matthew Key, directivo procedente de la operadora de móvil O2 y que desde hace más de tres años ejercía de responsable para todo el negocio en Europa (sin contar España). Esta nueva área, que contará de entrada con 2.500 personas, tendrá su sede central en Londres, aunque dispondrá de otras regionales en Madrid, Sao Paulo, Silicon Valley y otras ciudades de Asia.

Otro de los reubicados ha sido Guillermo Ansaldo, el cuarto en la carrera sucesoria en discordia y persona de confianza de Julio Linares. El hasta ahora responsable de Telefónica España, puesto al que llegó en 2007 para sustituir al portugués Antonio Viana Baptista, y presidente de la red social Tuenti, adquirida el año pasado al equipo fundador liderado por Zaryn Dentzel, pasa a ocupar la dirección general de Recursos Globales, una división creada para gestionar las eficiencias del grupo y aprovechar sus economías de escala. 

Una más y van diez. César Alierta (1945) anunció ayer su última reorganización de la cúpula directiva y del negocio de Telefónica desde que cogió las riendas de la presidencia en el verano de 2000. Una nueva vuelta de tuerca, con cambio de sillones muy relevantes, que ha dado lugar a diversas interpretaciones entre los grandes inversores sobre la carrera sucesoria para ocupar el puesto de consejero delegado que ahora desempeña Julio Linares (1945).

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