El enfado de Alcaraz por no poder ser perfecto en Australia y por qué la prisa es su peor enemigo
El español ya está en los octavos de final del primer Grand Slam de la temporada, pero perder un set por precipitación y cometer varios errores impropios no le sentó nada bien
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Solo tiene 21 años, pero la madurez de Carlos Alcaraz en la pista es insólita. Pocos deportistas tan jóvenes son capaces de asumir con tanta naturalidad cuál es su nivel y cómo debe de jugar cada partido para seguir batiendo récords. Y, ahora, el Open de Australia es su gran objetivo, por lo que ha trabajado duro en esos cambios de juego y mentales que le permitirán ser aún más dominante en la pista. Por ello, pese a vencer con comodidad a Nuno Borges, el español estaba enfadado.
Era su tercer partido en el primer Grand Slam de la temporada y claramente había progresado en pista. En su debut, ante Alexander Shevchenko, firmaba un partido casi perfecto —salvo un tramo de relajación en el segundo set— para llevarse la victoria con facilidad (6-1, 7-5 y 6-1). En segunda ronda, frente a Yoshihito Nishioka, era un avión en pista para eliminarle en menos de dos horas, rosco incluido, y con un juego realmente elevado (6-0, 6-1 y 6-4). Era el momento de convencer.
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Tras dos partidos de enorme nivel, Alcaraz se medía a Nuno Borges con la intención de meterse en octavos por la puerta grande. Y así fue... o, al menos, en parte, pues el propio jugador no se sentía excesivamente contento con su rendimiento ante el portugués. Haber perdido un set en el torneo, en buena parte por culpa de su precipitación en algunos golpes, se convirtió en un misil en su línea de flotación, un doloroso error para el que trabaja y que no logró subsanar en pista.
Desde hace días, Alcaraz insiste en cada rueda de prensa en la necesidad de no tener altibajos en su juego, de no bloquearse mentalmente en pista y de tratar de mantener una línea constante de juego donde apoyar sus mejores golpes. En los dos primeros partidos de Australia, el plan se había cumplido a rajatabla, pero no así ante Borges, donde su tenis no fluyó durante algunas partes del choque. Y, en lugar de fiarlo todo a la paciencia y la calidad, apostó por la velocidad. Mala idea.
No. Way. 🤯
— #AusOpen (@AustralianOpen) January 17, 2025
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Venció el primer set con comodidad, buen juego y grandes sensaciones (6-2) pero, a medida que avanzaba el partido, Alcaraz iba sintiéndose menos fiable con su tenis. Comenzó a cometer demasiados errores no forzados y, pese a ello, supo mantener la tranquilidad para aprovechar su oportunidad en la segunda manga y tomar una importante ventaja (6-4). Fue entonces cuando llegó su peor momento, especialmente por las prisas y las ganas de acabar los puntos por la vía rápida.
Alcaraz se aceleró, especialmente al resto, donde buscaba de manera excesivamente repetitiva los winners en lugar de madurar las jugadas y aprovechar el cansancio del rival. Borges pudo ir sobreviviendo y aguantando el saque, con lo que forzó el tie break. Seguir en el desempate con la misma dinámica fue la peor idea que pudo tener el español, que veía cómo perdía el primer set del torneo por culpa de la precipitación [6-7(3)]. Tocaba evitar un problema.
2035 doubles champions loading 🥺
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Hot Shots tennis player John gets a behind-the-scenes tour from his favourite player Carlos Alcaraz! pic.twitter.com/YbKY1qnlyv
Como los campeones
Reaccionó como solo lo hacen los grandes y, antes de complicarse y meterse en una situación incómoda, Alcaraz resolvió la cuarta manga con contundencia (6-2) para llevarse la victoria y la clasificación a los octavos de final de Australia. Pero el español no estaba contento del todo. Haberse dejado un set o, dicho de otra manera, dejar de ser perfecto en el torneo, y hacerlo precisamente por perder la paciencia y por la precipitación, le llevó a perder su mejor virtud: su tenis.
"Podría haber jugado a más nivel, cometí demasiados errores en algunos tramos del encuentro y sé que tengo mucho que mejorar. Sufrí una pérdida de sensaciones tenísticas. Empecé a jugar mal en el tramo final del segundo set y durante el tercero no me vi nada bien. Solo me repetía que tenía que recuperar las sensaciones en el cuarto porque si no, se me podía complicar. Estoy muy feliz de haber ganado, pero debo de trabajar para el próximo partido", expresaba Alcaraz.
El español se medirá ahora en octavos de final a Jack Draper, un partido donde Alcaraz tendrá un hueso duro enfrente. Pero, sobre todo, la clave está en aprender de la lección ante Borges, donde la prisa malentendida se convirtió en su enemigo. Por querer acabar demasiado rápido, el número tres del mundo tuvo que jugar casi tres horas de encuentro. Y, ahora, llega la hora de la verdad, donde Alcaraz tiene que demostrar por qué es uno de los grandes favoritos al título.
Solo tiene 21 años, pero la madurez de Carlos Alcaraz en la pista es insólita. Pocos deportistas tan jóvenes son capaces de asumir con tanta naturalidad cuál es su nivel y cómo debe de jugar cada partido para seguir batiendo récords. Y, ahora, el Open de Australia es su gran objetivo, por lo que ha trabajado duro en esos cambios de juego y mentales que le permitirán ser aún más dominante en la pista. Por ello, pese a vencer con comodidad a Nuno Borges, el español estaba enfadado.