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Las nuevas exigencias de liquidez también golpearán los resultados de la banca española
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TENDRÁ QUE PAGAR MÁS POR FINANCIARSE Y DARÁ MENOS CRÉDITO

Las nuevas exigencias de liquidez también golpearán los resultados de la banca española

A perro flaco, todo son pulgas. Por si el ejercicio 2010 no se presentara ya suficientemente tenebroso para los bancos y cajas de ahorros -caída de

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Las nuevas exigencias de liquidez también golpearán los resultados de la banca española

A perro flaco, todo son pulgas. Por si el ejercicio 2010 no se presentara ya suficientemente tenebroso para los bancos y cajas de ahorros -caída de márgenes, repricing de las hipotecas, segunda oleada de morosidad, balance repleto de activos inmobiliarios sobrevalorados, aumento de las exigencias de capital, etc.-, llega una nueva amenaza sobre sus cuentas: las nuevas exigencias de liquidez que va a establecer el Comité de Basilea y que ayer ya se anunciaron en Gran Bretaña.

Hasta ahora, se había hablado solamente de mayores requisitos de capital, algo que perjudica especialmente a los bancos y cajas españoles. Pero el Comité Bancario de Basilea -al que pertenecen los principales bancos centrales y que dicta las normas internacionales para el sector- considera que no es suficiente porque el colapso del sistema financiero hace un año no se produjo por falta de capital, sino de liquidez. De ahí que haya decidido establecer dos nuevas normas: unos colchones mínimos que deben mantener las entidades en todo momento por si se vuelven a secar los mercados; y una relación entre el plazo de los activos y el de su financiación, para evitar la práctica generalizada de financiarse a corto plazo para invertir en créditos o activos a largo plazo.

En Reino Unido ya han calculado el  impacto potencial de estas nuevas normas: una reducción del 20% en la financiación a corto plazo y un aumento de las posiciones del sector en cash y bonos del Estado de 110.000 millones de libras (119.000 millones de euros) sólo en el primer año de aplicación de la medida. Algo que también afectaría a las operaciones en Reino Unido del Santander, por cierto.

¿Y España? Por supuesto, aquí no se ha hecho todavía ningún estudio del impacto de esta medida, pero habrá que adoptarla como todas las normas de Basilea. Y la intención del Comité es que empiece a aplicarse ya en 2010 (Nueva Zelanda ya la ha puesto en práctica). A priori, la fuerte base de depósitos de la banca española -que computarían como financiación a largo plazo- la coloca en mejor posición que la banca de inversión que carece de ellos.

La banca española, dependiente de la financiación a corto

Pero esta afirmación es un poco engañosa, porque la realidad es que la mayoría de las entidades españolas se están financiando masivamente en la ventanilla de descuento del BCE, es decir, a corto plazo. De hecho, las primeras restricciones a la barra libre de liquidez del banco central han sentado muy mal al sector, y el cierre del grifo -que ya empieza a insinuarse desde Francfort- es visto con terror, hasta el punto de que firmas de análisis como Intermoney consideran que sería preferible una subida de tipos a una restricción de la liquidez ilimitada actual. Crédit Suisse considera que la banca española es la más dependiente de la financiación a corto plazo de Europa, y por tanto, la que más riesgo tiene en este entorno.

Por tanto, tener que renunciar en gran medida  a la financiación a corto plazo supondría un serio contratiempo para nuestros bancos y cajas, que tendrían que optar por una de estas cuatro opciones, según los expertos consultados: aumentar capital, que es la más costosa e impracticable en el caso de las cajas; captar más depósitos, que es un pasivo caro que atacaría más a sus ya dañados márgenes; emitir deuda a largo plazo, que necesita atraer el interés de los inversores internacionales pagando un interés más elevado que el actual (además, las emisiones realizadas hasta ahora son a plazos relativamente cortos) y, en todo caso, muy superior al 1% que cobra el BCE; o lograr más financiación en el interbancario a plazos largos, pero este mercado sigue cerrado más allá de una semana porque las entidades todavía no se fían unas de otras.

Por tanto, ninguna solución es buena y todas ellas encarecerían el coste de financiación de las entidades en un entorno de caída de márgenes y de necesidad de destinar más recursos a provisiones. Además, la contrapartida a las dificultades para conseguir pasivo a un precio razonable sería reducir el activo; es decir, conceder todavía menos crédito del que ya se está dando, que ya es decir. Porque, en última instancia, la relación entre el plazo de la financiación y de los créditos implica un desapalancamiento, es decir, una reducción de la dependencia de los bancos de la financiación externa para crecer desaforadamente en crédito en los últimos años.

Mayores compras de deuda pública

Una segunda derivada de estas nuevas exigencias es que incrementará aún más las compras de deuda pública. Aquí la cuestión es qué activos se consideran suficientemente líquidos para formar parte de ese colchón de emergencia. Según fuentes del sector, la mayoría de los planes de contingencia de liquidez de las entidades ya contemplaban una liquidez táctica y otra de medio plazo, pero les afectaría mucho la definición de activos líquidos. "Muchos de esos planes contaban como una fuente de liquidez de fácil acceso la venta de títulos de crédito como pagarés de empresa a corto plazo, bonos de grandes compañías cotizadas a medio plazo e incluso el acceso a la titulización de activos", explican estas fuentes.

Todos estos activos se demostraron ilíquidos en la crisis del año pasado, por lo que seguramente serán descatalogados como aptos para este colchón. De hecho, la norma impuesta por la FSA en Gran Bretaña sólo admite como líquidos el cash y los bonos del Estado, lo cual puede establecer un estándar internacional. Y obligaría a las entidades a acumular todavía más deuda pública, para alegría del Gobierno de Zapatero, desesperado por financiar su descontrolado déficit público como sea.

A perro flaco, todo son pulgas. Por si el ejercicio 2010 no se presentara ya suficientemente tenebroso para los bancos y cajas de ahorros -caída de márgenes, repricing de las hipotecas, segunda oleada de morosidad, balance repleto de activos inmobiliarios sobrevalorados, aumento de las exigencias de capital, etc.-, llega una nueva amenaza sobre sus cuentas: las nuevas exigencias de liquidez que va a establecer el Comité de Basilea y que ayer ya se anunciaron en Gran Bretaña.

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