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El doble muro de Medvedev, el tenista que no supo reinar y se quedó en la Generación Perdida
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AFRONTA UN AÑO QUE SERÁ DECISIVO

El doble muro de Medvedev, el tenista que no supo reinar y se quedó en la Generación Perdida

El tenista ruso estaba llamado a ser uno de los jugadores que reinaran en el tenis tras la retirada del 'Big Three', pero la aparición fulgurante de Alcaraz y Sinner apagó todas sus opciones de convertirse en una leyenda del deporte mundial

Foto: Daniil Medevedev celebra con rabia su victoria ante Learner Tien en Shanghái. (Reuters/Go Nakamura)
Daniil Medevedev celebra con rabia su victoria ante Learner Tien en Shanghái. (Reuters/Go Nakamura)
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Daniil Medvedev siempre fue un tenista diferente. Jugador de enorme nivel, de mucho carácter pero, en ocasiones, con muchas desconexiones en pista, siempre es uno de esos deportistas que aparecen en el grupo de favoritos a cada título, pero que no siempre llega donde se espera. Es cierto que en un mundo tan competitivo como el tenis es habitual que otro rival acabe con un favorito antes de tiempo, pero el problema para el ruso es que es demasiado habitual.

Hubo un tiempo en el que Medvedev apuntaba a que se iba a convertir en el gran heredero del Big Three. Llegaría un momento en el que Federer, Nadal y Djokovic bajarían sus prestaciones, por edad y por lógica, momento en el que una nueva generación tendría su oportunidad. Y el tenista ruso era, sin ningún género de dudas, el más talentoso de entre los Zverev y Tsitsipas, pero no logró nunca a dar ese paso hacia adelante para ser el gran dominador del tenis mundial.

Foto: carlos-alcaraz-numero-uno-mundo-atp-dato-historia

Fue en 2018 cuando Medvedev se llevaba el título de campeón en Tokio, en lo que era su primer trofeo como profesional. Fue un empujón anímico, que le ayudó a convencerse de que podía codearse entre los mejores. Solo un año después, su salto cualitativo fue exponencial, aunque ya iniciaría una tónica que se repitió en su carrera: alcanzó seis finales, pero solo fue capaz de ganar dos, perdiendo incluso la final del US Open ante Rafa Nadal, que sería su pesadilla.

A partir de ahí, el ruso se convirtió en un tenista a tener muy en cuenta. Consiguió grandes éxitos que muy pocos jugadores tienen en su haber, como ser campeón de las ATP Finals, de la Copa Davis o de la Copa ATP, pero comenzó una maldición: los Grand Slam. Consiguió llegar a seis finales diferentes y solo fue capaz de ganar en el US Open de 2021. De hecho, su final más sonada fue la histórica remontada de Nadal en Australia, cuando iba dos sets abajo, 2-3 perdiendo y 0-40.

No tuvo muchas opciones de superar al Big Three, que se convirtió en el primer muro de su carrera. Pero sabía que tendría su oportunidad y que, como el jugador más talentoso de su generación, podría dominar el tenis mundial, pero nunca sucedió. Llegó a ser número uno del mundo, pero de manera efímera y, a partir de ahí, una caída libre difícil de controlar. Ese carácter irreverente le empezó a jugar malas pasadas en partidos que debía de ganar... y apareció el segundo muro.

Cuando pocos lo esperaban, de repente surgieron dos verdaderos vendavales como Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, momento en el que todo se apagó para Medvedev. Algunos problemas físicos, sumados a la superioridad de los dos mejores tenistas del momento, provocaron que el ruso se quedara excesivamente lejos de los grandes éxitos, una situación que se ha reproducido especialmente en los dos últimos años, en los que Medvedev no ha levantado ningún título.

Los dos muros que encorsetaron a la Generación Perdida de los Medvedev, Zverev o Tsitsipas se evidenció en los últimos meses del jugador ruso, que pasó de ser un habitual del top cinco del tenis mundial a caer hasta la décimo octava posición del ranking ATP. Y, cerca de cumplir 30 años, Medvedev sabe que está ante su última gran oportunidad de dar un paso adelante y volver a meterse entre los grandes. Si no lo consigue, sabe que está llamado a seguir cayendo en la clasificación.

El ruso apuntaba a que podía ser un tenista que marcase toda una generación, quien por juego, calidad y condiciones podía entrar en la leyenda. Evidentemente no es un mal jugador, pues alguien que ha levantado 20 títulos ATP, un Grand Slam y una Copa de Maestros, no lo es, pero no es menos cierto que se quedó un paso por debajo de lo que se esperaba de él. Dos muros que no supo franquear le impidieron reinar. Y no le quedan muchas balas para abandonar la Generación Perdida.

Daniil Medvedev siempre fue un tenista diferente. Jugador de enorme nivel, de mucho carácter pero, en ocasiones, con muchas desconexiones en pista, siempre es uno de esos deportistas que aparecen en el grupo de favoritos a cada título, pero que no siempre llega donde se espera. Es cierto que en un mundo tan competitivo como el tenis es habitual que otro rival acabe con un favorito antes de tiempo, pero el problema para el ruso es que es demasiado habitual.

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