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Sacyr-Pemex planean vender la participación de Repsol en Gas Natural-Fenosa
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CONTROLA UN 32% DE LA ELÉCTRICA

Sacyr-Pemex planean vender la participación de Repsol en Gas Natural-Fenosa

Sacyr y Pemex tienen planes propios para el futuro de Repsol. Más allá de la españolidad de la compañía, que el mismo lunes se esforzaron en

Foto: Sacyr-Pemex planean vender la participación de Repsol en Gas Natural-Fenosa
Sacyr-Pemex planean vender la participación de Repsol en Gas Natural-Fenosa

Sacyr y Pemex tienen planes propios para el futuro de Repsol. Más allá de la españolidad de la compañía, que el mismo lunes se esforzaron en garantizar en un comunicado y que ayer martes reiteraron ante el ministro amigo Miguel Sebastián, los dos accionistas de referencia de la petrolera contemplan escenarios muy distintos a los dibujados por Antonio Brufau como presidente. Según fuentes próximas al nuevo núcleo duro, el más importante afectaría a su participación en la eléctrica Gas Natural-Fenosa, donde controla un 31,2%, porcentaje cuyo valor actual de mercado ascendería a cerca de 4.000 millones de euros.

El sentido estratégico de la participación de Repsol en Gas Natural-Fenosa ha sido tan cuestionado en el tiempo como antigua es la relación accionarial y estratégica entre ambas compañías. Esa unión ha estado siempre tutelada y amparada por La Caixa, que es el primer accionista de la eléctrica con un 36,6% y que también lo es de la petrolera con otro 12%. Ahora, sin embargo, con el nuevo movimiento, la pareja Sacyr-Pemex quiere hacerse valer e imponer su criterio, al que se ha opuesto firmemente durante estos dos últimos años Antonio Brufau, que aterrizó en la presidencia de Repsol procedente de la propia Gas Natural en 2005.

De momento, La Caixa no se ha pronunciado explícitamente, como tampoco hizo cuando Brufau fue cuestionado en público por Del Rivero a finales de 2009. Entonces, el contexto era muy distinto, tanto financiera como políticamente. Ahora, la entidad de ahorros catalana se limitó ayer a decir que se pronunciará, cuando corresponda, en el consejo de administración, el órgano de gobierno al que Sacyr y Pemex tendrán que llevar su propuesta de nombrar un consejero delegado para descabalgar al presidente. Otros, sin embargo, como el diario económico Financial Times, no han esperado tanto tiempo para manifestar sus dudas sobre este matrimonio de conveniencia.

La venta de la participación en Gas Natural-Fenosa abriría a Sacyr y a Pemex la posibilidad de hacer caja y pagarse un cuantioso dividendo extraordinario, con el que la constructora podría embolsarse hasta 800 millones de euros. Como interpretaban ayer la mayoría de bancos de negocios, Luis del Rivero necesita un golpe financiero de una dimensión similar para afrontar con garantías la refinanciación de los 5.000 millones de euros del crédito con el que compró el 20% de Repsol. Es decir, demostrar que tiene el control de la compañía y que está dispuesto tomar decisiones que contribuyan a reducir su apalancamiento.

Desde el primer conato de revolución por apartarle de la presidencia, los pasos dados por Brufau, con el recorte del dividendo como telón de fondo, habían conseguido revertir la situación de tensión sobre su figura. La progresiva desinversión en YPF y la alianza con la china Sinopec para explorar los yacimientos de Brasil habían relajado las fricciones del pasado, pero bien es cierto que en ese camino nunca se contempló la venta en Gas Natural-Fenosa, como sí habría gustado a Luis del Rivero, que se ausentó de la votación en la que Brufau sometió al consejo su continuidad como presidente a comienzos de 2010.

Desencuentros mexicanos

El interés de Pemex no es el mismo que el de Sacyr, pero coincide en su apuesta por cambiar el rumbo estratégico marcado por Brufau. En su caso, además de Gas Natural-Fenosa, pesan algunas de las incursiones algo singulares que la petrolera española ha puesto en marcha en los últimos tiemposcomo la energía eólico marina o el interés por entrar en países como Kazajstán en lugar de invertir en el Golfo de México, donde la petrolera pública mexicana tiene derechos de exploración. Precisamente, la puja sin éxito de Repsol hace unas semanas para las primeras concesiones privadas habría sido el último desencuentro.

A pesar de ser uno de los mayores productores del mundo, las cuentas de la petrolera mexicana no son del todo boyantes. La tributación del 80% sobre su resultado operativo le deja con menos margen de maniobra que otros competidores, de manera que el acuerdo con Sacyr le permite conseguir una capacidad de bloqueo para la entrada en Repsol de otras petroleras, como ya estuvo a punto de ocurrir hace unos años con la rusa Lukoil. Cualquier interesado en hacerse con la española estará obligado ahora a formular una oferta por la totalidad, al quedar anulada la posibilidad de pactos que superen su capacidad de poder.

No obstante, la actuación de Pemex ha supuesto toda una sorpresa. Después de llevar más de 20 años como socio silente de Repsol, alianza que se remonta a su presencia en la antigua Petronor, el nuevo papel de la petrolera mexicana como accionista ejecutivo, aunque ya contara antes con un puesto en el consejo, podría abrir dudas sobre posible conflicto de interés, según entienden algunos analistas. En este aspecto, casos similares como el de ACS e Iberdrola o el de Acciona y FCC podrían servir como argumento jurídico para torpedear su alianza con Sacyr, sin entrar a valorar si su acuerdo burla el espíritu de la Ley de OPAS.

Gas Natural Fenosa