El gesto de Nick Kyrgios que pasó inadvertido en Australia: ¿es la retirada definitiva del 'bad boy'?
El australiano, un jugador talentoso pero que no ha sabido aprovechar al máximo sus prestaciones, podría haber jugado su último partido en el Grand Slam de su casa
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Nick Kyrgios siempre ha sido un tenista diferente. Lleno de talento, con una calidad suprema y una variedad de golpes digna de los mejores jugadores del circuito, la cabeza nunca le acompañó como se espera de un deportista del más alto nivel. Su facilidad para salirse de los partidos, meterse en continuas polémicas y hacer demasiada vida fuera de las pistas, nunca le granjeó demasiados amigos. Pero, ahora, confirmó que tiene el cariño del público de Melbourne.
Uno de los partidos que más llamaban la atención en la primera jornada del Open de Australia era precisamente el que enfrentaba a Kyrgios contra el joven Jacob Fearnley. Era el regreso del bad boy del tenis a su torneo, después de dos temporadas sin poder jugar por culpa de las lesiones. La expectación era máxima por ver hasta dónde podía llegar... hasta que, de nuevo, la mala suerte en forma de dolencia física se cruzó en su camino.
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Solo unos días antes de empezar el torneo, en plena preparación, sufrió un pequeño problema abdominal que le lastró pero, aun así, no dudó en jugar el primer Grand Slam de la temporada. El interés de Kyrgios por no perderse la cita era importante y, pese a que no se le vio físicamente tan fino como acostumbraba, no dejó malas sensaciones, aunque fue insuficiente para evitar la derrota por 7-6, 6-3 y 7-6. Solo unas horas después, se descubría uno de sus secretos.
Kyrgios se ha labrado su propia personalidad en el circuito. Esa forma de hablar, las faltas de respeto en la pista e, incluso, su forma de vestir o de caminar, forman parte de un mismo personaje que le hace ser quien es con una raqueta en la mano. Y, dentro de esa vestimenta, un detalle pasó desapercibido para muchos cuando saltaba a la pista durante su debut, un complemento que nunca le falta y que, en esta ocasión, olvidó voluntariamente: no llevaba auriculares.
John Cain Arena ERUPTS for the return of @NickKyrgios 💥@AustralianOpen #AO2025
— Tennis TV (@TennisTV) January 13, 2025
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A Kyrgios, como si de un boxeador se tratara, le gusta saltar a la pista escuchando música, en este caso, a través de unos grandes auriculares que le caracterizan. Pero antes de enfrentarse a Fearnley, el australiano salió con la cabeza completamente despejada. ¿El motivo? El propio jugador lo explicaba en la rueda de prensa posterior al choque: quería sentir a la grada. Pero aún era más claro en su mensaje... pues es posible que lo hiciera porque era su último partido.
"Sabía que el partido iba a ser difícil por mi estado físico, porque especialmente me limitaba con el saque. Hubiese sido fácil no salir a jugar, pero soy realista y no me veo jugando en individuales aquí otra vez. El cariño de la gente ha sido especial. Salté a pista porque respeto a los aficionados y a mi rival. No sé si volveré aquí, por eso he querido salir al estadio sin auriculares, para poder escuchar el calor de la grada y sentir esos momentos especiales", explicaba.
Kyrgios sendo Kyrgios pic.twitter.com/cEfCUu6AT0
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Kyrgios lleva varios meses dejando caer la posibilidad de que, a pesar de tener solo 29 años, esta puede ser su última temporada en activo. Los problemas que arrastra con su muñeca y las dificultades para volver a competir a su nivel le hacen pensar que este curso sea el definitivo, al menos, a nivel individual. Eso sí, se marca Wimbledon en rojo como principal objetivo del año y, quién sabe, si su última gran misión como deportista profesional.
"Es difícil pasar de verse en finales y que luego te cueste ganar sets por limitaciones físicas. Pero tengo un año por delante, confío en el proceso y creo que aún tengo buenas cosas por hacer esta temporada. La operación en mi muñeca fue hace 16 meses y no he jugado en Grand Slam desde hace 859 días... Y he jugado con dolor, sin saber cómo manejar mi cuerpo. Para mí, esto no es tenis ni deporte", confesaba Kyrgios tras su último baile en Australia. ¿Será el definitivo?
Nick Kyrgios siempre ha sido un tenista diferente. Lleno de talento, con una calidad suprema y una variedad de golpes digna de los mejores jugadores del circuito, la cabeza nunca le acompañó como se espera de un deportista del más alto nivel. Su facilidad para salirse de los partidos, meterse en continuas polémicas y hacer demasiada vida fuera de las pistas, nunca le granjeó demasiados amigos. Pero, ahora, confirmó que tiene el cariño del público de Melbourne.