Sebastián advierte a las CCAA sobre el déficit y pinta la economía española de color de rosa

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, lanzó una severa advertencia a las comunidades autónomas para que controlen su déficit. Dijo que algunas comunidades tendrán que acelerar la aplicación de sus planes de reequilibrio y que el Gobierno vigilará cuidadosamente cualquier desviación y “aplicará todos los mecanismos de control posibles, puesto que nos estamos jugando la credibilidad”. El ministro realizó estas manifestaciones en la clausura de las jornadas anuales que el Círculo de Economía realiza en la localidad de Sitges (Barcelona).

Minutos antes, el consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, acababa de reafirmarse en los objetivos presupuestarios de la Generalitat, que prevén un déficit del 2,66%, el doble del 1,3% que establece el Ejecutivo como límite. Luego, en los pasillos, Sebastián se refirió a las manifestaciones de Vicente Tirado, número dos del PP en Castilla-La Mancha, sobre las finanzas de la Junta (dijo que la Administración no tenía dinero para pagar las nóminas de sus trabajadores el próximo mes) y se mostró convencido de que, “como todos los gobiernos autonómicos, será capaz de controlar sus cuentas”. Criticó, eso sí, la “alarma innecesaria” sobre la solvencia de las Administraciones.

Sebastián se refirió también a las reformas estructurales que pretende acometer el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Y en este campo, los ejes prioritarios son la reforma del mercado de trabajo, asegurar las pensiones y el reforzamiento del sistema financiero, con especial atención a las cajas de ahorros. Respecto al primer tema, consideró que el mercado de trabajo ha de ser más eficiente. “Tendrá que haber más flexibilidad”, subrayó, al tiempo que prometió que el Gobierno hará una reforma “equilibrada”.

“El principal grupo de la oposición no está por presentar propuestas ni alternativas. No se moja”, enfatizó. Hubo más palos para los populares: “La única propuesta de Rajoy ha sido la desgravación por la compra de vivienda. Y eso es una vuelta al pasado. Es volver a un modelo que se ha demostrado que tenía los pies de barro. Pero el Gobierno no va a dejar de trabajar: hay que culminar la reestructuración del sector financiero, introducir medidas en el sector servicios y realizar la reforma de la negociación colectiva. Y el Gobierno hará en ésta lo que más convenga, buscando el equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad”.

Reconoció que el paro sigue alto, pero por lo demás describió un país idílico. Así, enumeró los brotes verdes: Llevamos cinco trimestres en que el país no ha dejado de crecer; el desempleo ha bajado en 140.000 personas; hay 200.000 personas más trabajando; el sector industrial lleva cuatro trimestres ganando peso en el PIB; las exportaciones españolas llevan 14 meses creciendo dos dígitos y el primer trimestre del 2011 aumentaron el 23%, con lo que se han situado cinco puntos por encima de la UE; España tiene el primer superávit energético en 25 años; el turismo aumentó un 8% y tuvo el mejor dato desde el 2000; en el 2010, la inversión directa extranjera aumentó un 40% respecto al año anterior, mientras que en la UE el retroceso fue del 20%; y el sector de la automoción está tirando y el Gobierno ha asegurado su actividad por 10 o 15 años. Algo así como el célebre “España va bien”. Incluso se permitió vaticinar que dentro de un año “el crecimiento ya será superior al 2%. Y se verá que el Gobierno hizo los deberes”.

El ministro anunció también que las exportaciones son fundamentales y que el Gobierno reformará el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) “para que sea una entidad moderna y funcione con criterios próximos a la empresa privada, con servicios evaluados, incentivos para autofinanciarse y obtener recursos según sus servicios”.

La solución de los eurobonos

Antes del ministro, tres pesos pesados expusieron sus tesis sobre la crisis económica y apuntaron las posibles soluciones para superarla. Daniel Cohen, catedrático de Economía de la École Normale Supérieure y de la Universidad de París, dictaminó que, aunque la crisis es general, sólo un área en todo el mundo está aún en crisis: la eurozona. Su solución pasa por generar eurobonos, “un título paneuropeo que vincule a todos los miembros. Estos eurobonos garantizarían el 60% de la deuda de los países y estarían avalados por el BCE. “El problema de ahora es que si hay una fallida, es toda la deuda la que no se paga. Con los eurobonos, se blindaría una parte”. Con ello, pues, se generaría confianza en los mercados. Y subrayó que o se aceptan los retos de la crisis y se da el salto o se vuelve atrás, a los antiguos tratados, y que cada país se las componga.

Joschka Fischer, ex vicecanciller y ex ministro de Exteriores de Alemania, aseguró que en estos momentos no existe liderazgo en Europa y que coincidieron tres crisis: la financiera, la de competitividad y la de las instituciones políticas. El liderazgo de Europa “es la única vía” para salir del agujero y eso depende “de Francia y Alemania”, por lo que hay que solucionar las contradicciones entre ellas. Reconoció, no obstante, que “el eurobono es el instrumento más barato. Pero eso no funciona si no viene acompañado de una estabilidad en la eurozona. Y eso significa que hacen falta políticas de convergencia para unificar criterios entre países: la política económica, la política fiscal, las pensiones... todo ha de ir convergiendo”. Porque, recordó, “si vamos hacia la renacionalización, que cada país aplique sus políticas fiscales, económicas, sociales y presupuestarias, no habrá Europa”.

Por otra parte, Pedro Solbes, ex vicepresidente del Gobierno, explicó que “la crisis ha puesto de relieve la poca relevancia de Europa, sobre todo si no está unida”. Reconoció que se habían cometido errores, como convertir deuda privada en deuda pública (“provocando los problemas de la deuda soberana”). Y Europa “no fue al FMI porque sería como reconocer que no somos capaces de resolver nuestros problemas”. Solbes abogó por reestructurar las instituciones europeas para hacerlas más ágiles y reclamó un liderazgo que podrían coprotagonizar Francia y Alemania. “Necesitamos una gobernanza más eficiente, terminar la consolidación del euro, crear un regulador bancario europeo y recapitalizar los bancos cuanto antes”.

Se mostró de acuerdo con la creación de los eurobonos pero subrayó que el blindaje del 60% de la deuda sería el final de un largo proceso. Y luego, en un pequeño debate que mantuvo con los otros dos invitados, concretó: “Tenemos que ir a otro modelo con mecanismos más sofisticados. Si no funciona el segundo rescate de Grecia, lo tenemos muy mal. El rescate es fundamental para ver qué hacemos en el futuro, ver cuál será el papel del FMI, el papel de los Estados y el papel del BCE”. Y terminó con una reflexión, similar a la de los otros contertulios. “¿Qué país ha de estar en el G8 y el G20? ¿Debemos estar ahí como países individuales o como Unión Europea? Si queremos ser irrelevantes a medio plazo, la elección es muy fácil”. O sea, o todos a una o el sueño europeo se habrá acabado.