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Tormenta en los ‘hedge funds’: Edmond de Rothschild y Merrill Lynch cuestionan su baja rentabilidad
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Tormenta en los ‘hedge funds’: Edmond de Rothschild y Merrill Lynch cuestionan su baja rentabilidad

El exponencial crecimiento de la inversión en hedge funds, procedente sobre todo de instituciones, ha conllevado una exigencia de mayor control de riesgo y, en consecuencia,

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Tormenta en los ‘hedge funds’: Edmond de Rothschild y Merrill Lynch cuestionan su baja rentabilidad

El exponencial crecimiento de la inversión en hedge funds, procedente sobre todo de instituciones, ha conllevado una exigencia de mayor control de riesgo y, en consecuencia, una menor rentabilidad media (se ha pasado de ganancias del 20% hace 10 años al entorno del 9%). Pero el fenómeno se está acentuando con la entrada de los inversores particulares, lo cual ha levantado las primeras voces críticas en el sector.

Así, Gonzalo Lardiés, director de inversiones institucionales del banco privado Edmond de Rothschild, criticó ayer duramente los primeros fondos de fondos de inversión libre que se están lanzando en España por su excesivo conservadurismo: “Hay mucha diferencia entre los que ofrecen las entidades españolas y los hedge funds de verdad. Los hedge no se fijan un objetivo de rentabilidad de Euribor más tantos puntos, sino que buscan ganar lo máximo posible en cualquier entorno de mercado, es decir, con una filosofía de rentabilidad absoluta”.

“Las firmas españolas están dando poco más que un fondo garantizado con un poco de rentabilidad adicional”, concluye este gestor. A su juicio, buena parte de la culpa la tiene el reglamento de fondos, que pone demasiadas limitaciones legales en vez de dejar actuar libremente al mercado. Algo que contrasta con otros activos de inversión mucho más peligrosos que los hedge funds, como los warrants (cuya versión más arriesgada, los turbowarrants, acaba de llegar a España), que puede comprar cualquiera sin ninguna limitación.

“La legislación española podía haber optado por dejar a los hedge funds actuar libremente a cambio de una exigencia de información muy alta, pero ha preferido poner una serie de salvaguardas con el objetivo teórico de proteger el patrimonio del inversor. El problema es que eso mismo no ocurre en otros muchos productos”, explica Enrique Parra, del departamento institucional de esta firma. Parra afirma que, con el reglamento, es imposible replicar al 100% los fondos de hedge funds que gestionan en Francia y Suiza.

Edmond de Rothschild gestiona el fondo de hedge funds más antiguo de Europa, lanzado en 1969, y pretende registrarse como gestora de fondos libres en España.

Merrill Lynch pone el dedo en la llaga

En EEUU también hay críticas de alto nivel para este fenómeno. Ayer, el director general de Merrill Lynch, Heiko Ebens, dijo en una conferencia del sector que la mayor parte de la rentabilidad que obtienen los hedge funds se puede conseguir replicando un índice. “El alfa prácticamente ha desaparecido de los hedge funds”, aseguró. El alfa es la rentabilidad superior y descorrelacionada con la del mercado que es capaz de obtener un gestor con su talento; mientras tanto, la beta es la rentabilidad que se obtiene replicando el mercado.

Detrás de este fenómeno, que ya se ha puesto de manifiesto en varios congresos de hedge funds en España, se encuentra el brutal aumento del tamaño del sector y del número de fondos: las oportunidades de generar alfa son finitas y cada vez deben repartirse entre un mayor número de gestores. Un símil muy utilizado en EEUU es que hay una charca de alfa y cada vez hay más caballos bebiendo la misma agua, con lo que cada uno toca a menos.

La consecuencia inmediata de esta pobre rentabilidad es que no se justifican las altas comisiones que cobran estos fondos (los hedge funds son los productos de inversión más caros). Si se puede ganar lo mismo invirtiendo en un índice, no tiene sentido pagar tanto a un gestor por generar una teórica alfa que no es real. “No tenemos una superestrella que se merezca millones de dólares al año”, afirma Ebens.

El exponencial crecimiento de la inversión en hedge funds, procedente sobre todo de instituciones, ha conllevado una exigencia de mayor control de riesgo y, en consecuencia, una menor rentabilidad media (se ha pasado de ganancias del 20% hace 10 años al entorno del 9%). Pero el fenómeno se está acentuando con la entrada de los inversores particulares, lo cual ha levantado las primeras voces críticas en el sector.

Familia Rothschild