Mickey Mouse también se apunta al INEM

Parecía que todo era alegría una vez se cruzaban las puertas del palacio de Disneylandia, pero la realidad ha vuelto a recordar que éste no deja de ser el país creador de las manzanas envenenadas. Todo apuntaba a que nada podría hacer sombra a Walt Disney, una de las compañías más potentes en los últimos años en el Dow Jones. Sus cifras son de vértigo. El mes pasado anunció un beneficio de 2.244 millones de dólares en el primer semestre de su año fiscal 2011 (octubre-marzo), un 25% más que el mismo periodo del ejercicio anterior. Sin embargo, esta semana ha quedado comprobado que la tijera también existe en el país de los sueños: Disney despedirá a algo más de 250 trabajadores.

Ante el panorama actual, en el que la palabra ERE ha entrado a la fuerza en el vocabulario común, no resulta sorprendente hablar de un 5% de despidos. La factoría del mítico ratón se defiende argumentando que éstos se deben a la bajada de ventas en el sector del entretenimiento doméstico, en particular del mercado de los DVD. Sin embargo, este movimiento ha sido interpretado como el pistoletazo de salida para que se abra la veda de los recortes de plantillas en las principales productoras, ante los cambios en los hábitos de consumo de los usuarios.

El mal endémico que parece extenderse en el sector es el argumento al que apuntan desde Disney para justificar su decisión. Las descargas por Internet han dado la puntilla al negocio y ahora toca reinventarse en un momento en el que los estudios están reajustando su distribución mediante acciones estratégicas con Marvel y Dreamworks. Apreciar el impacto de esta medida en una compañía tan gigantesca y diversificada no resulta sencillo. Disney es una corporación que abarca todo tipo de negocios que van desde populares canales de televisión estadounidense como ABC o ESPN a editoriales como Marvel Entertainment, pasando por gestoras de parques temáticos o un buen número de productoras audiovisuales.

El culpable es, una vez más, Internet

Según afirman desde Disney, la decisión se ha tomado a raíz de los malos datos obtenidos en las ventas en su división de video a causa del auge de las descargas por Internet. “El sistema de visualización mediante ‘video on demand’ gana cada vez más adeptos y está reventando el negocio” confiesan con aparente resignación desde la división norteamericana compañía de la W. La realidad es que esta circunstancia preocupa y el propio presidente ejecutivo de la compañía, Robert A. Iger, ha tomado las riendas para emprender profundas reformas en la estructura de la compañía e intentar frenar esta sangría.

Las cifras no invitan al optimismo a este lado del Atlántico. Según revelan los datos de la auditora GFK, el sector de los productos de vídeo doméstico (entiéndase por éstos los distintos formatos como DVD o Blu-Ray) cae en lo que va de un año en torno a un 25% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. “El sector está tocado, quien no lo reconozca no está diciendo la verdad” admite David García, responsable de dvdgo.com, la división de venta de películas de Espasa Calpe.

“En España posiblemente la situación esté todavía peor que en Estados Unidos porque la piratería está arreciando aquí con más fuerza si cabe. Por ello no sería extraño ver que en los próximos meses, algunas empresas españolas tomen la misma iniciativa que la que ha tomado Disney”, señala. Los principales productores y distribuidores también coinciden con esta tesis. La crisis ha golpeado con fuerza a los cines, videoclubs y comercios dedicados a este negocio. La mayoría lo tiene claro: “Los niños de hoy aprenden antes a descargarse una película de Internet que a ir y comprársela en la tienda”.

Desde Disney sostienen que este ERE es una medida imprescindible y se preparan para abrir la puerta de salida del palacio de los sueños a la vez que estudian si la medida podría afectar todavía a más trabajadores. Mientras tanto, los analistas estiman que la factoría del ratón cerrará este ejercicio su caja con un beneficio neto de casi 3.400 millones de dólares, unas cifras que, según las previsiones, no dejarán de crecer durante los próximos cinco años.