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Europa mete la tijera y acelera su frenética carrera por reducir el déficit
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ALEMANIA QUIERE GANAR COMPETITIVIDAD AJUSTANDO EL GASTO PÚBLICO

Europa mete la tijera y acelera su frenética carrera por reducir el déficit

La economía alemana se pone plomo en las alas. La canciller Merkel anunció ayer un ambicioso recorte del gasto público que frenará en seco la incipiente

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Europa mete la tijera y acelera su frenética carrera por reducir el déficit

La economía alemana se pone plomo en las alas. La canciller Merkel anunció ayer un ambicioso recorte del gasto público que frenará en seco la incipiente recuperación de la actividad económica. ¿La causa? La obsesión de las autoridades germanas por no perder competitividad. En particular respecto de sus socios europeos, embarcados en gigantescos procesos de consolidación fiscal que facilitará un proceso deflacionista. Y eso es lo que le preocupa a un país como Alemania, volcado a las exportaciones. Hoy mismo anunciará el recorte el Reino Unido y en los próximos días será el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien se sume al carro de los ajustes fiscales. Exactamente igual que antes lo hicieron España,  Italia, Portugal o Grecia.

El caso alemán es el más singular ya que se trata de una economía en pleno despegue. El producto interior bruto crece ya a un ritmo del 1,5% en términos anuales y la tasa de desempleo ha caído hasta el 7,7% de la población activa. El déficit presupuestario se situó el año pasado en el 3,3% del PIB –apenas tres décimas más del límite de Maastricht- y para este año se prevé que crezca hasta el entorno del 5,5%, todavía muy por debajo de la media de la UE.  Y todo ello con un nivel de deuda equivalente al 73,2% del PIB, cinco puntos por debajo de la eurozona.

El ajuste, según anunció la canciller Merkel tras dos días de duras negociaciones con los socios liberales de su coalición de Gobierno, se alargará hasta 2014, y supondrá un recorte del gasto público de más de 80.000 millones de euros. Comenzará a aplicarse en 2011, con un recorte de 11.100 millones. En 2012, el gasto se reducirá en 16.100 millones, y 24.700 millones adicionales un año más tarde. Para 2014 el recorte previsto será de 32.400 millones.

La canciller Merkel, de esta manera, entierra su promesa electoral de rebajar los impuestos en 24.000 millones. Por el contrario, ayer anunció que los bancos pagarán más al Fisco (1.200 millones) a través de una tasa de nueva creación; igualmente, se creará una nueva ecotasa que tendrán que pagar las aerolíneas, mientras que la industria nuclear tendrá que hacer frente a nuevos impuestos por la prolongación de la vida útil de las centrales. El sector público no se salvará del ajuste y  ayer se anunció una disminución de plantillas de 15.000 personas, alrededor del 2,1% de la fuerza laboral. Los recortes sociales, por su parte, afectarán a las ayudas por hijo, la protección social y el desempleo.

“Alemania quiere ser ejemplo de disciplina fiscal”, dijo ayer Merkel al presentar el paquete de medidas. ¿Qué quiere decir esto? Pues que Alemania teme perder competitividad si no se suma a los procesos deflacionistas que han iniciado todos los países europeos y que supondrán una caída de los costes laborales como consecuencia del ‘efecto arrastre’ que tendrá para los salarios el recorte de sueldos en el sector público.

Los salarios, como refleja el gráfico extraído del último Boletín Mensual del BCE, están cayendo en todos los países, principalmente en EEUU, y eso es lo que preocupa a Alemania. Algo que es extremadamente importante cuando el comercio mundial vuelve a crecer ya por encima del 7%, y Alemania teme que no sea capaz de aprovechar el repunte de la actividad económica mundial, que crecerá este año en el entorno del 4,2%, según las estimaciones del Servicio de Estudios del BBVA.

Como sostiene el economista Daniel Gross, “las ganancias de un país son las pérdidas de otro, y restablecer la competitividad en algunos países miembros (España, Grecia) requeriría que otros (Alemania, en primer lugar) aceptaran pérdidas en las propias”. Y como esto no va a ocurrir, esto significa que Alemania llevará el ajuste fiscal hasta sus últimas consecuencias. Por un lado, porque las elecciones están todavía muy lejos (faltan más de tres años) y por otro debido a que la tasa de paro sigue cayendo, lo que aleja la sensación de crisis económica.

Como premio, a esa política de austeridad, Alemania continúa beneficiándose de ser el país refugio de los inversores. La rentabilidad de los bonos germanos a 10 años ha caído hasta el entorno del 2,5%, dos puntos porcentuales menos que España, lo que supone un alivio adicional para las cuentas públicas.

Políticamente las cosas no son tan sencillas para Merkel. El Partido Socialdemócrata (SPD) se ha puesto a la cabeza de las manifestaciones contra los ajuste del gasto social, y ayer varios de sus principales dirigentes dijeron que se opondrán ”con todos los medios” al recorte.

La economía alemana se pone plomo en las alas. La canciller Merkel anunció ayer un ambicioso recorte del gasto público que frenará en seco la incipiente recuperación de la actividad económica. ¿La causa? La obsesión de las autoridades germanas por no perder competitividad. En particular respecto de sus socios europeos, embarcados en gigantescos procesos de consolidación fiscal que facilitará un proceso deflacionista. Y eso es lo que le preocupa a un país como Alemania, volcado a las exportaciones. Hoy mismo anunciará el recorte el Reino Unido y en los próximos días será el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien se sume al carro de los ajustes fiscales. Exactamente igual que antes lo hicieron España,  Italia, Portugal o Grecia.

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