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La banca prepara otra guerra de depósitos ante el empeoramiento de los mercados
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LAS ENTIDADES YA PAGAN POR ENCIMA DEL EURIBOR

La banca prepara otra guerra de depósitos ante el empeoramiento de los mercados

El endurecimiento de las condiciones en los mercados tras la crisis de la deuda española -que está por ver si ha terminado- puede tener una consecuencia

El endurecimiento de las condiciones en los mercados tras la crisis de la deuda española -que está por ver si ha terminado- puede tener una consecuencia insospechada: una resurrección de la guerra del pasivo (depósitos) que ya vivió la banca española en el tsunami financiero posterior a la quiebra de Lehman en 2008. Una guerra que puede contraer todavía más los márgenes del sector y, en consecuencia, puede poner en peligro los resultados de 2010.

El director general de La Caixa, Juan María Nin, sostiene que el empeoramiento de la prima de riesgo de España impedirá que muchas entidades salgan a financiarse a los mercados mayoristas y, en todo caso, encarecerá notablemente esa financiación, ya que tendrán que emitir con diferenciales mucho más altos que los que han pagado a principios de año (de hecho, todo el mundo se lanzó a emitir entonces para aprovechar la oportunidad de hacerlo a unos tipos tan bajos). La solución para los que no consigan la liquidez que necesitan para hacer frente a los vencimientos será captar depósitos, los lógicamente implica pagar tipos más altos por ello.

Ni siquiera una relajación de las primas de riesgo -el diferencial con Alemania ha bajado de 1 punto porcentual en que se encontraba el lunes hasta los 0,79 de ayer tras el rescate de Grecia- evitaría esta nueva guerra, sino que sólo la aplazaría, según distintos expertos. Por dos razones: en junio se termina el plan de avales del Gobierno, que ha sido usado masivamente por las cajas de ahorros para poder emitir deuda; y el BCE también restringirá el suministro de liquidez en la segunda mitad de año.

Fernando Vega, director de la gestora EDM, opina que "en el segundo semestre vamos a ver nuevas tensiones de liquidez en el sector financiero, el euribor subirá y los tipos de la deuda también aumentarán, sobre todo los bonos de los Estados y de las entidades de alta calidad. Por eso será inevitable una nueva guerra del pasivo entre las entidades".

Es decir, numerosas entidades, sobre todo cajas, no tendrán más remedio que apelar al ahorro de los clientes minoristas para financiarse, con lo que tendrán que ofrecerles condiciones mejores que las actuales (de hecho, algunas ya ofrecen tipos superiores al 4%). Esta financiación no es necesaria para conceder crédito -en un contexto de caída del mismo, principalmente por falta de demanda- pero sí para atender a los vencimientos de deuda previstos para este año -75.884 millones según Moody's- que vuelven a convertirse en la gran espada de Damocles del sector.

Una estrategia suicida

El problema es que esta estrategia es suicida a medio plazo. Según el propio Nin, la media del sector financiero español está pagando ya por los depósitos nuevos unos tipos de interés en torno a un punto porcentual por encima del euribor, como se puede apreciar en el gráfico adjunto. Y eso es insostenible, porque hunde los márgenes de las entidades (la razón por la que lo hacen es que el euribor es ficticio ya que el interbancario sigue sin funcionar, luego no tienen más remedio que pagar un diferencial, ya sea en emisiones de deuda o en los depósitos).

Si ya estamos en esos niveles -o más arriba, con depósitos como el Selección de Banesto, que paga un 4% si España gana el Mundial-, una subida adicional como la que se espera puede acabar de hundir los márgenes. Aun así, la guerra parece inevitable: no sólo por la necesidad de captar recursos, sino de mantener a los clientes y evitar que se vayan a la competencia, en un contexto de nulo crecimiento del sector y lucha cruenta por robar cuota de mercado a los competidores.

La única esperanza reside en que los mercados vuelvan a la normalidad rápidamente y las entidades puedan financiarse a tipos razonables... antes de que se acaben los avales del Estado. Algo que no parece muy probable: aunque el rescate de Grecia ha relajado la prima de riesgo de España desde los niveles exagerados alcanzados la semana pasada, casi nadie espera que vuelva a los niveles anteriores a esta crisis. Y la imagen de nuestra banca -salvo las mayores entidades- está demasiado deteriorada como para que los grandes inversores internacionales vuelvan a confiar en ella.

El endurecimiento de las condiciones en los mercados tras la crisis de la deuda española -que está por ver si ha terminado- puede tener una consecuencia insospechada: una resurrección de la guerra del pasivo (depósitos) que ya vivió la banca española en el tsunami financiero posterior a la quiebra de Lehman en 2008. Una guerra que puede contraer todavía más los márgenes del sector y, en consecuencia, puede poner en peligro los resultados de 2010.

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